Capítulo 6

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La rubia caminaba de un lado a otro, sumida en sus pensamientos no se dio cuenta cuando Vaggie llegó a la habitación

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La rubia caminaba de un lado a otro, sumida en sus pensamientos no se dio cuenta cuando Vaggie llegó a la habitación.

—Charlie, ¿esta todo bien?

La mencionada se asustó. —¡Vaggie! ¿Qué haces aquí?

—Pues, será porque es nuestra habitación.

—Ah, si claro, tienes razón, es lógico que vengas cuando quieras, ¿verdad? Jajaja.

La albina volteo a verla, su novia estaba actuando extraño. —Okey Charlie, ¿Qué está pasando?

Se mordió el labio inferior y sacó la foto de su saco. —Ten, no fue con intención.

—¿De dónde lo sacaste? Y ¿Quién es esta mujer? Es muy linda.

—¡Verdad! La tome del cuarto de Alastor, ¿será su esposa?

—¿Alastor con esposa? No lo sé, no lo creo posible, pero tenemos que regresar esta foto, vamos de una vez a que lo confrontes.

Asintió y salió del lugar con su novia a su lado, no lo podía negar, estaba algo nerviosa por como iba a reaccionar.

Una vez estando frente a la puerta, Vaggie tomó la mano de Charlie y le sonrió dándole ánimos. Le regresó la sonrisa e iba a tocar cuando escucho la voz muy animada de Rosie.

—Entonces, ¿niña o niño? Yo sin duda quiero una pequeña niña para diseñarle unos hermosos vestidos.

—Por favor querida, si gustas te puedo regalar este tumor.

—Oh por favor Alastor, no le digas así, ya se, ¿por qué no le pones un apodo que tenga relación contigo o... Su padre?

Tras escuchar eso inconscientemente dijo. —Pulga.

Rosie se le quedó viendo. —Bueno, esta mejor que tumor jajaja, pero bueno, debemos de hablar seriamente. —La expresión en su rostro cambio de una divertida a una seria.

—Se que es algo de lo cual no quieres hablar, pero, ¿El padre ya sabe de esto? —cruzó sus brazos cerca del pecho.

—No, y no tiene porqué saberlo, esta pulga es mía y sólo mía.

—¡Awww, entonces si lo quieres!

Alastor simplemente se quedó callado. Claro que no lo quería, pero, ¿qué podía hacer al respecto? ¿Eliminarlo? ... No era mala idea.

—Pero, si no quieres que se haga cargo de la pulga jaja—no pudo evitar la risa. —por lo menos tienes que notificarle.

Nuevamente no dijo nada, sólo se quedo callado.

—Piénsalo bien antes de tomar alguna decisión, cualquier cosa, malestar o antojos no dudes en llamarme. —Le guiño el ojo. —Bueno, me tengo que ir, porque soy una mujer muy ocupada.

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