Capítulo XIV: Atado A Ti

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-Aquí está todo lo que ordenó, señor.

-Muy bien, B. Veo que mi actuar anterior te ha hecho reflexionar. Ahora, vete.

-Lo que aún no comprendo, señor es...

-¿Qué no entiendes? Sólo haz todo lo que ordené. Ahora, vete.

Sin dar respuesta, cerró la puerta tras de sí, desapareciendo rápidamente.

-Ojalá pudiera hacerlos volar a todos, pero los necesito...

Suspiré. Esta vez no me encontraba en la oficina, estaba en un lugar completamente diferente.

El bosque. Afuera de la negra y lúgubre mansión. La niebla era espesa, pero permitía ver los detalles más importantes.

-Ya falta menos, volveremos a vernos.

Contemplé las lápidas de piedra frente a mí, que eran cinco en total. Tres de ellas poseían nombres borrosos, imposibles de descifrar a simple vista. En las restantes, sí era posible el leer los nombres de sus dueños.

-Cuando Junio llegue, la celebración estará más cerca. Me pregunto cómo ella jamás supo el potencial de su libro. Cómo ella jamás supo que yo se lo regalé en primer lugar.

>>>Supongo que es parte de mantenerme como un secreto. Mi princesa hermosa, me encantaría verte salir de entre las tinieblas, para dar inicio a nuestra celebración, pero aún falta mucho para que aquel día finalmente llegue.

Me arrodillé frente a la tumba que estaba en el medio. La húmeda hierba me mojó ligeramente las rodillas, pero lo ignoré por completo. Estaba a escasos metros del lago, tan pacífico y acompañando cada reflexión que podría escaparse de mi mente.

-Qué extraño, ¿no es así? Estoy enamorado y a nada de celebrar el 23, aunque ella no sepa qué importancia tendrá. Si ella muere, yo también lo haré. Cumpliré por completo mi misión de protegerla.

No era un secreto para mí ni para los que me antecedieron este hecho. Está escrito por el destino, cuya pluma de oro ha dejado huella.

El amor que por ella siento es el mismo que todos los que vinieron antes de mí, principalmente él.

-La amaré como tú amaste a Nayeli. La amaré tanto como terminaste amando a Luz. No, la amaré incluso más que eso. La amaré mientras las luces y sombras iluminen su aureola. El aureola de mi bello ángel, mi esperanza. La amaré de forma tal que este sentimiento perdurará incluso en el paso del tiempo.

>>>La amaré por más de que ella no me corresponda jamás. La amaré de aquí hasta mi final e incluso más allá. Ni siquiera en el más allá encontraré a alguien más. Ella es y será la única. Sin importar las circunstancias, ella lo será todo para mí.

>>>Ella lo será todo sin importar qué. Seguiré tus pasos silenciosamente, así nadie más sabrá que quiero ser como tú, oh, ancestro mío. Guíame en esto. Guíame como lo has hecho todo este tiempo.

Bajé la mirada, hacia las fotografías que llevaba en las manos, que no eran más de cinco o seis. Eran fotografías tomadas desde lejos de mi ángel. Ella estudiando, sonriendo, con mariposas, sin ellas y por supuesto, con el maldito héroe que osó llevarla en brazos.

El hombre por el cual no puedo hacerla feliz. El hombre que me ha ganado sin siquiera intentarlo. El mismo hombre que la llevó en brazos cuando la regresé. El mismo maldito desgraciado que me gustaría dejar como un completo inútil de por vida, pero no puedo.

No puedo porque si me atreviera a ponerle la mano encima, mi rosa roja estaría devastada. No puedo permitir tal acto egoísta, por más de que lo deseara hasta el alma.

Por amor a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora