Bernardo corría desesperado por las empapadas calles de la ciudad. Las gotas de una extraña lluvia caían del cielo,empapando su ropa y llenando el aire con un olor peculiar. No entendía cómo había llegado a esa situación, pero suúnica preocupación en ese momento era encontrar refugio.Con el corazón latiendo rápidamente, Bernardo divisó a lo lejos una parada de autobús. La lluvia, que parecía tener vidapropia, caía con intensidad, pero al menos la parada ofrecía un respiro temporal. Se apresuró hacia ella, sintiendo cómosus ropas se adherían a su piel empapada.Al llegar a la parada, Bernardo se refugió debajo del techo, tratando de recuperar el aliento. Miró a su alrededor,buscando señales de qué estaba sucediendo, pero todo parecía normal a excepción de la extraña lluvia. Cerró los ojospor un momento, agradeciendo haber encontrado un lugar seco.Fue entonces cuando un trueno resonó en el cielo, un trueno diferente a cualquier otro. Un destello iluminó la paradade autobús, y Bernardo sintió un impacto en su pecho. El mundo dio vueltas a su alrededor, y cuando abrió los ojos, sedio cuenta de que algo extraño había ocurrido.Bernardo, ahora convertido en una hermosa mujer de largos cabellos negros y vestida con un elegante vestido amarillo,parpadeó incrédula. Se miró las manos, las piernas y sus pechos generosos. La lluvia seguía cayendo, pero ahora Lucia,como decidió llamarse a sí misma, estaba empapada de una manera completamente diferente.Lucia se tocó el rostro y sintió la suavidad de sus labios rojos. Se acarició el largo cabello negro que caía sobre sushombros. La ropa se adhería a sus nuevas curvas, y por un momento, Lucia se olvidó por completo de la extrañeza de lasituación. Se sentía viva de una manera completamente nueva.Con una mezcla de asombro y diversión, Lucia se dio cuenta de la transformación que había experimentado. Aunqueinicialmente había buscado refugio de la lluvia, ahora se veía a sí misma con ojos diferentes. Se contempló en el reflejode un charco cercano, sonriendo ante la imagen de la mujer que ahora era.Decidió aventurarse por las calles, disfrutando de la sensación del agua que seguía cayendo sobre ella. La ciudad,aunque familiar, se veía diferente a través de los ojos de Lucia. La gente la miraba con sorpresa, pero ella caminaba conconfianza, asumiendo su nueva identidad con gracia.Así, entre risas y miradas curiosas, Lucia comenzó a explorar su nueva vida, dejando atrás a Bernardo y abrazando lalluvia que la había transformado.
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