Día 12: Kay Cherry.

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Jamie
Tres meses después...

      Lanzo un suspiro al aire para calmar los nervios que afloran en mi interior. Aunque Harry me sostiene la mano, me es imposible calmarme. Estamos a punto de contarle a Elias la verdad sobre su madre. Han pasado tres meses y he sido incapaz de hacerlo.

     —Tenemos que hablar con él, es ahora o nunca, Jamie —dice Harry mientras camina en círculos a mí alrededor.

     —Lo sé, lo sé.

     La presencia de Elias irrumpe la poca tranquilidad que comenzaba a sentir. Entra por la puerta de la oficina del nuevo edificio con su sonrisa habitual.

      — ¡Mami! ¡Estas aquí! —grita eufórico al verme. Sus manitas me abrazan con ímpetu y beso su cabecita.

      —Sí, cariño. Harry y yo debemos contarte algo muy importante — señalo el lado vacío de sofá —. Siéntate aquí a mi lado.

     El niño lo hace, obediente. Harry nos mira y me dedica una sonrisa ladina. Aunque ha insistido en ayudarme para contárselo, se perfectamente que es mi responsabilidad.

     —Verás, mamá quiere conversar contigo acerca de tu nacimiento. Llevas mucho tiempo preguntando por tu padre, y hoy, mamá te dará todas las respuestas.

     — ¿Me dirás dónde está papá, mami? —una pregunta tan inocente y tiene la capacidad de desarmarme por completo.

     Niego con la cabeza.

     —No, mi cielo. La verdad es que no sé quién es tu padre —tomo sus manos entre las mías y lo miro a los ojos —. Elias, yo no soy tu madre. Tu verdadera madre, la persona que te trajo al mundo era mi hermana, Grace.

      El rostro del niño no muestra emoción alguna. Se mantiene en silencio y nos mira a Harry y luego a mí, hasta que una tierna sonrisita asoma a sus labios.

     —Ya lo sabía, mami.

     Su confesión no solo me toma de sorpresa, también me quema por dentro. ¿Cómo es posible que ya lo sepa? ¿Cuándo sucedió eso?

     Aparto la estupefacción de mi rostro y le pregunto.

     — ¿Cómo lo sabes, cariño? ¿El abuelo te contó algo?

     —No. Hace tiempo encontré una carta escondida. Estaba en la estantería del estudio, dentro de mi libro favorito: Donde viven los monstruos.

     — ¿Aun tienes esa carta, cariño?

     —Sí, mami. Aquí dentro de la mochila. La llevo siempre a donde quiera que vaya.

     El pequeño abre su mochila de Spider Man y saca un sobre de su interior. Me lo ofrece y le sonrío con ternura.

    Abro el sobre y comienzo a leer:

  Papá, me ha costado muchísimo escribirte estas líneas y no sentirme una mierda de persona. Pido perdón por ser la hija descarriada, la que nunca hace nada correcto.

Tengo un hijo, papá. Y lo peor es que acabo de cometer el peor error de mi vida. He arruinado la vida de un hombre inocente y eso es algo que no tiene perdón alguno. Solo espero que Jamie me perdone algún día.

El niño se llama Elias, en honor a ti. Solo deseo que sea feliz, todo lo que yo nunca pude ser. No te culpes, la única culpable de todo soy yo. Elias no merece una madre como yo. Estoy segura que mi hermana hará un mejor trabajo.

Con amor, Jamie (ONC2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora