❝ Segunda llamada para los pasajeros del vuelo 512 con destino a Tokio, Japón. Favor de abordar por la puerta 13. ❞
¿Qué harías si el amor de tu vida se va del país? Peor aún, ¿qué harías si te enteras que se va a casar?
Esto mismo se preguntaba Myo...
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Segunda llamada para los pasajeros del vuelo 512 con destino a Tokio, Japón. Favor de abordar por la puerta 13.
— Chaeyoung... ¡CHAEYOUNG! — Dahyun sacudía fuertemente a su mejor amiga. — Ya es hora de que abordes el avión...
— Dubu, ella no está aquí.— La contraria empezó a ver como se le aguaban los ojos a su amiga, llevaba días de esa forma, empezaba a preocuparle el hecho de que se fuera sola a un país donde ya no tenía a nadie.
— ¡Querida! — Llegaron los padres de Chaeyoung antes de que pudiera responderle. Limpió sus ojos rápidamente. — Disculpa nuestra tardanza, cariño, había demasiado tráfico afuera del aeropuerto. — Mencionó su madre mientras le acariciaba la cabeza.
— Gracias por venir, realm... — Fue interrumpida por el aviso del aeropuerto.
Tercera llamada para los pasajeros del vuelo 512 con destino a Tokio, Japón. Favor de abordar por la puerta 13.
— ¡Oh! Pequeña, es hora de que te vayas. — Le dijo su padre con una expresión triste, tomándola en un fuerte abrazo, para que después la abrazara su madre.
— Cuídate mucho, tigre. Llámame en cuanto llegues, ¿sí? Te quiero. — Asintió con una pequeña sonrisa, una que le estaba doliendo.
La rubia empezó a caminar a su respectiva puerta. Antes de entrar, volteó a ver a las únicas 3 personas que se encontraban ahí, sintiéndose horrible por no ver a la persona que quería en ese momento.
Lo que Chaeyoung no sabía es que Mina estaba pasándola igual o peor que ella.
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— Mitang, si tanto la amas, ¿por qué estás aquí llorando y no vas a buscarla? — Sana la miraba atentamente, su amiga llevaba llorando por horas. Hace tiempo tuvo problemas con Chaeyoung, lo que terminó en una discusión grave, haciendo que ambas chicas rompieran su relación.
Desde ese momento Mina se volvió otra. Dejó de comer y solo dormía, pero cuando despertaba se la pasaba llorando.
— Sana, ¡ella me odia! No puedo verla, no podría volver a soportar su rechazo. — Se derrumbó en el suelo, así mismo como se derrumbó todo lo que había construido con aquella rubia. Mina se había desmayado.
