Luego de un fugaz y decepcionante encuentro con Hércules, los semidioses consiguieron llevar el Argo II a través de los pilares para por fin dirigirse a Roma. Estar tan cerca de su destino los tenía a todos sumamente tensos, cada uno sabía lo que tenía que hacer y eso era lo más difícil de todo. Percy estaba volviéndose loco con la idea de que Annabeth fuese sola a buscar la marca de Atenea, pero no podía intervenir al respecto, y él mismo tenía su parte de la misión, así que tenía que hacerse a la idea.
Por otro lado, debían arreglárselas para encontrar la manera de derrotar a los gigantes sin la ayuda del dios Baco, eran tantas cosas para pensar que la presión comenzaba a asfixiarlos un poco. Era imposible acostumbrarse a la sensación de tener el destino del olimpo sobre sus hombros, y eso era algo que Jason y Percy sabían muy bien. No hablaron sobre lo que había sucedido unas noches atrás, pero tampoco fue necesario. Ya tendrían tiempo después para conversar con calma, o al menos eso querían pensar.
—Ella estará bien, estoy seguro que ella es la indicada para esa misión y llegará hasta la Atenea Partenos. —Jason trataba de calmar los nervios de Percy con palabras de ánimo mientras veían el océano desde lo alto por el suelo de cristal del establo en el barco, pero no estaba funcionado realmente.
—Sé que es fuerte, jamás dudaría de eso. —suspiró con frustración y se recostó en el suelo. —Es sólo que... La culpa por haber desaparecido tanto tiempo es horrible, Jason. Prometí que no volvería a alejarme y ahora debo permitir que vaya sola a una misión de la que ningún otro hijo de Atenea ha vuelto. ¿Cómo puedo solo sentarme y esperar cuando va a arriesgarse por todos nosotros?
—No estarás sentado esperando, Percy, estarás haciendo exactamente lo mismo que ella. Cada uno tiene sus batallas, pero todos peleamos por el mismo objetivo. Annabeth estará bien, debes dejar a un lado el sentimiento de que el resto depende de ti. ¿Recuerdas lo que dijiste? Estamos juntos en esto, los siete.
De alguna manera, las palabras de Jason le molestaron, y eso era porque tenía razón. Sabía que su mejor amiga estaría bien, sabía que cada uno tenía partes igual de importantes en la misión, y era cierto que el éxito de la misión no caía en los hombros de uno solo, pero también era verdad que él echaría su vida a la borda con tal de salvar al resto, y ese era el defecto fatídico con el que tenía que pelar.
—Lo sé, lo sé. —murmuró, soltando un suspiro. —¿Podremos tener alguna vez un verano normal?
—Creo que es un deseo ambicioso.
—Suena más descabellado que vacas sirenas o perros gigantes del inframundo. —hizo una pequeña pausa y después se sentó, quedando de frente con Jason.
—O pasteles de cumpleaños. —dijo el rubio con diversión, pero Percy frunció el ceño.
—¿No has tenido un pastel de cumpleaños nunca?
—Nunca. —aseguró. —En el Campamento Júpiter no es común festejar los cumpleaños con fiestas o cosas así. No suele haber tiempo para eso cuando hay monstruos por combatir.
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Invisible String | Jercy
Fiksi Penggemar"-¿Entonces crees que todos los mitos que no son romanos son falsos? -Griegos. Fueron griegos primero. Y no, creo en otro tipo de leyendas y mitos como... Como el hilo rojo. -¿Hilo rojo? -Es una leyenda japonesa. Dice que un hilo rojo invisible cone...