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Abrió los ojos, pero la oscuridad la envolvía. Su cabello rubio le cubría el rostro, y al apartarlo, todo seguía igual: solo sombras y silencio, despertando en ella un miedo profundo e irracional. No recordaba su nombre, quién era o por qué estaba ahí. Lo único que sabía con certeza era que la oscuridad la aterraba.
Entonces vio una leve luz roja, y respiró aliviada. Con la débil iluminación, comenzó a examinar su entorno, dándose cuenta de que estaba dentro de un tipo de ascensor que subía, aunque no tenía idea de adónde. Eso le preocupó. Miró a su cuello y notó un collar plateado con un pequeño dije que mostraba una sola letra: “E”. No sabía a quién pertenecía esa inicial, pero supuso que podría ser la de su propio nombre.
Su atención fue capturada por un baúl a unos centímetros de distancia. Se acercó y extendió la mano para tocarlo, pero de repente, el ascensor se detuvo bruscamente, y ella cayó al suelo. La puerta se abrió y la luz del sol la cegó. Permaneció en el suelo, aturdida y sin atreverse a levantar la vista, hasta que escuchó el sonido de alguien entrando.
Alarmada, levantó la mirada y se encontró frente a un chico rubio, alto y delgado, que la miraba con una mezcla de confusión y sorpresa. —Newt, ¿qué te pasa? ¿Por qué tardas tanto? —se escuchó una voz masculina desde afuera.
El chico, Newt, la observó, claramente desconcertado por ver a una chica. Durante un segundo, sus ojos la recorrieron con algo de admiración, pero rápidamente se repuso. —Es... es una chica —dijo, y su voz resonó por el área.
Desde afuera, se escucharon murmullos, lo cual la puso aún más nerviosa. Newt extendió la mano hacia ella—. Ven, te ayudaré a salir.
Ella dudó, sin entender qué estaba ocurriendo. Quería decir algo, pero ningún sonido salía de su boca. Era como si estuviera muda. —No voy a hacerte daño. Confía en mí —le dijo Newt, con un tono tranquilizador.
Finalmente, ella habló en un hilo de voz—. ¿Qué hago aquí?
—Buena pregunta. Pregúntaselo a quienes nos pusieron aquí, porque nosotros tampoco lo sabemos —respondió Newt, provocando en ella una confusión aún mayor.
—¿Por qué no puedo recordar nada? —preguntó, con la voz temblorosa.
—Es normal, nos pasa a todos cuando llegamos... —empezó a decir, pero ella lo interrumpió.
—¿A todos? ¿Ustedes tampoco recuerdan nada?
Newt negó con la cabeza—. Exacto. Así que ahora, salgamos de aquí, y te explicaremos lo que podamos, ¿de acuerdo? —dijo, aún extendiendo su mano con paciencia.
Finalmente, ella tomó su mano. Newt la ayudó a salir del ascensor, pero el bullicio de murmullos aumentó en cuanto todos la vieron. Las miradas de asombro, confusión e incluso admiración la abrumaron, haciéndola sentir incómoda.
—¿Qué hace una chica aquí?
—¿Cuántos años tiene?
—Es muy linda, ¿verdad?
—Mírala, se ve asustada —se burló un chico al fondo, lo cual provocó risas.
—¡Calla! Tú estabas peor en tu primer día, ¿ya olvidaste que te orinaste los pantalones? —bromeó un chico con rasgos asiáticos, provocando que varios se rieran.
Ella los miró abrumada, sintiéndose invadida. Newt se inclinó hacia ella y le susurró—. No les hagas caso. Están actuando como idiotas porque nunca han visto a una chica aquí.
Ella lo miró con el ceño fruncido—. ¿No hay otras chicas?
Antes de que Newt respondiera, un chico de expresión severa, llamado Gally, intervino—. Creo que la respuesta es obvia, lo que me hace preguntarme por qué tú estás aquí.
—Créeme, yo quisiera saberlo también —respondió ella en un tono frío.
Newt retomó la conversación, intentando distraerla—. ¿Recuerdas tu nombre?
Ella negó con la cabeza, aunque el no recordar le generaba una creciente angustia—. No...
—Tranquila, es normal. Nos pasó a todos. Recordarás tu nombre en un día o dos —le aseguró Newt, tratando de calmarla.
Un chico de tez oscura apareció y miró a los demás con autoridad—. Ábranse, chicos. Déjenla respirar.
Todos se hicieron a un lado, y el chico, que parecía estar a cargo, le hizo un gesto para que lo siguiera. Ella lo hizo, respirando más tranquila al alejarse del grupo.
—Parece que te sientes un poco mejor —dijo él con voz suave.
—¿Cómo te llamas? —preguntó ella, ignorando su comentario.
—Alby.
Ella asintió y, mientras caminaba con él, miró alrededor. El lugar le daba una sensación de encierro; altos muros de piedra rodeaban el área, mezclándose con árboles y vegetación. Sin embargo, algo capturó su atención: entre las paredes, divisó una abertura.
—¿Qué es eso? —preguntó, señalando con curiosidad.
Alby siguió su mirada y su expresión se endureció—. Es el laberinto. Nunca entres ahí.
—¿Por qué no?
—Es peligroso, créeme —dijo él, evitando profundizar en el tema.
—¿Y por qué? —insistió ella.
Alby soltó una pequeña risa, algo cansado—. Haces muchas preguntas. Pero lo entiendo. Todos llegamos aquí llenos de dudas... y algunos todavía las tenemos.
Caminaron hasta una pequeña cabaña. —Aquí dormirás. Es la cabaña de Newt —le explicó Alby.
Ella se quedó perpleja—. ¿Y dónde dormirá él?
—En una hamaca, como la mayoría. Será temporal, mientras construimos una nueva cabaña solo para ti —respondió Alby.
Ella le dedicó una sonrisa agradecida—. Gracias.
Aunque no lo dijo, se sentía algo culpable por ocupar la cabaña de Newt. Pero comprendía la razón de Alby: él no iba a permitir que ella durmiera rodeada de todos esos chicos, especialmente cuando la mayoría la miraba con curiosidad y algo más.
—No te preocupes. Ahora sí, déjame explicarte cómo funciona todo aquí... —dijo Alby, preparándose para contarle las reglas de su nuevo hogar.
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𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐍𝐆𝐋𝐄; 𝗡𝗲𝘄𝘁/ 𝗧𝗵𝗼𝗺𝗮𝘀
Fiksi Penggemar[ Antes de que Teresa llegara al Área, Emma fue la primera chica allí y sola tuvo que convivir con varios chicos sin la ayuda de ninguna presencia femenina. Y sin darse cuenta provoco que dos chicos se enamorasen de ella causando varios conflictos a...