[ Antes de que Teresa llegara al Área, Emma fue la primera chica allí y sola tuvo que convivir con varios chicos sin la ayuda de ninguna presencia femenina. Y sin darse cuenta provoco que dos chicos se enamorasen de ella causando varios conflictos a...
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Emma siguió a Alby y notó que el chico llevaba un cuchillo afilado en la mano. Se asustó un poco, pero se calmó al llegar a una zona del Área donde había varios nombres tallados en un muro.
Alby le entregó el cuchillo y ella lo tomó con curiosidad. —¿Por qué me enseñas esto?— preguntó, confusa.
—Ahora eres una de los nuestros— respondió Alby con una sonrisa cálida.
Emma miró los nombres tallados: Alby, Chuck, Minho, Sartén e incluso el de Gally. Al final encontró el de Newt. Pero también notó algunos nombres tachados, lo cual la intrigó.
Con timidez, levantó la vista hacia Alby. —¿Puedo preguntar algo?
Alby asintió.
—¿Por qué hay nombres tachados?— se atrevió a decir.
La expresión de Alby se tornó más seria. —No siempre tuvimos paz— respondió en voz baja.
Emma se disculpó por la pregunta, pero él le sonrió para asegurarle que estaba bien. Entonces, con decisión, se dispuso a tallar su propio nombre. Alby la dejó sola para que pudiera hacerlo con calma.
Talló con cuidado, tomándose su tiempo. Pasó más de una hora cuando de repente sintió que alguien más se acercaba: era Newt.
—Madrugadora, ¿eh?— bromeó él, con cara de sueño.
Emma rió suavemente y continuó tallando. Luego, sin mirarlo, habló. —Oye, Newt.
—¿Qué pasa?— respondió él, atento.
—¿Alguna vez has tenido sueños raros?— preguntó, sin detenerse en su tarea.
Newt lo pensó un momento. —Depende... ¿Qué clase de sueños?
Emma dudó antes de responder. —He tenido dos sueños desde que llegué aquí, pero no parecen sueños normales... es como si fueran recuerdos. ¿Es normal?— preguntó, esta vez mirándolo directamente.
Newt la observó un instante. —Nunca he tenido ese tipo de sueños, aunque me encantaría recordar cómo era mi vida antes de llegar aquí— respondió, y Emma asintió, comprendiéndolo.
Finalmente, terminó de tallar su nombre y sonrió victoriosa. —¡Por fin terminé!
Él rió, divertido. —¿Cuánto tardaste?
Ella suspiró, agotada. —Más de lo que imaginas.
—Bien, vamos. Sartén ya terminó de preparar el desayuno— dijo Newt, caminando hacia el comedor.
Emma lo siguió, observando su característico andar, y aunque ya había notado su cojera antes, nunca se había atrevido a preguntar.
Días después, Emma comenzó a sentirse más cómoda en el Área. Esa mañana, ella y los demás habían terminado de construir su cabaña. Tomó sus pocas pertenencias, mientras Newt la ayudaba con un baúl pesado.
Newt dejó el baúl en su cabaña y Emma le sonrió. —Por fin tendrás de vuelta tu cabaña.
—No me molestaba compartirla contigo— respondió él, divertido.
Ella sonrió tímidamente, sin saber qué decir. Llevaba días queriendo preguntarle sobre su pierna, y aunque la curiosidad la carcomía, temía incomodarlo. Al final, sin pensarlo más, se animó.
—Newt, sé que puede sonar imprudente, pero... ¿puedo saber por qué...?
—¿Por qué cojeo de una pierna?— la interrumpió, con una leve sonrisa.
Emma se sonrojó, apenada. —Sí, pero no tienes que contármelo si no quieres.
Newt suspiró, su expresión un poco más sombría, pero no parecía molesto. —No es una historia bonita, te advierto— dijo, bajando la voz. —Antes de que llegaras, yo era un corredor.
Emma lo miró, sorprendida.
—Estar atrapado aquí y enfrentarse al Laberinto... me abrumaba. Cada vez se sentía peor, y...— hizo una pausa, nervioso. —Intenté... ya sabes, terminar con todo. Pero fallé, y el resultado fue esta lesión— explicó en voz baja, sin atreverse a mirarla.
Emma sintió un nudo en el estómago al imaginar lo que había sufrido. Sin pensarlo, se acercó y le dio un suave abrazo. Newt se tensó al principio, pero luego correspondió al abrazo.
—Debe haber sido muy duro para ti— murmuró ella.
En ese momento, Chuck entró en la cabaña. —Newt, Alby te está buscando— dijo, mirándolos con una sonrisa divertida.
Los dos se separaron de inmediato, visiblemente nerviosos. —Perdón, ¿interrumpo algo?— bromeó Chuck.
—Está bien— dijo Emma, aún algo nerviosa.
Chuck solo sonrió. —Bueno, supongo que debo irme— y salió rápidamente.
Newt también se dispuso a marcharse, lanzándole una última mirada a Emma, cargada de algo que ella no supo interpretar. —Luego nos vemos.
