❝ Segunda llamada para los pasajeros del vuelo 512 con destino a Tokio, Japón. Favor de abordar por la puerta 13. ❞
¿Qué harías si el amor de tu vida se va del país? Peor aún, ¿qué harías si te enteras que se va a casar?
Esto mismo se preguntaba Myo...
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Había terminado de arruinar mi amistad con Sana, pero... ¿Cómo fue que nunca lo noté? Es una gran chica y no pude valorarla como ella lo merecía. Realmente soy yo el problema, no Sana ni Chaeyoung.
A pasos pesados regresé a mi oficina, me sentía horrible. Ella tenía razón, ¿sólo era importante porque trabajaba aquí? Definitivamente no, yo la quería, Sana es como mi hermana, pero al parecer no pensábamos lo mismo de la otra. Si quería arreglar las cosas con ella, tendría que ir a buscarla a su departamento.
Al entrar, ví a Chaeyoung sentada sobre mi escritorio con los brazos cruzados, ella me veía con una mezcla de confusión y molestia.
— ¿Qué sucedió? — La rubia trató de disfrazar su preocupación. — ¿Por qué estás así? Tiene algo que ver con Sana, ¿no? — Bajé la mirada. — ¿Tango te importa su renuncia? — Los ojos de la menor se llenaron de lágrimas. Me senté en el escritorio a su lado.
— Chaeyoung, tienes que entenderme... — Susurré. — Sana es muy importante para mí, es mi mejor amiga. — Chaeyoung frunció el ceño aún confundida.
— ¿Por qué estás tan decaída, Mina? Solo es tu amiga.
— ¡Es más que eso! — Me levanté de golpe. — ¡Sana no es solo mi amiga! Es y ha sido una parte importante de mi vida durante tanto tiempo. — Chaeyoung trataba de procesar todo lo que le decía.
— Ahora lo entiendo. — Dijo Chaeyoung, su voz ahora más segura. — Entiendo por que te importa tanto su renuncia... Estás enamorada de ella. — Retrocedí con una expresión de horror en la cara.
— No dijiste eso... — La rubia frunció el ceño, desconcertada por mi reacción. — ¿Cómo puedes pensar eso? — Mi voz estaba llena de incredulidad. Chaeyoung se mordió el labio.
— Lo siento, pensé... — La menor bajó la cabeza con algo de remordimiento.
— Yo nunca... — Cerré los ojos y luego sacudí la cabeza. — Yo nunca te haría algo así, no podría estar contigo si tuviera sentimientos por alguien más, Chaeyoung. ¿Piensas que soy capaz de engañarte? ¿Tan poco confías en mí? — Ella no tenía expresión alguna en su rostro.
— ¿Por qué no lo pensaría? No dudas en estar con cualquier mujer cada semana. Ya tienes un historial, Mina. Eres horrible en cada relación en la que te metes, no puedo creerte.
— Creí que me conocías, en verdad lo pensé. Todas esas relaciones que terminaron mal y esos encuentros casuales fueron producto del vacío que me dejó tu partida. Contigo lo tenía todo y lo perdí en cuanto te fuiste. No soy horrible en las relaciones, Chae. Soy horrible en las que no son contigo. — Chaeyoung cubrió su cara con ambas manos. — Te amo, pero no puedo estar con alguien que no confía en mí.
Tomé mis cosas y me fuí corriendo para irme, claro que me dolía lo de Chaeyoung, sentía una enorme presión en el pecho, pero no podía perder a dos personas importantes en mi vida en el mismo día, tenía que arreglar las cosas con Sana para eso.
Con bastante pesar subí a mi auto, traté de llamarla mientras iba de camino, pero ignoró cada una de mis llamadas. Al llegar a su departamento me dí cuenta de que su auto ya no estaba en el mismo lugar de siempre, por lo que me acerqué con el guardia de seguridad para preguntar por ella.
— Disculpe, ¿no sabe algo de Minatozaki Sana? — Un señor bastante canoso se dió la vuelta para verme.
— Oh, la Señorita Minatozaki salió, dijo que tardaria en volver. — Asentí.
— ¿Y no sabe exactamente a dónde fue? — Pregunté tan rápido que el señor apenas me entendió.
— A decir verdad, no tengo la menor idea. — Me detuve un segundo y le dí una palmada en el hombro antes de salir.
Sana podría estar solo en dos lugares, en el río han o en su cafetería favorita, pero ella no va a la cafetería más de una vez por día.
Me dirigí al río han, pero no me esperaba enfrentar tanto tráfico en el lugar, de esa forma nunca podré encontrarla para hablar. Decidí estacionar y bajarme del auto para empezar a ir a pie y buscarla.
Cuando bajé, noté que acababan de regar el césped, así que empecé a caminar por toda la banqueta, pero solo lograba distinguir a las personas de espalda, la oscura noche no me ayudaba. Después de caminar un poco, ví dos siluetas abrazadas, una aparentaba ser Sana, por lo que me acerqué.
Pero al darme cuenta de que la persona que estaba abrazando era Chaeyoung, mi cara cambió totalmente.
— Sana... — La chica volteó con los ojos llenos de lágrimas.
— Hola, Minari. ¿Cómo estás? — Con algo de confusión me arrodillé ante ellas.
— No, prefiero saber cómo estás tú. — Ella me sonrió y Chaeyoung estaba de la misma forma.
— Estoy bien, Mina. Lo estamos. — Fruncí el ceño.
— ¿Lo estamos? — Pregunté aún más confundida.
— Hemos arreglado todo, pero solo falta una cosa por solucionar. — Sana asintió.
— Pero para eso debo irme. — La japonesa se levantó del suelo y se despidió de Chaeyoung con la mano y de mí con un abrazo, uno que me reconfortó el alma. Al irse, me quedé en silencio con Chaeyoung.
— Mina, soy una idiota. Lo lamento tanto, en verdad lo siento. — No respondí. — Cuando te fuiste me di cuenta del error que había cometido contigo y con Sana, me dejé llevar y me disculpo por eso.
— No te preocupes, lo entiendo. Sé que tengo una mala reputación. — Giré la vista hacía el río, la luna se reflejaba en ella.
— Estaba cegada por el enojo... No sabes lo mucho que me arrepiento, eres la mejor persona que he conocido y no me imagino la vida con alguien que no seas tú. — Tomó mi mentón para que la viera. — Tenías tanta razón, cariño. No solo tú eres horrible en las relaciones, yo también lo soy. Con la única que deseo estar es contigo. — Finalmente sonreí.
— No me gustaría decepcionarte otra vez. — Ella negó mientras me acariciaba la mejilla.
— Nunca lo hiciste, Mina. Entiendo que hay cuestiones que nos separaron, pero lo que puedo decirte es que jamás me fallaste... Siempre fuí yo desconfiando de ti, pero eso no volverá a pasar. — Me abrazó. — He hablado con Sana y arreglé todo este malentendido, créeme que ya tendrás tiempo de hablar con ella, pero por ahora necesita pensar. — Una lágrima resbaló por mi mejilla y Chaeyoung la limpió con su pulgar. — Déjame demostrarte la mejor versión de mí, te prometo que esa no te fallará.
Tomé a Chaeyoung de las mejillas y la besé, creo que era momento de darnos la vida juntas que siempre quisimos.
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El final se acerca, pero tendremos epílogo, así que no se preocupen. Como siempre, gracias por leer.