Abos: El camino a ser un súper

Batallas y revelaciones

Osiel, lleno de furia y determinación, se lanza hacia Gabriela. Sus manos chocan con una fuerza colosal, creando un estruendo ensordecedor. Sus dedos se entrelazan en un agarre feroz, cada uno luchando por el control.

La energía que emana de sus cuerpos es tan poderosa que hace temblar la tierra. El aire a su alrededor vibra con la intensidad de su enfrentamiento, y el suelo debajo de ellos se agita en respuesta a su poder.

El rostro de Osiel es un retrato de determinación y rabia, sus ojos brillan con una intensidad ardiente. Gabriela, a pesar de su sorpresa por la gran fuerza y poder de Osiel, no retrocede. Sus ojos reflejan asombro y desafío, dispuesta a enfrentar a su primo en esta batalla de titanes.

La fuerza de su enfrentamiento es tal que el viento a su alrededor se intensifica, creando un torbellino que recuerda a un huracán. El suelo debajo de ellos tiembla y se abre, formando un cráter alrededor de ellos. Los escombros vuelan por los aires, y el estruendo de su lucha resuena por toda la ciudad.

Ambos se sueltan y retroceden, aterrizando en orillas opuestas del cráter. El agotamiento se apodera de ellos después de la gran cantidad de poder que han liberado en su enfrentamiento.

Osiel, con la respiración entrecortada, le exige a Gabriela que le diga dónde el velocista llevó a Flor.
— No voy a permitir que le hagan daño a Flor, Gabriela— dice con firmeza— No importa qué poderes tengas.

Para su sorpresa, Gabriela repite sus palabras al mismo tiempo que él las pronuncia, como si supiera exactamente lo que iba a decir. Sorprendido, Osiel le pregunta cómo es posible que haga eso.

Antes de que Osiel pueda terminar su pregunta, Gabriela revela un secreto impactante.
— El velocista me dijo todo lo que iba a pasar, Osiel— confiesa— El velocista es del futuro".

Las palabras de Gabriela cuelgan en el aire, dejando a Osiel atónito mientras intenta procesar la revelación. La posibilidad de que el velocista sea del futuro añade una nueva capa de misterio a su situación, y Osiel sabe que necesita encontrar respuestas.

La tensión en el aire se vuelve palpable mientras Osiel y Gabriela se preparan para una batalla épica. Ambos desatan todos sus poderes y habilidades, desatando una destrucción descomunal a su paso.

Osiel aprovecha su súper fuerza y velocidad para lanzarse hacia Gabriela con puñetazos y patadas poderosas. Cada golpe provoca ondas de choque que hacen temblar los edificios cercanos, dejando grietas en su estructura. Los escombros vuelan por el aire mientras los impactos de Osiel sacuden el suelo.

Por otro lado, Gabriela utiliza su capacidad de vuelo y manipulación de energía para contraatacar. Crea explosiones de energía que estallan a su alrededor, desencadenando una lluvia de chispas y destellos brillantes. La energía que emana de sus manos se convierte en rayos de luz intensa que cortan el aire y destruyen todo a su paso.

El enfrentamiento entre Osiel y Gabriela se extiende por la ciudad, dejando un rastro de destrucción a su paso. Los edificios se derrumban, las calles se agrietan y los vehículos son arrojados como juguetes por la fuerza de sus ataques. La ciudad se sumerge en el caos mientras los poderes de ambos chocan en una danza destructiva.

La intensidad de la batalla es abrumadora, y el poder de Osiel y Gabriela parece no tener límites. Cada uno lucha con ferocidad, decididos a prevalecer en esta confrontación épica.

Osiel, lanzando un puñetazo con fuerza, grita
— ¡Gabriela, detente! No quiero pelear contigo, necesito que me digas dónde tienen a Flor juntos.

Gabriela, esquivando el golpe con agilidad, responde con frialdad
— Ya es demasiado tarde, Osiel. El velocista me ha mostrado el destino y no hay vuelta atrás. Flor tiene un destino que cumplir.