¡Capítulo 2!

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James Marcus era un simple científico farmacéutico, por lo que, usaría a T/N como conejillo de indias para poder fabricar distintas curas a enfermedades corrientes. Todo lo hacía simplemente para saciar su curiosidad y poder ver como reaccionaba el cuerpo humano ante la exposición constante de distintas enfermedades.

Tenía tantas cosas en mente por probar con el cuerpo de la pobre niña, que no sabía por dónde empezar. Lo que más feliz lo hacía era que tenía toda la libertad del mundo, sin que nadie lo molestase. Claro estaba en la comodidad de su casa, o bueno, sótano.

Marcus miraba a la niña de manera atenta; sus facciones, su color de piel, la forma de sus labios y lo que más le llamo la atención eran sus ojos rasgados. La niña se encontraba completamente dormida, ya que, anteriormente él le había inyectado algo.

Marcus se puso de pie y se dirigió a una pequeña nevera que tenía en su sótano, allí tenía diferentes tipos de muestras de enfermedades. Algunas tan normales como la gripe y otras no tanto, como lo es el virus del Ébola. Todos estaban resguardados de manera cuidadosa. - Como es tu primera vez, seré considerado. - Dice el, en lo que toma una muestra de una simple gripe normal. - Veamos como soportas esto.

Aunque parecía algo tonto probar algo tan simple como lo es una gripe, con esto Marcus se aseguraba de ver que tan fuertes eran los anticuerpos que tenía la niña. El simplemente le inyectaría el virus de la gripe en su cuerpo y lo dejaría actuar; no le daría medicamentos y mucho menos nada que la ayudase a contrarrestar los afectos que pudiera tener estando infectada.

Luego de hacer esto, simplemente dejo a la niña en el sótano y se fue a su oficina. En su computador abrió un archivo y comenzó a anotar todos los datos de la niña. Él quería tener todo documentado, cada pequeño avance, cada pequeña reacción, cada cosa por más mínima que sea, el la documentaria.

Con el paso de los días, la niña comenzó a sentirse mal, comenzaba a tener fiebre, tos y dolores de cabeza. Los síntomas normales de una gripe, pero a la pobre niña le estaba afectando más de la cuenta, ya que, Marcus no le daba alimentos, ni siquiera un misero pedazo de pan.

De por sí, ya se sentía mal, su padre la había abandonado como si nada; como si fuera un perro sin valor. Aunque su padre siempre fue duro con ella, ella lo quería y lo respetaba, ya que después de todo era su padre. Ella se sentía fatal, estaba encerrada en un sótano oscuro y frio, con un señor que ni siquiera conocía; enferma y llena de odio. Quería poder escapar, buscar a su padre y matarlo. Quería vengarse por la traición de su padre.

- Lo único que hice fue defenderme, lo único que hice fue hacer lo que él me enseño, ¿por qué de repente me abandona? - La pobre niña comenzaba a delirar de tanta fiebre que tenía, pero todo lo que decía, desde su punto de vista tenía sentido. - Ella me ataco primero, ella es la culpable de que yo esté aquí.

Pobre niña, estaba sola, enferma y con hambre; encerrada sin la posibilidad de escapar por la falta de fuerza que tenía. Nunca en su vida se sintió tan insignificante, tan débil y tan inútil. Su mente no le jugaba una buena pasada, todo el tiempo tenía pensamientos autodestructivos y su autoestima comenzaba a decaer poco a poco.

- Niña, ¿estas bien? - Pregunta el hombre entrando a la habitación, a lo que, la niña solo se limitó a mirarlo con odio. - Pequeña, no me mires así, solo pregunte de manera amable.

- He estado aquí 5 días, sin beber y sin comer con mi cuerpo enfermo, ¿tú crees que estoy bien? - Dice la niña de manera débil, pero aun con su carácter fuerte.

- ¿Tan mal te trata una simple gripe? Guau, sí que eres débil. - Dice el hombre acercando un plato de avena a la niña. - Come, te hará bien.

Que la llamara débil, afecto su ego y orgullo, ya que, ella no se consideraba débil. Ella no era débil, solo no estaba en un buen momento o al menos eso trataba de creer. - Llévate tu mierda, no la quiero. - Dice la niña empujando el plato.

- Niña, ser así no te llevara a nada. Solo calla y obedece. - De manera brusca el hombre habla. - Escucha, me ausentare por algunos días, tengo un trabajo por hacer, así que, espero que cuando vuelva estes curada.

- Muérete. - Responde la niña.

El hombre simplemente se acercó a la puerta y antes de irse dijo. - Estamos en el medio de un campo, y la ciudad más cercana está a unas 12 horas en carro, así que no intentes escapar porque será en vano; mucho menos pedir ayuda, nadie te oirá. - Y con eso último, salió de la habitación dejando sola a la niña enferma.

Marcus se apresuró a irse, tenía una reunión importante con Edward Ashford, un buen amigo suyo el cual tenía las mismas pasiones que él. Según lo que Marcus sabia, Ashford le presentaría a un amigo cercano suyo el cual necesitaba a gente confiable para un trabajo.

Luego de varias horas de viaje, Marcus ya se encontraba con Ashford. - Ashford, lo que quieres hacer es una locura. - Dice Marcus incrédulo sin poder entender lo planes de su amigo. - A parte de todo, ¿de dónde sacaremos la ayuda financiera que requiere eso?

- Tengo un amigo que nos ayudara en esa parte, además, a él también le interesa este nuevo descubrimiento. - Dice Ashford tratando de convencer a su amigo. - Marcus, piensa, con este nuevo descubrimiento nos haremos ricos, además, podremos crear armas biológicas para venderlas al mejor postor. Solo piensa en la cantidad de cosas que podremos hacer con el virus progenitor.

- Entiendo tu punto, pero ¿Como trabajaremos esto sin que nos arresten? - Pregunta Marcus, aun sin estar completamente convencido de los planes de su amigo.

- Eso es fácil, solo crearemos una empresa farmacéutica como cortina de humo para tapar todo lo que realmente haremos. Para las demás personas, será una simple empresa que crea medicamentos, ¿entiendes? - Habla en este caso un señor entrando a la habitación. - Me presento, soy Oswell Spencer, científico y virólogo.

Luego de varias horas, los tres hombres se pusieron de acuerdo; entre los tres fundarían la compañía Umbrella, la cual serviría como cortina de humo para ocultar sus verdaderos planes. Los tres hombres tenían mucho de qué hablar y planificar, pero de momento todo marchaba bien.

Spencer y Ashford le presentaron a Marcus el virus progenitor. - Con mucho esfuerzo y dedicación, este virus nos hará ricos. - Habla Ashford. - Tenemos mucho trabajo por hacer, pero estoy seguro de que, con tu ayuda, lo haremos rápido.

A la vista simple de los tres hombres, solo era un virus indefenso que ellos investigarían y crearían algunas cosas, pero lo que ninguno de ellos sabia es que tenían en sus manos la desencadenante de miles de catástrofes futuras. Solo era cuestión de tiempo para que el virus progenitor sea la perdición del mundo entero y de miles de generación futuras.

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BLACKRED: mundo de ambición y poder /Albert Wesker y Tu/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora