Capítulo 7

1.6K 106 8
                                    

  Escuchaba con claridad el martilleo de mi corazón en mis oídos, o tal vez era el dolor de mi cabeza causado por el golpe que me había dado al caer al suelo. Ahora que lo pienso, ¿me golpeé la cabeza? Ni a eso le había prestado atención, todos mis sentidos quedaron entorpecidos en cuanto lo miré a él. En realidad no ha pasado ni medio minuto, pero la vergüenza que me embriagó fue casi tan grande como el nerviosismo que había atacado a mis funciones motoras. 

  Era la primera vez que tantas emociones juntas bailoteaban en mi estomago y éstas también afectaron a mi débil razonamiento. Si bien es cierto que jamás tuve la oportunidad de salir por mi cuenta a conocer chicos, estaba completamente segura de que todo esto que me pasaba no era del todo normal. Tal vez Kendall tenía razón y yo sí estaba loca, dudaba que esta manera de reaccionar ante el primer chico con el que me cruzara se debiera a mi confinamiento.

—Perdona —la mezcla de su voz, la cual casi logra hacer que me derritiera, con su mano extendida frente a mis ojos me hicieron sobresaltarme y volver a la realidad.  

  Sentía mi rostro arder todavía más avergonzado que antes, si es que era posible. Dudé unos cuantos instantes antes de estrechar su mano con la mía. En el recorrido que hizo mi mano al elevarla, me di cuenta de cómo estaba temblando y tuve que tragarme el agudo grito que iba a escapar por mi garganta cuando de un solo tirón me levantó. Bien, si antes no me veía como una estúpida, ahora seguro que sí.   

  Su tacto era suave. Sus manos eran puro terciopelo en comparación a las mías, repletas de callosidades por el duro trabajo de estos últimos años. Casi quise llorar por arruinar lo que pudo ser un bello momento, aunque de todas maneras daba igual ya que en cuanto se diera la vuelta se olvidaría de mí, la chica con la que si se juntara seguro sería una gigantesca burla. Este chico podría conseguir a la chica que quisiera con solo pedirlo... Todavía no entiendo por qué sigo fantaseando con alguien tan inalcanzable como lo era él para una sirvienta como yo.  

  Casi quise reírme de mi situación, del cliché de la misma.  

  Definitivamente estoy loca. ¿Quién mierda se ríe en momentos así? 

  No conseguí que de mi boca brotara el más mínimo sonido. Me sentía indefensa ante lo imponente que me resultaba su presencia. Transmitía... no lo sé, no tengo idea de cómo describir esto, el aura que lo rodeaba era simplemente muy distinta a la de cualquier otra persona que hubiera conocido. Juraba que él era especial de alguna extraña manera. Ya no sé ni lo que estoy diciendo, seguro imagino cosas.

—¿Estás bien? —Su mano aún estrechaba la mía y creo que eso era lo que me mantuvo en pie por tanto tiempo.  

  Su otra mano se dirigió a mi brazo y me encogí al instante, recordando a Ágata y su manera de mantenerme sumisa. Me parecía absurdo temerle a algo tan hermoso como lo era él, en especial tan solo por un recuerdo que no terminaba de enterrarse en mi pasado. Contradiciendo otra vez todos mis pensamientos de hace menos de un minuto, casi pude escuchar la voz de Kendall advirtiéndome, recordándome que estaba frente a un total desconocido y nuevamente temí, verdaderamente temí por mi vida. 

  Mi respiración se mantuvo acelerada y mi corazón a este punto se encontraba saltando en mi garganta, buscando la salida que mis cinco sentidos no habían empezado a localizar.

—Tranquila —y me odié en cuanto comencé a respirar con más calma. Ya no tenía el control de mi propio cuerpo. Estaba perdida—. No quería asustarte —la mitad de mí se sentía aturdida luchando por alejarlo, pero existía esa otra parte de mí que añoraba seguir escuchándolo hablar. Era reconfortante oírlo por alguna incomprensible razón.

—Estoy bien —susurré con voz ahogada y él pareció más tranquilo al escucharme pronunciar palabra, sin notar la falsedad de mi tono. Que mentira tan grande, yo no estaba para nada bien con esta crisis emocional o como le llamen a esto por lo que estoy pasando ahora.

𝗕𝘂𝘁𝘁𝗲𝗿𝗳𝗹𝗶𝗲𝘀 𝗶𝗻 𝘁𝗵𝗲 𝗰𝗮𝘀𝘁𝗹𝗲 / ʲᵃᵐᵉˢ ᵐᵃˢˡᵒʷDonde viven las historias. Descúbrelo ahora