❝ Segunda llamada para los pasajeros del vuelo 512 con destino a Tokio, Japón. Favor de abordar por la puerta 13. ❞
¿Qué harías si el amor de tu vida se va del país? Peor aún, ¿qué harías si te enteras que se va a casar?
Esto mismo se preguntaba Myo...
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— No la quiero volver a ver cerca de ti, Mina. — Dijo mientras entrábamos a mi departamento. Me encogí de hombros y una risa juguetona se escapó de mis labios.
— ¿Estás celosa, Chaeyoung? — Levanté una ceja.
— ¿Qué te hace pensar eso? — La ví intentando disimular su ira, pero su tono arrebatado y su mirada la delataban.
— Porque estás tratando de controlarme, tratando de impedir que hable con quien me de la gana.
— No estoy intentando controlarte. — Chaeyoung trató de sonar más calmada y razonable, pero no lo logró.
— ¿Entonces qué es lo que estás haciendo? — Pregunté, sus ojos brillaban. — ¿Intentando protegerme? ¿Defenderme? ¿O solo eres una celosa? — Se quedó callada. — Creo que sé cuál es la respuesta. — Sentía mi cuerpo arder. — Y creo que, si eres honesta contigo misma, la sabes también.
Continúe acercándome a Chaeyoung, se veía vulnerable.
— ¿Qué estás haciendo? — Susurró, sus ojos seguían fijos en los míos, pero cada vez sentía su cuerpo más alerta.
— Solo tengo curiosidad. — Susurré sobre su cuello.
— ¿Curiosidad sobre qué? — En lugar de responder, tomé su cintura y la presioné cerca de mí. Chaeyoung se estremeció ante mi contacto, sus manos estaban calientes. — ¿Curiosidad sobre qué, Mina? — Volvió a preguntar, pero ahora su voz salió en un susurro ahogado, a lo que la miré directamente a los ojos.
— Sobre lo que quieres que haga. — Respondí con una sonrisa coqueta.
— No lo quiero. — Respondió, era muy mala mintiendo. Mi sonrisa se convirtió en una mueca de deseo.
— No puedes decir que no lo quieres cuando aún no te muestro lo que quieres, ¿deseas que te muestre? — Lo último lo dije en su oído, recorriendo mis manos sobre su suave piel. En respuesta, Chaeyoung cerró los ojos y se arqueó. — ¿Así que estás de acuerdo? — Dejé pequeños besos en su cuello y ella soltó un gemido, confirmando mis palabras.
Chaeyoung respiraba agitadamente mientras yo la besaba, alternando entre sus labios y el lóbulo de su oreja. — ¿Quieres que te muestre más? — Acaricié su barbilla.
Ella no pudo decir nada, la había dejado aturdida y encendida al mismo tiempo. Sin embargo, su cuerpo respondió por ella, moviéndose lentamente para apretar su pecho contra el mío.
Comencé a desabotonar la blusa de Chaeyoung, mirándola a los ojos con tal intensidad que parecía que podía quemarla.
— Mina, no podemos... — Soltó, dándome más espacio para besar su cuello.
— ¿Ah, no? ¿Por qué? — Pregunté entre besos.
— Julia está aquí, puede vernos como aquella vez. Va a malinterpretar la situación. — Mordió su labio.
