Sobre cómo Mar recibió una inesperada invitación...

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... y sus miedos volvieron a atormentarla.

Lionel Scaloni tenía su número de teléfono. Desde el día en el parque, los mensajes empezaron a ir y venir. El primero fue del técnico en respuesta al que ella le había enviado para que pudiera agendarla, avisando que había llegado sano y salvo y que no se había comido ningún auto. Tanto la advertencia de Mar como la respuesta de Lionel era una clara indirecta acerca del accidente del técnico en Mallorca, a la salida de la escuela de sus hijos. Ella contestó con un simple "jajajajajaaaaa" y él agregó un "me intriga saber qué más sabés de mi"

"Si supieras TODO lo que sé de vos", pensó y luego negó con la cabeza. Suspiró (y vaya que había empezado a suspirar), decidiendo tomarse un descanso de su celular y preparar su local para abrirlo al público. El tiempo había tomado la costumbre de parar cuando intercambiaba mensajes con Scaloni, llamadas telefónicas, o hasta videollamadas. No había vuelto a verlo personalmente, pero en sus pensamientos era una constante.

Pero bueno, siempre había un mensaje deseándole los buenos días, mandando saludos a Tango, preguntándole qué tal le había ido en el negocio, algún que otro "cuando nos veamos" y un saludo de buenas noches. También intercambiaban fotos, videos, audios, y así se pasaban el día agotando temas de conversación y encontrando otro igual de interesante para el día siguiente. Las llamadas duraban más de una hora, en donde Mar le explicaba cómo mantener con vida un cactus o Lionel cómo inflar la rueda de su bici (porque si, era medio inútil con el inflador que él le había recomendado comprarse). Eran actitudes del técnico que a Mar le hacían sonreír todo el día, y esperaba que él también estuviera así.

"Pero no te hagas la cabeza, esos tipos pierden el interés rápido porque viven arriba de un avión, de evento en evento, y todo de clase alta. Las minas que hay en el ambiente en que se mueve son nada que ver con una provinciana viviendo en la capital" le había dicho Nati con su acidez característica, pero Mar interpretaba que quería cuidarla de una nueva decepción. Y es que sí, era probable que eso sucediera si intentaba forzar una relación de tipo romántica con Lionel. Aún así, se sentía contenta porque no veía en él una intención de jugar con ella. Hablaban y hacían cosas de amigos. Eso estaba bien.

Cuando decidió silenciar su mente, puso a cargar su teléfono y luego abrió el local. Eran las seis de la tarde de un sábado en el que se jugarían partidos de River, Boca y San Lorenzo y seguramente iba a tener buenas ventas, aunque iba a necesitar tener varios brazos para poder atender a sus clientes.

Estaba detrás del mostrador recibiendo un pago cuando de repente la pantalla de su celular se encendió. Tenía otros dos clientes que despachar antes, y cuando quedó a solas y supo que no habría demasiado flujo de personas porque los partidos de River y San Lorenzo habían comenzado casi en simultáneo, se sentó con un vaso de agua tónica a leer con tranquilidad.

El número era desconocido y con característica de su ciudad de origen. Le llamó la atención, ya que ella sabía quién tenía su número de teléfono. El mensaje era largo, y lejos estuvo de provocarle alegría o indiferencia.

+54 9 3513 xxx xxx
"Holis Mar, querida! Tanto tiempo reina. Sé que andás por Buenos Aires pero quería contarte que como este año cumplimos 20 años de egresadas, estamos contactándonos con todas nuestras compañeras para juntarnos a festejar! Fuiste re importante para nosotros, y queremos verte. Todas vamos a ir con nuestras parejas, vamos a bailar, a chupar y a hacer juegos divertidos para recordar nuestro curso y lo bonito que fue recibirnos juntas! Así que te queremos ver ahí con tu chico, esposo, esposa... Te quiero reina! Ceci."

Adjunto al mensaje había una invitación, hecha con Canva, que brindaba toda la información del evento: una quinta a las afueras de la Ciudad de Córdoba, donde se iba a realizar una juntada desde el mediodía hasta pasada la medianoche. Mar leyó una y otra vez y decidió olvidarse, pero el mensaje escrito por la Ceci, y el "te quiero" siguieron resonando en su mente.

Bodeguita de Mar (Lionel Scaloni)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora