¡Capitulo 9!

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Cada vez que Dan entraba al laboratorio los ojos de la niña se dirigían a su encuentro. No importaba que la estuvieran pinchando o tocando para hacerle estudios, ella siempre lo miraba a él. Su mirada fija, observando a detalle cada movimiento que este hiciera, como si supiera que él no confiara en ella; como si supiera que él era un obstáculo en su vida. Su rostro permanecía impasible, sin ninguna emoción visible. No había señal de blandes o indecisión en su mirada, sólo una determinación férrea y fría. Su expresión era estoica e intensa, su semblante tranquilo y su respiración suave.

La tranquilidad reinaba en la mansión, un aura tranquilo y silencioso estaba presente. A pesar de que varias personas iban y venían sin parar, todo era extrañamente tranquilo. La niña estaba extrañamente tranquila y obediente, no se oponía a nada de lo que los científicos le ordenaban. Dan comenzaba a sospechar de este cambio de actitud tan repentino, pero no dijo nada y solo siguió con su trabajo. 

Albert seguía en lo suyo, desde hace días no se ha presentado en el laboratorio, dejando todo a cargo de Dan y de los demás científicos. Sin importar cuantas veces se lo haya necesitado, Albert no se despegaba de la mujer. Dan siempre trababa de hablar con él, pero este solo lo ignoraba. Sin más remedio, Dan tuvo que notificar este comportamiento de Albert al señor Spencer, quien enojado decidió volver a la mansión. El viaje era largo por lo que el señor Spencer tardaría en llegar.  

La madrugada llego y con esto el plan de la niña comenzó a llevarse a cabo. Se despertó y salió del laboratorio, llevando con ella un cuchillo, un sedante y veneno. Camino libremente por la mansión, sin hacer ruido o temer. Todos aún estaban dormidos por lo que era el ambiente perfecto para que ella cometiera un crimen. 

De manera sigilosa, entro a la habitación de Albert, en donde vio como este y la mujer dormían juntos. La niña pudo sentir como su pecho se comprimió, haciendo que el aire le fáltese. Aun así, siguió con más determinación su plan. La alarma es estaba a punto de sonar, por lo que se apresuró a poner el sedante en el vaso con agua que había cerca de la cama y luego salió de la habitación. 

La alarma sonó y la chica despertó, sonrió al ver como el rubio se abrazaba a ella y de manera suave lo aparto. Estiro un poco su cuerpo y luego bebió el vaso de agua que estaba en la mesilla de luz al lado de la cama. Se puso de pie y salió de la habitación, dirigiéndose al baño para poder bañarse y ponerse su uniforme. 

La chica comenzó a experimentar un fuerte dolor de cabeza. Se miro al espejo y vio como su vista se nublaba. Se sentía débil, su cuerpo se sentía débil y sin fuerzas. Cuando iba a salir del baño se encontró con la niña la cual, la miraba sin parpadear. — Cariño, ¿Qué haces despierta tan temprano? ¿Tienes hambre? — Pregunto amablemente en lo que recostaba su cuerpo en el marco de la puerta. 

— ¿Te encuentras bien? — Pregunto la niña acercándose a la mujer. 

— Si, solo... solo creo que aun sigo algo dormida. — Respondió con algo de dificultad. Su cabeza le dolía demasiado y su vista estaba nublada, no podía ver absolutamente nada. 

BLACKRED: mundo de ambición y poder /Albert Wesker y Tu/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora