Mar era feliz. Todo era de colores desde que Lionel entró a su vida. Sólo unos pocos sabían que estaban juntos: Nati, Pablo, su hermana, sus padres y también la familia y amigos cercanos de él. Habían acordado guardar el secreto hasta que la Copa América finalizara y los compromisos deportivos de Lionel fueran sólo las eliminatorias con sus dos partidos por mes desde septiembre a noviembre, una que otra carrera en bicicleta a las que se solía anotar por diversión o simplemente un paseo por las Sierras de Córdoba con sus amigos de Alta Gracia, por lo que aprovecharía esas ocasiones para visitar a su familia.
Aquella fría tarde del último día de mayo estaba detrás del mostrador, capacitando a un chico que quedó seleccionado de una búsqueda laboral para que la ayudara con el negocio y se quedara a cargo de todo por si todo marchaba bien y terminaba arriba de un avión rumbo a Estados Unidos en unos días. Es que Lionel, que seguramente ya estaba en el aeropuerto de Ezeiza, había hecho las gestiones para que pudiera estar con él a partir de los cuartos de final de la Copa si es que pasaban de ronda. Para fortuna de Mar, el chico era honesto y estaba estudiando, como ella, administración, por lo que entendió rápidamente el funcionamiento del negocio: reposición, pago a proveedores, pago de impuestos, y demás aspectos para mantenerlo andando. Todo era calma a pesar del jazz que sonaba débilmente en el parlante junto al monitor de la computadora del mostrador donde escuchaba atentamente una duda de su nuevo empleado cuando la campanita de la puerta sonó desviando su atención del libro de cuentas y sonrió. El chico comprendió que tenía que retirarse, porque el recién llegado buscaba a su jefa.
- ¿No tenés que estar en el aeropuerto vos?- preguntó a modo de saludo.
Mar dejó sus quehaceres y caminó hacia Lionel, que vestido con su ropa de entrenamiento, había pasado por la Bodeguita de Mar.
- Quiero saludarte antes.- dijo, rodeándola con sus brazos.- Pablo me espera afuera... No para de gastarme.
- Es que sos un pollerudo.- dijo Mar, frustrando el beso que Lionel iba a darle en los labios y provocando que comenzara a hacerle cosquillas.- ¡Pará, tarado!
Así lo hizo Lionel, y la tomó de la cintura.
- Se que te voy a ver para cuartos, pero bueno, te voy a extrañar.- dijo él.
- Yo también.
- Bichito, ¿me prometés que te vas a cuidar?
Le daba ternura escucharlo llamarla así.
- Si.- respondió, asintiendo.- Vos también cuidate. No te olvides de tomar el alplax antes de subir al avión y de tomar un solo melatol para dormir allá. Si tomás dos probablemente te haga efecto contrario y...
- Mar, voy a estar bien.- la tranquilizó, acariciando su rostro.- Cuando termine la copa, pase lo que pase, nos vamos unos días por ahí, donde vos elijas. Te lo debo por tu cumple, me da cosa dejarte sola y...
- Vení acá.
Mar no lo dejó terminar. Le tomó el rostro con ambas manos y lo atrajo a sus labios para besarlo. Lionel no opuso resistencia, sino que se dejó envolver por sus brazos y la envolvió a ella. Fue un beso pausado, profundo, y lleno de amor.
- Che culiado, se nos hace tarde...
La voz de Pablo cortó el apasionado momento, y Lionel depositó un último beso en los labios de Mar antes de voltearse.
- Qué pincha globos que sos, puto...
- Pero bien que te gusta este trozo.- Pablo señaló su entrepierna.- Dale, que el gordo grasa me acaba de llamar.
Mar reía en los brazos de Lionel por el trato de los dos amigos, y ya estaba acostumbrada.
- Nos vemos en yanquilandia Mar, prometo que te lo cuido.- dijo el cordobés caminando hacia ella para darle un abrazo.- Te llamamos para el cumple.
- Suerte payasito, nos vemos en unos días si todo va bien.- respondió ella.
Cuando Pablo salió, Lionel volvió a mirarla.
- Chau mi amor.- le dijo.- Espero verte allá.
- Va a salir todo bien. Te amo.- le dijo ella, juntando sus labios con los de él, y Lionel le dijo las mismas dos palabras mientras la besaba.
Mar lo abrazó sabiendo que tenía que dejarlo ir. Sí, era dramático en su mente, pero era su romance de novela y su novio se había tomado un tiempo para ir a despedirse, aun con la certeza de que se verían en unas semanas si Argentina pasaba de ronda o bien, se volvía con las manos vacías. Fue ella la que, al fin, lo soltó.
Intercambiaron una sonrisa, un último beso, y Lionel dio media vuelta para salir del local. Mar caminó detrás, observándolo desde el umbral de la puerta hasta que el taxi que llevaba a los técnicos de la Selección Argentina a Ezeiza tomó la ruta correspondiente.
Elevó una oración silenciosa pidiendo por él y su viaje, y finalmente se refugió del frío en el interior de su local con una sonrisa en su rostro. Puso llave y apagó las luces del salón. Desde allí observó la calle, recordando momentos vividos en ese lugar. La Bodeguita de Mar, su bodeguita, le trajo prosperidad, pero también le trajo a su amor, y todo estaba bien ahora.
FIN
(Para nosotros, pero no para Lionel y Mar ❤️)***
Holis! 🦋
Bueno, terminó el delirio de WhatsApp (creanme que si leen los mensajes a los que me refiero, se matan de risa).
Gracias, muchísimas gracias por el apoyo. Escribí esta historia por diversión, y no pensé que iba a ser acogida con tanto cariño.
Les cuento que de momento no va a haber actualización al respecto, pero yo se bien que prometí sorpresa, el tema es que eso puede llevar un poquito de tiempo. Sin embargo voy a estar avisando cuando esté todo cocinado.
Ahora si, voy a terminar las "Historias para el mate de la tarde" en estos días, con una historia que varios me pidieron (la parte 3 de una las de Lionel) y arranca un nuevo proyecto. Este si no va a ser de actualización diaria porque va a requerir más laburo, aunque está medio cocinado, hay muuuuuuchísimas cosas para revisar.
También tengo pendientes de lectura dos obras que prometo retomar este finde: Simplemente Pasan de SarissEH y Redemancia de LizBethNath. Es que Platón, Rancierè y el loco que me da Filosofía me chuparon la vida para hacer una apreciación de dos párrafos...En fin. Me voy a despedir, agradecida por tanto cariño.
¡Hasta pronto!
ESTÁS LEYENDO
Bodeguita de Mar (Lionel Scaloni)
Fiksi PenggemarLa "Bodeguita de Mar" es una cava en el barrio porteño de Palermo. Allí, Mar (o Marisa), es feliz siendo emprendedora y atendiendo ella misma a sus clientes, sin saber que serán ese trabajo y un viejo trauma del pasado los que atraerán el amor a su...