𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 | 𝑫𝑹𝑨𝑪𝑶 𝑴𝑨𝑳𝑭𝑶𝒀

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Después de que ambos jóvenes hablaran se unieron al grupo de Draco, quienes lo recibieron con buena cara, era prácticamente el único Gryffindor que les agradaba.

La noche transcurrió con normalidad hasta la mañana siguiente, observó su celular lleno de mensajes de todo el mundo, suspiro y se dio cuenta que debía volver a casa de los Weasley, muy en la mañana se aseo y volvió a poner su ropa listo para irse sin embargo Draco lo detuvo.

— debes desayunar y después yo mismo te vuelvo a dejar en esa asquerosa casa.

— Draco, no es asquerosa, es la casa de mis hermanos.

Por alguna extraña razón a Draco no le gustó el echo de que SU chico le llamara por su nombre y no por el apodo de la noche anterior.

— Bien, como sea, vamos a desayunar.

Sin imaginarlo término desayunando con los amigos del mayor, Draco fue a buscar unas cosas para poder irse así que dejó Henry con sus amigos.

— Bueno, fue un gusto conocerte. — Blaise le miro y le dio una pequeña pero sincera sonrisa.

— Si, podemos seguir hablando cuando tu quieras! — Lorenzo le sonrió muy feliz.

— Con cuerdo, fue un gusto conocerte, Henry.. — Theodore se le acercó y extendió su mano.

Henry sonrió y tomó la mano del chico, los ojos de aquel italiano brillaron y Henry no sabía el porque.

— Diventiamo buoni amici, secondo te?

— Disculpa? No entiendo. — Henry soltó una risita al escuchar el italiano hablar en su lengua.

— Tienes bonita sonrisa. — Theodore igual sonrió.

Henry sintió sus mejillas teñirse de un pequeño rosa, no estaba acostumbrado a los cumplidos, iba agradecer pero Draco lo halo detrás de él.

— Dos metros lejos de lo mío, Nott.

Sin dejarle hablar se lo llevó fuera de la casa listo para irse, Henry sonría al ver la cara de Draco, tenía ese ceño fruncido y una mueca que caracterizaba su molestia, tomó la mano del mayor y le hizo verle.

— No te enojes Honey, te saldrán arrugas. — con su dedo con delicadeza levanto su ceño fruncido.

Miro el porton de la casa Weasley, había silencio, eso era preocupante, hace menos de dos minutos Draco lo había dejado justo ahí, tocó la puerta dos veces, como solía hacerlo.

De pronto en toda la casa se escucharon murmullos y finalmente la puerta fue abierta, era George con una sonrisa.

— cómo fue la noche, hermanito? — sonrió de una manera tan pícara que hizo que el menor se sonrojara. — Pasa, hay muchas preguntas pero tranquilo, esta bien sino deseas responder.

Asintió y entró a casa, Fred lo recibió con un abrazo y después vio a todos en la Sala, Sirius le miro con cierta molestia y Harry con preocupación.

— Estaba con Draco. — admitió serio sin ningún rodeó.

— Por qué él? — Pregunto Sirius.

— Porque Draco me gusta.

Todos abrieron la boca asombrados por lo dicho, Sirius estaba tan sorprendido y una cierta parte de él estaba tan orgulloso.

— Ahora si me disculpan, debo irme a duchar de nuevo y cambiarme.

Y así como llegó, se fue.