Sobre cómo Mar recibió un cliente inesperado

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- Perdón la hora.- dijo el cliente recién llegado.- Pablo me dijo que cerrabas más tarde...

- Es excepcional.- respondió ella cerrando la caja registradora.- Pero si te manda Pablito no hay problema. ¿En qué te ayudo?

- Una botella grande de Branca, un malbec Los Haroldos y un salame de la Colonia.- dijo el hombre, decidido.

- Dale...

Mar fue a la parte trasera del local para buscar el salamín, y regresó al mostrador envolviéndolo en papel sulfito. Lo puso en la balanza, tipeó el precio por kilo y tomó nota del valor arrojado por el aparato.

- Está justo como los lleva Pablo así que no deberías tener problema con eso.

- Si, de una.

- ¿Algo más?- preguntó mientras dejaba su lugar para ir a las góndolas y buscar las bebidas solicitadas.

- Ah, si... Alfajores surtidos, una caja de doce.

Cuando Mar tuvo todo sobre el mostrador, buscó las bolsas de papel misionero con el logo de su cava sellado en uno de los lados y preparó los paquetes luego. Hasta entonces, no había prestado mucha atención al rostro de su cliente. Solo le dio curiosidad escucharlo hablar: no había pronunciado ni una sola S. Su voz era suave, amable y clara, extrañamente familiar.

- Esto es tu...

Sus ojos se abrieron como platos al levantar la cabeza y ver que frente a ella, había una nueva celebridad. Lionel Scaloni, parado con las manos en los bolsillos de su bermuda de jean gastada y una remera blanca la miraba fijamente del otro lado del mostrador.

Las bolsas quedaron a mitad de camino entre ella y el director técnico, y fue él quien reaccionó primero para extender un brazo y agarrarlas..

- Creo que voy a empezar a sacarme foto con cada famoso que venga acá y las voy a colgar en esa pared.- dijo ella señalando una de las paredes laterales.

Lionel rió.

- Seguro se te llena el boliche con más famosos.

- Bueno, me harían un favor, aunque no me puedo quejar.

Contempló cómo Lionel observaba el lugar de paredes revestidas en madera buscando evocar las de un barco pirata, y ornamentadas con cuadros que exhibían mapas de estilo antiguo y dibujos a tinta de criaturas marinas, hechos todos por un artista local.

- Está re lindo el lugar.- apreció el DT, volviendo la mirada hacia ella.- ¿Sos la dueña?

- Si.- respondió Mar, orgullosa.

- ¿Y por qué una cava y no un local de ropa?

- ¿Dónde dice que las emprendedoras tenemos que vender ropa, o zapatos, o accesorios?

Mar le respondió con una pregunta retórica, hastiada de que siempre le preguntaran cosas parecidas: "¿por qué no un salón de uñas?, ¿por qué no una tienda de accesorios femeninos?, ¿por qué no una tienda de zapatos?"

- Bueh... Es que es raro ver chicas en este rubro.- dijo él visiblemente avergonzado.

- No sé, me llamó la atención.- dijo Mar, aplacando su molestia..- El lugar es re lindo y me disparó la imaginación. Por eso también el decorado. Además, qué sé yo, me gusta comer salame y queso con un buen vino.

Lionel sonrió, y la miró fijamente a los ojos.

- ¿Cordobesa?- le preguntó como si quisiera cerciorarse de que había reconocido correctamente la tonada de Mar.

- De la capital.- fue su confirmación.

Mar logró ocultar la gran cantidad de sensaciones que sentía en su interior al verse presa de la mirada del técnico.

Bodeguita de Mar (Lionel Scaloni)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora