¿El amor tiene límites?
Mi vida, mis sueños, mi persona, mi pasado, mi presente y mi futuro; nada importa si se trata de él.
¿Estoy mal por amarlo? ¿Estoy mal por querer que él sea feliz? ¡¿Estoy mal?! Nada de eso importa ahora.
Por el haría hasta...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
↦↦↦JustD333mon↤↤↤
Narra Oswell Spencer...
La escena frente a mí era tétrica. Sangre por todos lados y un silencio imperturbable. El cuerpo de la mujer yacía en el suelo sin vida. Tal y como pensé que sucedería, todo paso como lo imagine; no me equivoque en nada. Por desobedecer mis advertencias, Albert se encontró con la verdadera naturaleza de esa niña. Una naturaleza destructiva, manipuladora y controladora. Le advertí, le advertí que no le diera libertades, que no la confundiera, que no le de papeles importantes más allá del real. Que la tratara por lo que era; un objeto para nuestro beneficio, pero claro el niño nunca me hace caso. Ahí tiene las consecuencias entonces.
— Señor Spencer, ya le di a Albert los somníferos que me ordeno. — Escuche detrás de mí, la voz de Dan. — ¿Hay algo más que deba hacer?
— Ordena que limpien todo este desastre y que se deshagan del cuerpo. — Digo en lo que lo volteo a ver. — Ni una sola palabra más quiero escuchar acerca de lo que sucedió aquí.
— Entendido señor. — Respondió con simpleza.
Comencé a caminar por la mansión hasta llegar al laboratorio donde estaba mi mina de oro. La mire, tenía una expresión de molestia en su rostro. — Ni durmiendo estas tranquila. — Digo en un susurro en lo que me siento frente a ella.
— Señor, aquí están los archivos y expedientes de todo lo que la niña ha logrado progresar desde que usted se fue. — Una sutil voz femenina se hoyo a mi costado. Era mi secretaria. — Si desea algo más, solo pídalo.
— Eso es todo, puedes irte. — Digo comenzando a ojear uno de los archivos.
Una vez que ella se fue, el silencio volvió a irrumpir en la fría habitación del laboratorio. Los expedientes que mi secretaria me había dado no solamente eran de la niña, sino que también eran de los malos comportamientos de Albert. Se comporto de manera inmadura y poco profesional, pero no estoy enojado. Al contrario, esto era exactamente lo que yo quería. Con todo lo que sucedió, pude ver por mis propios ojos de todas las cosas que era capaz esa niña. Ahora sé exactamente todos los puntos que debo mejorar en ella, las cosas que debo enseñarle y las cosas que ella debe aprender a controlar.
— ¿Que es una vida humana si no tiene un propósito? Los seres inferiores a nosotros deben morir. — Dije mirando con orgullo a la niña. — Puede que con Albert allá cometido errores, pero contigo no a pasar. Serás perfecta... mi más perfecta creación.
Narrador...
Los días pasaron y como tal, el proyecto W comenzó. Este estaba dirigido por el estricto mando del señor Oswell Spencer, quien había seleccionado meticulosamente a varios científicos a quienes permitiría trabajar en el proyecto. El proyecto W, era ultrasecreto, por lo que todos los que trabajaban en él, debían ser extremadamente cuidadosos. Además de monitorear todo el tiempo al sujeto de pruebas los propios científicos también eran vigilados. Cada pequeño movimiento, cada pequeño cambio, cada pequeña cosa era grabada y vista por el señor Spencer, quien no daba pie a ningún error. Por más pequeño que sea, no quería errores.
