Sobre cómo Mar y Lionel deciden no despedirse.

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Mar compró los choripanes en el carrito del Dante del Parque Sarmiento para que Lionel se quedara en el auto y pudiese descansar de estar con gente. Habían caminado por una feria antes para matar el tiempo, y él tuvo que atender a algunos fanáticos que se acercaron a saludarlo. Pero cuando lograron zafar, se subieron a la camioneta y huyeron hacia el parque.

Comieron sentados en un banco con vista a la laguna artificial del parque, de espaldas a la gente que iba por ahí en bici o corriendo. Cada tanto se miraban y uno le limpiaba las comisuras al otro para quitarle restos de aderezo, y después se daban un beso chiquito antes de seguir con sus sándwiches. Hablaron de cosas que dos enamorados hablan cuando están empezando su camino juntos, se hicieron bromas y se dijeron lo que guardaban para el otro. Mar no pudo evitar sonrojarse y esconder su cara cuando Lionel le dijo que desde siempre supo que ella era algo así como una fan, pero la tranquilizó cuando le explicó que eso nunca había tenido peso porque...

-... porque aunque me di cuenta cuando me recitaste el CV, yo ya estaba hecho un boludo con tus ojos.

- Yo no quiero que pienses que estoy así con vos por eso.- dijo Mar de repente, aunque el rubor de sus mejillas se había incrementado y era visible gracias a la luz blanca del parque. Le tomó ambas manos y le sostuvo la mirada.- Puede ser que el primer día haya sido una estúpida, pero después de verte en el parque y seguir en contacto la cosa cambió. Para mí sos Lionel, y el DT es un aditivo. Yo me enamoré de Lionel, no del técnico.

Lionel besó su frente.

- Creeme que lo sé.- dijo, dejando sus labios allí.

Se quedaron un rato abrazados, aprovechando que la noche no estaba tan fría y la luna ayudaba a las luces del parque iluminando todo alrededor. El cielo estaba completamente despejado y se dedicaron a contemplarlo, en silencio.

De repente, Lionel se apartó, y Mar regresó en sí, porque su mente soñadora estaba divagando en un futuro con él. Extrañada lo miró, y lo vio sacar un pequeño sobre de papel madera del interior de su saco.

- ¿Qué es eso?- preguntó cuando vio el pequeño paquete entre las grandes manos del técnico.

- Te compré algo en la feria.- dijo, entregándoselo.

- ¡No se vale!- exclamó Mar.- Vos me regalaste flores y ahora esto, y yo no te di nada.

- ¿La coca para mis nenes no cuenta?

- No te hagas el gracioso...- dijo mientras abría el paquetito.- Cuando volvamos te voy a regalar una picada para vos solo, nada de compartirla con el resto de tus amigos.

Lionel rió, pero luego se quedó quieto en su sitio, a la expectativa de lo que ella fuera a decir al ver el pequeño obsequio que tenía entre sus manos.

Mar extrajo del sobre de papel una pequeña bolsita de celofán transparente que resguardaba en su interior un cartoncito que servía de sostén para una cadenita de alpaca de la que colgaba un dije de mariposa monarca. Sus ojos se empañaron, y permaneció un ratito contemplando el regalo, hasta que, finalmente, levantó la vista hacia él.

- Está hermosa, gracias.

Se apresuró a sacarla del envoltorio y la colocó en la palma de su mano, riendo emocionada.

- ¿Puedo?

La mano de Lionel se había posado sobre las suyas, tocando también la joya, y Mar asintió, dejando que la tomara. Se puso de espaldas a él, moviendo su cabello a un costado para que pudiera colocársela. Cuando finalmente enganchó los extremos de la cadenita, Lionel depositó un beso en su sien y la rodeó con sus brazos, permitiendo que se recostara sobre su pecho.

Bodeguita de Mar (Lionel Scaloni)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora