Jamie
Un intenso tintineo me despierta. Bostezo, paso mi mano por mis ojos y miro la hora en el móvil encima de la mesita de noche.
«Las once de la mañana, Genial»
Después de encender todas las luces y encender el ordenador, el mismo sonido vuelve a estremecerme. Observo a mi alrededor a ver de donde proviene, y me doy cuenta que alguien se está divirtiendo de lo lindo lanzando piedras a mi ventana.
Me acerco a ella y la abro poco a poco, temerosa de recibir una pedrada en el acto. Doy un salto y me golpeo en la coronilla contra el marco superior de la ventana cuando percibo de quien se trata.
- ¿Se puede saber qué haces? -le pregunté, casi a punto de comenzar a enojarme.
-Ábreme, por favor -me pide, ofreciéndome una sonrisa la mar de dulce.
Me siento en el marco de la ventana de corredera y miro a Harry con los brazos cruzados. Sonrío con malicia.
-Harry Conner pidiendo por favor, que interesante. Cuidado no te vea Kay Cherry, o serias el próximo titular de su estúpido blog -dije en tono irónico, ni siquiera pierdo el tiempo leyendo el maldito blog.
Suelto una risita al ver su jersey de color rojo de temática navideña. El dibujo es un muñeco de nieve patinando sobre hielo mientras un reno de nariz roja le hace compañía.
No responde a mis provocaciones, así que bajo las escaleras con cautela para no ser escuchada y le abro la puerta.
- ¿Querías algo? -indago. Lo veo nervioso, y sus manos las esconde detrás de su espalda.
Me mira, luego dirige la vista a mis pies y deja una bolsa de regalo gris sobre el suelo.
-Te he comprado algo. Ábrelo -me pide con voz firme, aunque no autoritaria.
Sonrío y tomo la bolsa en mis manos para comenzar a abrirla.
-Así que me has comprado un regalo.
-Sí. Fui a la tienda después de salir de la cafetería. Te dije que no iba a desistir.
-Muy amable por tu parte, pero no era necesario.
Contemplo el interior de la bolsa durante una larga pausa. Parpadeo, confusa. Sin el menor ápice de duda, sé que Harry Conner no se rendirá. La risa nerviosa se abre paso por mi garganta. Me acaba de regalar unos putos patines violetas y la niña que hay en mi interior baila un vals.
En lugar de responder, estallo en una carcajada que pasa de suave a histérica. Las lágrimas me corren por las mejillas. Pero son de felicidad.
- ¿Qué es gracioso? -pregunta con un gesto incrédulo.
Dejo de reírme de golpe. Tengo que responderle.
-Te has acordado -seco mis lágrimas-. Gracias, de verdad. Es el mejor regalo que alguien alguna vez me ha dado. De hecho, eres el primero. ¡Y son violetas!
Estoy eufórica, lo sé. Resulta increíble como una persona que solía ser importante en el pasado, recuerde algo tan simple como un deseo de una niña de dieciséis años.
-Me alegra ser el primero -sus ojos no se apartan de los míos, y tampoco quiero que se aparten. Él esboza una leve sonrisa y toma mi mano para acariciarla -. Prepárense, iremos a patinar.
Me estremezco. Una vez más, demuestra que es el hombre del que me enamoré hace años.
-Vaya, eso es genial -musito, y siento mi cuerpo levitar en el aire.
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Con amor, Jamie (ONC2024)
RomanceJamie Moore ya no es aquella chica debilucha y con brakets, ahora es una reconocida celebridad de Hollywood con su propio programa de consejos amorosos titulado: "Con amor, Jamie", en donde aconseja a mujeres con el corazón roto y las hace ver que n...