Capítulo 3: Príncipe del drama

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Ja, caí en el juego de esos dos

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Ja, caí en el juego de esos dos. Me usarán de posible niñera mientras van de vacaciones.

Me levanto de la cama al escuchar a mi gato maullar, se pega a mis piernas buscando cariño.

-Tú tambien eres un manipulador, verdad -digo al levantarlo en mis brazos-, a ti te perdono.

Camino con el gato en mis brazos, acaricio su cuello y empieza a ronronear. Pego un salto al escuchar a Lea hablar, mi bebé también salta del susto.

-Mensaje de voz de Tirana -dice Lea desde el escritorio- ¿Desea reproducirlo?

-Sí.

-Noah Wilson, por lo menos debiste despedirte, te habría llevado -Escucho un suspiro agotado-. Gracias, por aceptar la petición, el viaje será por investigación, en el laboratorio de Althea perteneciente a Argentina.

Le sirvo a Kal su comida antes de irme a acostar.

-Ya te haz dado cuenta de la variante de Llia encontrada, queremos saber más y -Se escucha ruido de fondo antes de que continúe-, bueno, no puedo afirmar nada, pero esperamos que este caso no afecte el rendimiento de Althea.

El resto del mensaje se trató de las consecuencias que podría acarrear la nueva suposición de patrones reales en mestizos. Usualmente los mestizos no nacen como Crystallianos, sino humanos, eso fue tratado tras el primer caso de mestizaje.

-Kal, dime qué se siente ser un gato, comiendo y durmiendo en la cama de tu papá -Tomo mi almohada y la abrazo-, sabes, no me digas nada, me dará un infarto si lo haces.

Mi gato solo se sube a la cama y se ubica a mi costado. Sí, ya es hora de dormir.

Por la mañana me preparé para ir a las instalaciones de la familia real que se haya en la ciudad. Aunque acepté la petición, no pude evitar sentir una ligera incomodidad al recordar nuestro primer encuentro. Pero me gustaría haberle dado un golpe.

Observo el techo con incrustaciones de cristal mientras espero que me atiendan. Me recuerda al de la oficina de mamá.

Las puertas volvieron a abrirse, con ese tamaño exagerado llaman la atención siempre que alguien entra. Mi curiosidad hizo que mis ojos busquen al visitante nuevo.

Cabello blanquecino más el traje a medida con accesorios cristalinos hace aue cierre los ojos. Tristan acababa de llegar a la recepción. Tal vez, bueno, vamos a pasar juntos unos tres meses, debería al menos empezar de nuevo con él.

Decidí abordarlo con una sonrisa. Sus pasos seguros y decididos resonaban en el suelo mientras se acercaba al mostrador, sin siquiera dirigirme una mirada. Hijo de.

Traté de mantener la compostura mientras esperaba a que Tristan se ocupara de sus asuntos. Es un príncipe, debe tener modales como su hermano. Él se acerca y aprovecho para saludarlo.

-Buenas, príncipe -Qué saludo patético acabo de decir.

Él no respondió, simplemente continuó revisando el lugar con la mirada como si yo no estuviera allí. Mi sonrisa se desvaneció mientras me sentía cada vez más incómodo con la situación. Idiota.

Opté por guardar silencio y esperar a que nos llamen. No quería empeorar las cosas tratando de forzar una conversación que claramente él no quería tener. Y yo tampoco para ser sincero.

Finalmente nos llamaron a subir. Suspiré, resignado a que nuestro encuentro seguiría tan incómodo como empezó.

El ascensor se movía con suavidad. Tristan se mantenía en un rincón, claramente incómodo con mi presencia. Sus ojos azules chispeaban con un brillo desafiante cada vez que me atrapa viéndole, y su postura rígida sugería que estaba preparado para cualquier confrontación. No te voy a morder, cristalito.

- ¿Qué hiciste para que mi hermano te pida esto? -preguntó de forma despectiva, cruzando sus brazos y apartando la mirada.

Justo cuando decide hablar dice una idiotez del tamaño de su casa.

-Diría lo mismo de ti y mi madre -Muevo mis manos con molestia-, fue fácil convencerla al ser un Crystallia.

- ¡Fácil! ¡No tienes idea de lo que es estar en mi posición! - su voz resonó en el pequeño espacio del ascensor.

-Ja. ¿De qué posición hablas? -cuestiono frunciendo los hombros-, nadie te conoce, ¿o alguien más que nosotros sabe quién eres?

-Posición de hermano menor, no de príncipe, plebe -responde y casi caigo cuando me patea la parte posterior de la rodilla.

Respiré profundamente, tratando de contener las ganas de devolver la patada.

-Mira, tampoco estoy aquí porque quiera -Volteo a encarar esos ojos desafiantes-, intentemos no provocar una pelea, al menos aquí donde nos pueden dar sermones que ni tú ni yo queremos.

Me ignora nuevamente. Qué se pierda. El ascensor se detuvo con un leve sacudón, y las puertas se abrieron para revelar el vestíbulo principal de la residencia del maestro Azurea. Tristan me lanzó una última mirada llena de desprecio antes de salir, dejándome atrás con un nudo en el estómago y laa tremendas ganas de romper mi palabra.

-Bienvenidos, Tristan, Noah -dijo el maestro con una sonrisa diplomática mientras se acercaba a nosotros.

Tristan apenas le dirigió una mirada antes de apartarse con indiferencia.

-Vaya al grano, maestro -Aquella palabra llama la atención del cristalito.

-Bien, bien. Se alojarán en la residencia Crysta ubicada al norte de la ciudad -anunció Azurea con tranquilidad-. Será más conveniente el poder acceder a ustedes mediante el comunicador de las residencias.

- ¿Al norte? -Fruncí el ceño-. No estoy seguro de que sea la mejor idea.

-¿Y por qué no? -se metió Tristan con sarcasmo- ¿Acaso prefieres quedarte en tu humilde departamento, plebe?

Mis puños se cerraron con fuerza, respiro para calmarme. Como le gusta molestar.

-No, pero al menos allí no tendría que soportar tu actitud de príncipe del drama todo el tiempo -respondo con el mismo tono que el usa al hablarme.

- ¡Yo no soy el que está haciendo un berrinche por algo tan trivial como el alojamiento! -gritó y en sus ojos brillaba la furia.

- ¡Por favor, cálmense! -intervino Azurea, tratando de mantener la compostura mientras nos observaba con preocupación-. Buscaré una forma de llevar el comunicador más cerca de la universidad, ¿eso es lo que quieres, no?

Afirmo con la cabeza.

-Bien, por ahora prepara tu departamento -Mira a su hermano- y tú alista el equipaje, irás a ese humilde departamento.

Tristan y yo nos miramos con desdén, cada uno sin ceder ni un centímetro. Sabía que esta colaboración sería mucho más complicada de lo que esperaba, y lamentablemente, estaba atrapado en medio de un conflicto que parecía no tener fin.

 Sabía que esta colaboración sería mucho más complicada de lo que esperaba, y lamentablemente, estaba atrapado en medio de un conflicto que parecía no tener fin

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