𝐸𝑥𝑡𝑟𝑎

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—¿Así que por eso quieres mi ayuda? —preguntó Tierra, aunque se estaba aguantando la risa, lo cual molestó un poco a Marte y Deimos.

—¡Oye no te burles de Marte! ¡Él sólo desea darle un regalo al señor Venus! —grito Deimos.

Tierra solamente soltó una leve risa, aún con una sonrisa pensaba, claro que él sabía muchas cosas sobre el amor y más sobre los regalos. Pero el tema es que ellos no son terrícolas, son planetas, las flores mueren, los chocolates se ponen amargos, tal vez una carta pero sería en un asteroide. Mientras Tierra estaba en su mar de pensamientos Marte y Deimos esperaban pacientemente.

Recordó algo.

—Creo saber cuál sería el regalo perfecto para Venus, pero necesitamos tu ayuda Deimos —al decir eso, se pusieron manos a la obra.

Algo curioso es que Luna no estaba con Tierra, ya que estaba con Venus y Fobos.

—¡Tienes que tener algo! ¡Eres la luna de la tierra, es imposible que no sebas algo sobre regalos! —gritaba Venus desesperado.

Luna cubría sus oídos con todos los gritos de Venus.

—Es que el señor Venus quiere darle a Marte algo súper especial, pero no sabe qué hacer. Por favor Luna de la tierra. Ayúdanos —pedía Fobos, Luna estaba sorprendido por la calma de la Luna de Marte.

Luna estaba callado, con su cabeza llena de ideas, pero todas no funcionaban en el espacio, siempre veía los regalos que se daban los terrícolas pero esto era muy difícil, recordó algo que hacían los terrícolas cuando deseaban matrimonio.

—Creo que tengo una idea que te puede gustar Venus.

Tanto Tierra como Luna ayudaban a Marte y Venus. Por unas semanas las lunas de Marte iban de un lado a otro del sistema solar. Deimos hablaba con Titania y ella le dió toda su ayuda mientras que Fobos hablaba con Tritón quien le ayudó sin muchos ánimos.
Las pequeñas lunas finalmente tenían los regalos en sus manos, dando los regalos a los planetas. Tierra ayudó a Marte a escoger un lugar hermoso en dónde las estrellas se verían hermosas, en dónde la luz solar diera un gran espectáculo. Luna por su parte ayudaba a Venus a hablar sin nerviosismo o alterarse, repitiendo una y otra vez el discurso que le daría al dios de la guerra.

El día llegó. Tierra y Luna juntos mirando mientras que Marte se notaba algo rojo, más de lo normal mientras que Venus hacía lo mejor que podía para no alterarse.

No fueron capaces de hablar, solo mostraron sus regalos.

Dos diamantes, uno de Urano y otro de Neptuno. Ambos estaban sorprendidos por eso, era el mismo regalo.

—¿Tú, pensaste en un diamante igual? —preguntó Venus, Marte intentaba no ponerse más nervioso.

—La Tierra me dijo que esto era lo que podía darte, sus regalos no pueden estar en el espacio y bueno, ya te había dado asteroides al igual que Fobos y Deimos.

—¡La luna de la tierra me dijo lo mismo! Por eso me dijo que un diamante de Neptuno era lo mejor para darte. El brillo de este diamante es todo el amor que te tengo al igual que lo agradecido que estoy contigo. Me ayudaste a mejorar como planeta y haces que mi núcleo sea más feliz... así ya no sea el planeta hermoso que fui hace muchos años... —decía Venus, Luna estaba tan feliz de verlo hablar sin ponerse nervioso. Tierra por su parte estaba sorprendido por algo, ambos pensaron en el mismo regalo sin darse cuenta. Marte se acercó a dónde Venus, con cuidado tomó el hermoso diamante, mirando como la luz del sol lo hacía brillar más.

—Te lo dije hace muchos años atrás, no me importa como seas, si tienes posibilidades de vida o seas el infierno en el espacio, como dice Tierra. Me enamore de ti, de Venus, este diamante que te doy; es lo hermoso y a su vez complicado de nuestro amor —estaba cada vez más cerca de Venus, quien ya estaba sonrojado. Marte dejó el diamante en Venus y la sonrisa no desaparecía—. Te amo Venus, gracias por el diamante, lo guardaré para siempre.

—Yo haré lo mismo Marte.

—¿Amarme o guardar tu diamante? —fue Venus quien cortó la distancia, dándole un beso a Marte. El planeta rojizo lo aceptó con gusto.

—Ambos idiota.

Las lunas de Marte estaban tan felices de ver a ambos planetas felices, mientras que Tierra y Luna disfrutaban del hermoso espectáculo, se fue retirando en silencio, esa extraña familia necesitaba tiempo a solas. Igual que ellos, Tierra miró a Luna.

—Es increíble que ambos les dimos los mismos consejos a esos dos enamorados.

—En mi defensa, eso es lo que tú mucho me enseñaste. Además, tu igual me diste un diamante hace mucho tiempo atrás, cuando ni sabíamos el valor que tus terrícolas le pondrían a esa piedra preciosa —dijo Luna, Tierra sonrió igual.

Tierra comenzó a decirle sobre el por qué Urano y Neptuno tienen diamantes mientras que Luna solo lo escuchaba muy feliz. Miró un poco la dirección de Mercurio y notó como le estaba dando un regalo al Sol. Eso le sorprendió al igual que le saco una sonrisa.

"Al parecer a alguien le gusta la estrella de nuestro sistema" pensó. Solo siguió escuchando a su amado planeta sobre datos de los planetas y lunas.

—Oye Tierra, ¿Puedes hablarle otra vez de Proto y Theia?

—Claro que si, todo fue hace cuatro mil millones de años, Proto Tierra, mi vida pasada era un planeta rocoso sin vida ni nada que...

Luna sonreía ante esa historia, se imaginaba a Theia amando a Proto, un planeta solo con lava y sin muchos amigos, sintiendo inseguridad por no tener vida como Venus y Marte esos años, pero Theia llegó hacerle compañía y amarlo por quién era sin importar su aspecto.
Luna se preguntaba si él amaría a la Tierra sin el azul y el verde.

La respuesta era sí. Siempre amará a Tierra.

halo, gracias por leer esta historia, este es el final. gracias por los votos y comentarios; hace un buen tiempo deseaba escribir algo de tierra y luna, son mi otp en general,  una disculpa si no fue una historia con drama, preferí que fuera algo tranquilo y sin conflictos, nuevamente muchas gracias por leer este fanfic de tierra x luna y con un poco de marte x venus (sobre todo en esta parte)

𝐌𝐢 𝐩𝐥𝐚𝐧𝐞𝐭𝐚 [ tierra x luna ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora