Capítulo V: La Balada De Los Ángeles Caídos

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Carteles y publicaciones con el rostro de Andras aparecieron rápidamente por todos los medios de comunicación y calles de la ciudad.

Los profesores se encargaron personalmente de informar a su familia. Aún lo recuerdo, los llantos de los padres al enterarse, la preocupación que nacía en ellos.

-Lamento informar que su hija ha desaparecido en el ataque a la HS por parte de los villanos.

Dijo a través del teléfono el profesor de Química. Se escucharon los llantos de la madre a través de la llamada.

-Mi hija... ¿Ella ha desaparecido?

-Sí, señora. La alumna Jane Andras Di Angelis está desaparecida desde hace unas horas. Empezamos a hacer los rastrillajes e investigaciones correspondientes para dar con su paradero.

El padre intervino. Se mostraba molesto. Bueno, ¿quién no lo estaría? Su hija estaba desaparecida.

-¿Qué clase de Hidden School es si no pueden siquiera mantener a salvo a sus estudiantes? ¿No se supone que están ocultos?

-Disculpe, pero es parte de los riesgos que corren los estudiantes de las instituciones al querer convertirse en héroes...

-De todas formas, ¡tendrían que haber tenido mayor cuidado! ¡Ella es sólo una novata, no es como sus héroes que ya tienen experiencia en este campo!

-Lo sabemos, pero...

-¡Pero nada! Ustedes debieron haber hecho bien su trabajo. Espero que mi hija aparezca sana y salva antes de que suceda una tragedia más grave que esta.

Cortó la llamada. El profesor Gelb suspiró y dejó el teléfono.

Decir que Blouin estaba mal era decir poco. Estaba sentado en el suelo, abrazando las rodillas y recostando la espalda en la pared. Me quedé a su lado mientras miraba hacia el suelo, como perdido en sus propios pensamientos e ideas sobre lo que podría haberle sucedido a Di Angelis.

***

Goteras. Agua cayendo interminablemente. Música de violín a la distancia. Pasos de botas. Dos personas. Música de nuevo. Silencio.

El silencio se vio interrumpido de repente. Desperté, pero tenía los ojos vendados, incapaz de ver lo que me rodeaba. Tampoco podía moverme, tenía las manos atadas a la espalda, al igual que los tobillos. Estaba sentada, pero incapaz de moverme.

Las voces eran lejanas, pero no lo suficiente como para no entenderlas.

-Así que esta es la niña. Tiene el uniforme de los novatos, aunque se supone que tiene 16 años.

Dijo una voz masculina. Particularmente su voz no me parecía atemorizante, pero al no poder ver nada, el miedo yacía de todas formas.

-Tiene 16, es verdad. Pero es recién ingresada en la institución, por lo que tiene un simple uniforme escolar.

La voz de una mujer joven. Una voz que cualquiera podría recordar ya que era pacífica, pero a la vez contenía algo que podría inquietar a cualquiera.

-¿Incautaron la mochila?

-Por supuesto.

-¿Qué encontraron?

-Cosas de típica estudiante. Tenía su cartuchera, cuadernos, carpetas. Aunque tenía un libro que me llamó la atención, era sobre un viajero en el tiempo, por lo que me tomé la libertad de leerlo para ver si tenía algo oculto.

-¿Un viajero en el tiempo? ¡Qué estúpido!

Empezó a reír como si se tratara del mejor chiste contado en la historia. Su risa resonó por el pasillo y por la habitación en la que estaba.

Por amor a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora