Capítulo 5

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—Que fastidio —mencioné apáticamente con los ojos descontrolados y mirando hacia el negruzco y estruendoso firmamento mientras arrastraba a la mierda en dirección a la casa, tomándolo por su asqueroso y pálido antebrazo.

Espantaba las moscas que se acercaban con sus molestos zumbidos, tal vez por el olor a podredumbre.

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Caminaba inconcientemente con una potente hambre y los pies dolidos, sacando fuerza y energía de donde ya no había.

Ya cerca de la posada me quedé quieto frente a un charco de agua turbia y estancada. Encorvando el cuerpo, observé la facha en la que me encontraba, podría haberse dicho que por mi aspecto, parecía que estuviese drogado...

El agua reflejaba una mirada completamente de zombie. Mi cara parecía la de un alcohólico, los huecos en cada costado de los cachetes le hacían ver descarnada, mis pupilas no se decidían qué lugar fijo mirar, las ojeras colgantes parecían sacos, las cejas despeinadas al igual que mi pelo encrespado en ese momento, un fino hilo de baba corría desde la comisura izquierda de mi boca, y yo me encontraba al borde de la locura.

Continué caminando pasando por encima del lavajo, chapoteando la fangosa agua que emporcaba mis pies, arrastrando el estiércol por donde mismo.

Luego de unos minutos quedé parado como si fuese ese tal viejo del saco, frente a la casucha que entonces se veía mucho más grande.

Junto a una nube de moscas y mosquitos sobre mi cara de ansiedad y depresión, observé el manchado reloj luego de haber oído un leve sonido proveniente de él.

Marcaban las 12:00, cada vez habían más relámpagos y truenos, el viento que arrastraba hojas secas cada vez era más fuerte, tanto que la veleta que chirriaba sobre el techo de la casa no tenía control, giraba en todas direcciones en torno a ella misma.

Parecía que el clima había montado el escenario perfecto para lo que se avecinaba esa medianoche.

Miré alternadamente el enjambre de moscas que rodeaban al abono y luego la puerta de la vivienda que, desde su umbral, se percibía una tenue luz proveniente del interior.

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                               AUTOR

—De lo que se está perdiendo Jackson por andar desaprovechando el tiempo con sus estúpidas caminatas al aire libre —expresó Jack placenteramente prendido de una fina botella de alcohol desde un estropajo de asiento desmullido con los resortes y el relleno por fuera, además de cacharros a su alrededor, luego de haberse inyectado una dosis de heroína directamente en el torrente sanguíneo con la jeringa que estaba tirada en el suelo. En la radio había prendida una canción—. ¿Dónde estará ese perdedor a estas horas? —gozaba de la tranquilidad y el frescor de la noche que entraba por la ventana detrás de él y recostado de la limitada pared divisoria de la pequeña sala y la cocina mientras que la droga aumentaba el efecto sedante y eufórico.

Mientras en la radio...
-Did you hear about the midnight rambler.
The one that shut the kitchen door.

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—¡Soy el rey del mundo!... —expresó con los brazos abiertos.

Toc toc, alguien llamaba a la puerta.

Miró hacia la colonial entrada vagamente por entre la pared en la que descansaba.

Se impulsa para quedar parado desequilibradamente sin poder sostener sus ojos abiertos debido al placer y la somnolencia.

En la Medianoche [Pequeños Asesinatos Y Escalofriantes Misterios] [+21] ©PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora