¡Capitulo 7!

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Algunas semanas pasaron y desde que Dan el psiquiatra llego, hubo una mejoría muy notoria en el tratamiento de T/N. De manera lenta, pero segura ella aprendió a leer y lo básico de sumas y restas. Esta es una mejoría bastante buena, la suficiente como para que Albert este contento, pero hay un detalle que aclarar. 

T/N solo aceptaba las órdenes Albert y solo lo obedecía a él. No aceptaba nada de lo que los demás decían. Por ende, para que T/N pudiera progresar en su tratamiento, Albert era quien le daba las órdenes. Albert recibía las ordenes de Dan y luego se las decía a T/N, quien de manera rápida las acataba. Fue un trabajo cansador para Dan ya que, para él era algo nuevo que un paciente no lo obedeciera, pero de manera rápida logro adaptarse. 

T/N solo se sentía segura y tranquila cuando Albert estaba presente o cuando estaba con él. Ella sentía que cuando él estaba con ella, nada malo podía pasarle, por lo que siempre trataba de estar con él. En las noches, ella se escapaba del laboratorio para ir a la habitación de Albert y dormir con él. Este solo lo veía como un acto inocente y tierno, por lo que dejaba que ella se quedara a dormir. 

Albert quería protegerla, ya que después de todo solo es una niña; una a la cual dañaron mucho. Él tenía mucho cuidado con ella y siempre trataba de ser bueno, paciente y amable con ella. Nunca intento tocarla de manera inapropiada, ni nunca hizo nada como para que la niña se sintiera mal. En su mente la idea de lastimarla nunca estuvo presente. Siempre se preocupaba por ella y se aseguraba de que ella estuviera bien. La forma de actuar de Albert hacia T/N era la de un hermano mayor con su hermanita pequeña. 

Con el paso de los días, Albert llego a quererla a T/N como una hermanita pequeña; una a la cual él quería proteger y cuidar. Pero no se podía decir lo mismo de T/N, ella no lo veía a el de esa forma. De hecho, era todo lo contrario, ella lo veía a él como algo su pertenencia; algo que era solo suyo y que nadie más podía tocar. En la mente de T/N, solo ella podía abrazarlo y tocarlo, solo ella podía tener su atención y estar cerca de él. Cada vez que ella lo veía, solo un pensamiento pasaba por su mente "Él es mío", como en este momento estaba pasando. 

— ¿En qué tanto piensas, pequeña? — Pregunto el hombre de cabellos rubios al notar como la pequeña niña lo miraba fijamente. 

La niña parpadeo algunas veces y luego hablo. — En que tengo hambre. — Dijo con simpleza. 

— Claro que tienes hambre, ya es la hora del almuerzo. Vamos a la cocina, la sirvienta debe tener la comida lista. —Dijo el hombre en lo que tomaba a la niña en brazos y luego salía del laboratorio.

Cuando llegaron a la cocina T/N hablo. — Huele rico. — Dijo en lo que era dejada en una silla. 

— Aquí tienes, pequeña. — Dijo la mujer de manera amable, en lo que le servía la comida a T/N. 

T/N se puso a comer sin darle importancia al resto. Luego de unos minutos mientras disfrutaba de su comida se percató de que Albert y la mujer habían desaparecido. Eso le pareció raro, así que dejo lo que estaba haciendo y se dispuso a buscarlos. Bueno, mejor dicho, se dispuso a buscar a Albert. Fue a buscarlo en su habitación, pero cuando se acercó a la puerta escucho un ruido raro, por lo que decidió espiar. Para su sorpresa, pudo ver como Albert estaba con esa mujer en la cama. No podía apreciar bien lo que estaban haciendo ya que la rendija de la puerta no la dejaba ver bien, pero cuando se decidió a entrar escucho que alguien la llamaba. 

— T/N, al fin te encuentro. Es hora de tu terapia. — Dijo Dan en lo que se la llevaba sin que ella pudiera resistirse. 

— Dan, tengo que ir con Albert. — Dijo ella en lo que intentaba zafarse del agarre de él. 

— T/N, Albert ahora está ocupado. Luego vendrá con nosotros. — Decía Dan en lo que se adentraba al laboratorio con T/N, la cual no estaba para nada contenta. — T/N, ¿Quieres contarme algo? Yo puedo ayudarte. 

Ella lo miro de mala manera y dijo. — ¡Déjame ir a buscar a Albert! ¡Él no puede estar con esa mujer a solas! — En sus palabras se demostraban enojo y desesperación. Ella se demostraba desesperada, como si su vida dependiera de ir a buscar a Albert. 

— ¿Y porque Albert no puede estar con esa mujer a solas? — Pregunto Dan en lo que la miraba tratando de salir del laboratorio. No iba a lograrlo nunca, ya que este solo se abriría con una tarjeta de seguridad. 

— ¡Porque Albert es mío! — Dijo ella en lo que intentaba abrir la puerta del laboratorio. 

— ¿Tuyo? — Volvió a preguntar Dan, comenzando a notar como la niña se desesperaba más. 

— ¡Si, es mío y nadie más puede estar con el! ¡Nadie más puede tocarlo, estar a su lado o siquiera respirarle cerca! — Decía ella en lo que cada vez, comenzaba a desesperarse más. — ¡Me molesta que esa mujer este cerca de él! ¡Déjame salir de aquí e ir a buscarlo! 

 — Entiendo que tienes una profunda conexión con Albert y que sientas que él es tuyo y que sólo tú lo puedes tener. Sin embargo, es importante recordar que las personas son individuos con mente y emociones propias. Aunque tus sentimientos sean muy fuertes, no puedes controlar a otros o poseerlos. — Dijo Dan en lo que preparaba un tranquilizante para inyectarle a T/N. 

— ¡Él es mío y ni tu ni nadie van a interponerse entre él y yo! — Grito esta vez con enojo y determinación, pero antes de poder siquiera hacer algo. Dan ya le había inyectado el tranquilizante haciendo que ella caiga dormida de inmediato. 

Albert fue el único hombre que hasta ahora trato bien a T/N, que la escucho y no la juzgo. Era el único hombre con el cual ella se sentía segura y cómoda. Con el cual sentía un cariño que no había sentido con nadie más. Cada vez que Albert la abrazaba ella quería fundirse en sus brazos y no despegarse de él jamás. Se relajaba tanto que por un momento el mundo dejaba de existir y con ello, todo lo malo que le había pasado. Era la primera vez que ella se sentía así en su vida. No quería dejar de sentir eso jamás, por ello se aferraba a Albert cada vez que podía. La sola idea de que alguien podría alejar a Albert de ella le aterraba. Y ahora que vio como Albert la dejaba sola para irse con esa mujer; ese miedo cada vez se hacía más latente. 

Para una niña que la mayor parte de su vida ha sido abusada y maltratada. Ser tratada así, solo hacía que ella buscara más de eso. Ese trato, ese cariño e incluso ese amor que ella sentía cada vez que Albert estaba presente, era algo completamente desconocido y nuevo para ella. Ella solo quería sentirse querida y quería que Albert la tratara así por siempre por ello se aferraba a él. Por ello quería que Albert solo fuera de ella y de nadie más. El miedo de volver a sufrir esos abusos y maltratos solo hacían que ella se aferrara más a Albert. Ella estaba tan dañada que cuando experimento tan solo un poco de cariño se aferró a este no queriendo que se termine. No podemos culparla por sus acciones, después de todo; solo es una niña...

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BLACKRED: mundo de ambición y poder /Albert Wesker y Tu/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora