Capítulo 8

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Millie Kimora

Al salir por las puertas del auto, mi vista se vio cegada por flashes de cámara y mis oídos se llenaron de mi propio nombre. Yo intenté sonreír a cada una de ellas y tratar de responder sin sentirme agobiada.

Caminé poco a poco al inicio de la alfombra roja y esperar a mi turno porque habían más personas... y entre esas personas estaba Kimi. Pero estaba con una chica que no era yo. Eso me molestó más de lo que debería.

—Si, yo igual quede petrificado—sentí la mano de alguien en mi espalda mientas me empujaba un poco para que caminara.

Paul estaba mirándolo con la mandíbula tensa y con puño en la mano que no estaba en mi espalda. Creo que el italiano se dio cuenta de nuestras miradas ya que nos miró. El igualmente tensó la mandíbula y siguió sonriendo para las cámaras.

No podía mentir que la chica de lado era bonita. Tenía unos ojos azules y una piel de porcelana preciosa. La pude reconocer como una tal "Eli".

—Él y yo tendremos algunos problemas— dijo Paul.

—Paul, no. Déjalo. No éramos nada como quiera—le tomé la mano que un estaba en un puño.

—No es solo eso, Millie. Por su culpa no correré para Prema ni seré piloto de la academia de Mercedes el año que viene.—Me quede petrificada unos segundos.

La persona que asistía dijo que era mi momento para tirarme fotos. Yo pasé a la alfombra y lo único que volví a escuchar era mi nombre. Estuve seria la mayoría del tiempo y empecé a sonreír cuando le dijeron a Paul que se acomodara al otro lado para fotos.

—¿Por qué no me dijiste nada?—pregunté en un susurro.

—No encontraba las palabras.

Seguimos moviéndonos y sonriendo hasta que llamaron a Kimi para una foto grupal. Primero me sentía segura cuando Eli vino a mi lado y me sonrió amistosamente. No se veía una mala chica. Mi comodidad se fue cuando pidieron una foto los pilotos de Fórmula 2 y estuve a punto de irme ya que solo soy piloto de reserva, pero los fotógrafos me detuvieron.

Paul estaba a mi derecha y tenía su mano en mi espalda baja. Kimi, al otro lado, me agarró por la cintura y tuve que contener mi respiración. El minuto que estuvimos ahí se sintió una eternidad pura. Cuando al fin terminó mi tortura quise alejarme lo más posible de todos. Una mano me hizo detener mi camino.

—Millie, espera...

—¿Qué quieres, Andrea?

—Quería pedirte perdón por dejarte plantada pero...

—No quiero tu perdón, solo quería comunicación. Déjame ir. Estamos frente a mucha gente y cualquiera puede mal interpretar esto.

El italiano al darse cuenta de que aún tenía mi brazo agarrado, me soltó. Cuando tenía intenciones de decir algo más, caminé hacia la entrada del edificio de los premios. Rápidamente busque un baño y entré ahí. Me paré frente al espejo e intenté no llorar para no arruinar el maquillaje. Tomé varias respiraciones profundas. Me llego un mensaje de mi padre diciéndome que ya estaba adentro. Yo le respondí que pronto estaría allí. Recogí mi poca dignidad y salí del baño. El estoniano me estaba esperando.

—¿Estas bien?

—¿Cuando Mercedes te sacó del programa?

—Millie...

—Respóndeme Paul.

—Dijeron que no podían tener dos pilotos en las misma categoría. No es su culpa, lamento lo que dije orita.

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