Cuando el avión de Max aterrizó en Holanda, Checo ya se encontraba reunido con Christian. La terminal estaba llena de actividad, pero Max solo tenía una cosa en mente: ver a Checo.—Hola, perdón por la demora —dijo Max, algo avergonzado, mientras se acercaba.
Checo le devolvió el saludo con una sonrisa alegre.
—No te preocupes, Max. Lo importante es que ya estás aquí.
Christian, notando la tensión en Max, los dejó solos.
—Me alegra mucho tenerlos de nuevo juntos. Tenemos mucho trabajo por delante, pero estoy seguro de que ustedes dos lo harán increíble. Nos vemos más tarde.
Max se sentó al lado de Checo, quien estaba concentrado en su celular, revisando algunos correos y mensajes. Max miraba tímida y disimuladamente los ojos de Checo; le encantaban. Ese lindo color café con un pequeño toque de verde, aunque muchos decían que era solo un invento hecho por él. A Max no le importaba, para él eran perfectos.
Checo, sintiendo la mirada de Max, volteó a verlo. Max desvió la mirada rápidamente, sintiéndose descubierto.
—¿Qué pasa? —preguntó Sergio con curiosidad
Max tragó saliva, tratando de controlar el nerviosismo que lo invadía.
—Nada, no me pasa nada —respondió, aunque su voz traicionaba su intento de parecer tranquilo.
Se levantó rápidamente, sintiendo que no podía mantener la compostura por más tiempo, y salió corriendo al baño.
En el baño, Max se apoyó contra el lavabo, mirando su reflejo en el espejo.
—Tranquilo, Max —se dijo a sí mismo—. Es solo Sergio, tu compañero. Nada más.
Pero en el fondo sabía que no era cierto. Checo era mucho más que eso para él.
Mientras tanto, Checo se quedó pensativo, preocupado por la reacción de Max. No entendía qué podía estar pasando por la mente de su amigo. Decidió darle su espacio por ahora, pero sabía que en algún momento tendría que hablar con él para asegurarse de que todo estaba bien, el sabía que estos últimos meses habia tenido muchos problemas con su padre,los cuales alteraban a max.
Max volvió del baño después de unos minutos, tratando de parecer más calmado. Checo lo miró y le sonrió.
—Oye, Max, ¿estás seguro de que todo está bien?
Max asintió, forzando una sonrisa.
—Sí, solo necesitaba un momento , ya sabes refrescarme un poco , Gracias por preocuparte.
Checo le dio una palmada en la espalda.
—Bueno , pero ya sabes si necesitas algo me dices, ¿Ok?.
Max asintió nuevamente, agradecido por la comprensión de Checo. Sabía que tenía que encontrar una manera de manejar sus sentimientos, pero por ahora, se concentraría en las carreras y en hacer su mejor esfuerzo junto a su compañero.
Ambos se dirigieron al área de equipajes para recoger las maletas de Max, listos para lo que les esperaba.
La temporada de carreras estaba a punto de comenzar, y aunque Max tenía muchas cosas en mente, una cosa era segura: daría todo en la pista, tanto por él como por su equipo. Mientras Max y Checo recogían las maletas en el aeropuerto, el bullicio a su alrededor parecía disminuir en comparación con la tensión interna que Max sentía. Sus pensamientos seguían girando en torno a lo que había pasado y lo que aún sentía por Checo.