(Capitulo horrible escrito con las patas para matar la inactividad)
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El avión de Max aterrizó en el aeropuerto de Holanda con un suave rugido de los motores, y Max salió de la aeronave con determinación en sus pasos. Mientras caminaba por el aeropuerto, buscando su equipaje entre la multitud de pasajeros, vio a su padre, Jos, esperándolo cerca de la salida.
—Max — exclamó Jos con una sonrisa, abrazando a Max con fuerza. — Qué bueno verte de nuevo. Tenemos algunas cosas que discutir antes de que comiencen las carreras.
Max frunció el ceño, sintiéndose un poco molesto por la falta de comunicación de su padre. "¿Y eso no me lo pudiste haber dicho por teléfono?" dijo, tratando de controlar su irritación.
Jos le dio una palmada en el hombro, tratando de calmar las aguas. "Lo siento, hijo. Pero necesitaba discutirlo en persona. Hay algunos papeleos que necesitamos arreglar antes de que comience el fin de semana de carreras."
Max suspiró, sabiendo que no podía evitarlo.
—Está bien, papá. Hagamos lo que tengamos que hacer.
Juntos, padre e hijo se dirigieron a la oficina de Jos, donde se sentaron y comenzaron a repasar los documentos necesarios para el gran premio de Bahrein. A medida que revisaban los detalles, Max comenzó a sentirse más relajado, recordando por qué había decidido seguir los pasos de su padre en el mundo de las carreras.
Después de arreglar el papeleo, Jos y Max se despidieron con un apretón de manos firme.
—Buena suerte, hijo, estoy seguro de que harás un excelente trabajo este fin de semana.
Con una sonrisa de determinación en su rostro, Max tomó su equipaje y se encaminó hacia el siguiente vuelo, listo para llegar a la escudería de Red Bull en el circuito internacional de Bahrein. Sabía que el camino hacia la victoria no sería fácil, pero estaba decidido a darlo todo en la pista y mostrarle al mundo de lo que era capaz.
