Hace siglos atrás, existió una historia muy poca conocida, una historia de amor de dos amantes que se enamoraron, sin importar el castigó que podría caer sobre sus cabezas.
Un Rey que no elegía a quien entregar su corazón, se enamoró de su sobrina...
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─Su Majestad, sea bienvenido a nuestra humilde aldea. ─El jefe Ong con los demás líderes y ancianos esperaron en la gran casona del líder. Las habitaciones más lujosas fueron preparadas para la estancia de Yoongi, nuevas servidumbres fueron asignadas al servicio de Yoongi y un gran banquete se estaba preparando para celebrar junto al Rey del Sur el festival de flores.
Yoongi no cruzó más que tres palabras con aquellos hombres habladores y se dirigió a sus aposentos preparados.
Al estar en su habitación, se sentó, mirando el ambiente vacío, tratando de ignorar el bullicio de la fiesta.
Cerró los ojos dejando caer sus hombros pesados, que se hallaban cansados por el largo viaje.
─Se que eras tú~ ─susurró, trayendo de regreso a su mente el rostro que había visto cuando estaban ingresando a la aldea.
Su mirada asustada y aquella expresión asustada y asombrada, recordaba claramente cómo había huido Jimin, girándose para salir corriendo en dirección a la casa, soltó un fuerte suspiro, tratando de soltar sus músculos contraídos. Tenía mucho en mente, muchas preguntas que faltaban ser respondidas.
Yoongi, no se había dado por vencido en hallar el paradero de Jimin, desde aquel reencuentro que había tenido. Había buscado muchas maneras de acercarse a Jimin, pero ninguna de ellas había resultado, siempre que creía que estaba cerca Jimin solía desaparecer como siempre y las últimas noticias que llegaban a saber, era que se hallaba en otro distrito o Reino.
Yoongi, no podía evitar pensar en aquel beso cada que se sumergía en el agua, cada que cerraba los ojos podía sentir los labios y aquella dulzura llenar su boca, podía sentir las manos del menor sujetar sus mejillas, podía sentir a Jimin y se volvía loco, ¿Y si no era aquel niño? ¿Qué haría entonces?.
─Majestad. ─llamaron, sacándole de sus pensamientos.
─Adelante general Hoseok. ─Ordenó recomponiendose, corrigiendo su postura recta.
Hoseok hizo una reverencia e ingresó cerrando la puerta detrás de él. ─Hemos encontrado el paradero exacto de JiYoon.
Yoongi, elevó la mirada incrédulo, frunciendo el ceño. ─¿Estás seguro que es él?
─Se esconde en la casa de una pareja de ancianos que han donado carne de cerdo para el festival. ─Contó. ─Esperamos su orden para capturarlo.
Yoongi, guardó silencio pensativo ¿Y si volvía a huir? ─No hagan nada, solo no lo pierdan de vista.
─¿Piensa confirmar si es el niño de hace 17 años? ─Preguntó.
─Si, y si no es así, de todos modos quedará arrestado, JiYoon nos será útil para dar con Little Prince.
