Estaba con Kimi, si, Kimi, y estábamos caminando sin rumbo alguno por las calles de Milán. Oliver regresó a Inglaterra hace unos días.
Andrea se había quedado preocupado por lo que pasó en mi casa hace una semana y usó eso como excusa para sacarme de mis 4 paredes. O por lo menos eso dijo Oliver.
Ambos compartíamos auriculares. Estaba sonando Saturn de Sza.
—Yo también estaría mejor si estuviera en Saturno—admití en voz alta.
Sentí la mirada de Kimi pero no me atreví a mirarlo.
Luego de que la canción terminara, Andrea se giró hacia mi.
—¿Irás a la fiesta de los 40 años de Prema?
—Obvio que si, jamás me perdería una oportunidad de ver an Oliver borracho—el joven italiano se empezó a reír—. ¿Tú irás?
—No lo creo. Tengo otros planes con la familia.
—Ohh, ya.
—Pero, si Oliver llega a estar borracho, me mandas video—dijo con una sonrisa traviesa.
—Lo haré.
Seguimos caminando hasta que se hizo tarde y volvimos a mi casa, donde Kimi pediría un Taxi para volver al hotel y recoger sus cosas ya que regresaría a su hogar en Bolonia.
Mientras esperábamos el taxi, estábamos sentados en mi cuarto escuchando música. Bueno, más bien yo estaba sentada, Kimi observaba toda mi habitación, fotos, peluches que conservaba, entre otras cosas.
Escuchamos una bocina y supimos que era momento de despedirnos. Bajamos y nos dimos un abrazo.
—Nos veremos pronto, Mills—dijo Andrea.
—Nos veremos pronto, Andrea—el me dio un beso en la frente y seguidamente se fue.
Un pequeño sentimiento de vacío quedó en mi pero decidí ignorarlo. En dos semanas serían los premios de la FIA y aún no tenía nada que ponerme. Me di una ducha y recibí un mensaje de mi padre diciendo que llegaría un poco más tarde por tráfico. Le envié un mensaje a Andrea donde le pedí que me avisara cuando llegara a su casa.
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