Hace siglos atrás, existió una historia muy poca conocida, una historia de amor de dos amantes que se enamoraron, sin importar el castigó que podría caer sobre sus cabezas.
Un Rey que no elegía a quien entregar su corazón, se enamoró de su sobrina...
"Cuándo uno ama de verdad, ni el destino ni el tiempo es capas de romper el lazo que creo ambos corazones"
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Las horas estaban siendo contadas, el parto de la Reina había iniciado hace 2 horas.
Una larga noche, donde nadie podía dormir, más que esperar el nacimiento del nuevo heredero al trono.
Ministros y toda la gente que servía al palacio, esperaban noticias del nuevo Rey del Sur.
Las oraciones no faltaron, al suplicar un varón para el trono.
El Rey, esperaba afuera de la habitación de la Reina, esperando oír el llanto de su primer hijo; daba vueltas sobre el pasillo.
─Majestad, guarde la calma. ─Pidió el Eunuco, que servía al Rey.
─Ya ha pasado mucho tiempo, Eunuco Kim, ¿No debió nacer ya? ─Preocupado miro la puerta de la habitación que estaba iluminada por velas y faroles.
Un joven Rey, de tez pálida, y de melena negra, esperaba a su primer hijo.
El Eunuco que lo acompañaba, sonrió ante la imagen del Rey.
─¡Es un varón! ─El grito de la partera más el último grito de la mujer, acompañado del llanto del bebé, inundó los oídos del Rey, que tiró la puerta, ingresando desesperado y corriendo hacia el llanto de aquel bebé.
─¡Es un varón! ─La felicidad, inmundo en el Rey, que se quedó a mitad de la puerta, observando como el bebé era envuelto en finas telas y era entregado a la madre que sostuvo en sus brazos al pequeño recién nacido de melena dorada.
Emocionado, sintiendo las lágrimas correr por sus pálidas mejillas, lleno de emoción, a pasos lentos y torpes, llegó hasta el pie de la cama, sentándose a lado de la mujer que le entregaba a su primer hijo.
─Majestad~... ─La débil voz de la Reina, le sacó de la ensoñación.
─Hicimos un buen trabajo. ─Dijo orgulloso, el Rey que admiraba el rostro de su pequeño hijo. ─ Es el Rey, que mi Reino clama. Yoongi, Min Yoongi, el nuevo Rey del Sur. ─ Nombró al bebé que empuñaba sus manitos, empezando a llorar por atención.
─Mi pequeño Rey ... ─Lleno de felicidad, atrajo al bebé a su pecho, brindándole calor. ─No llores que mamá está contigo. ─Empezó a mecer al bebé, que lloraba con sonora.
El Rey, que acompañaba, sonrió ante el llanto de su pequeño hijo. ─Dámelo. ─Pidió, recibiendo al bebé en sus brazos y empezando a mecerlo ante el quejido del bebé. ─Al parecer, serás un Rey, demasiado exigente.
Las sonrisas de ambas personas, inmundo la habitación que se llenó de calor y un cálido sentimiento que se transmitió a cada persona.
─Majestad~ ... ─Llamó la Reina, admirando a su esposo y a su hijo con devoción.
