Capítulo 11: No escapes

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—¿Qué estás haciendo? —pregunto, mi voz tiembla ligeramente a pesar de mi intento por sonar firme—

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—¿Qué estás haciendo? —pregunto, mi voz tiembla ligeramente a pesar de mi intento por sonar firme—. No necesito que hables de mí a mis espaldas. No quiero que me veas como un caso de lástima.

El silencio que sigue a mis palabras es pesado. No espero una respuesta inmediata; mi objetivo es claro: cerrar la brecha antes de que se haga más profunda.

—Sólo tratas de aliviar tu culpa —sigo sin moverme del umbral de la puerta—, y eso no se logra contando mi pasado a un extraño, madre.

No quiero que Tristan sienta pena por mi, ni que mi trauma sea el centro de una conversación.

—Noah, no fue mi intención —mi madre intentaba disculparse, podía ver el su rostro pálido—, no debí llevarte al laboratorio...

—No te hecho la culpa de lo que pasó, mamá —interrumpo cerrando la puerta tras de mi—, nunca lo he pensando así.

Al voltear lo primero que capta mi atención es el rostro lleno de lágrimas de mi madre, intentando cubrirlo con sus manos. Me acerco a la proyección, sin prestarle atención al Crystallia sentando en el sofá.

—Puedes responder la pregunta de Tristan, también quiero saberlo, es lo que te pido —aprieto mis puños e intento mantener la calma—, ¿por qué?

Mi madre tenía el cabello desordenado, y se quitaba los lentes para limpiar su rostro. Aún usaba la bata de laboratorio, así que Tristan la llamó en medio de trabajo. Habia  varias hojas sueltas alrededor de su escritorio, pensé que ya no se utilizaban.

—Señora Beatrice, lo siento —decía él bajando la cabeza—, pero le suplico que lo diga.

—La investigación no es solo por la variante de Tristan —empieza una vez se calma—, Noah, intentamos reestablecer tu Llia con la reconstrucción celular que utilizan para las simulaciones...

La habitación se siente más fría de lo habitual, y no es solo por la temperatura. Mi madre se ha quedado en silencio después de soltar esas palabras, dejándome con el corazón latiendo descontrolado en mi pecho. Intentaba mantener la calma, pero por dentro, una tormenta de emociones se desataba. Estaba preparado para enfrentar su habitual distancia, sus frías respuestas científicas, pero esto... esto era diferente.

Sus ojos, normalmente tan analíticos, ahora revelaban un destello de algo que no había visto en mucho tiempo: preocupación genuina. Una preocupación que iba más allá de los estudios, más allá de los gráficos y las estadísticas.

—En realidad estamos en la nave nodriza —revela tomando asiento, tiene un poco de tos antes de seguir—, conseguí el permiso de usar su biblioteca, y poder estudiar sobre el árbol de Ysilara Elysea.

Cada palabra cae sobre mí como un martillazo, dejándome sin aire. Por un segundo, mi mente se niega a procesar lo que acaba de escuchar. Mi Llia... ¿ella estaba intentando reestablecerla? Mi madre, la Dra. Beatrice Wilson, siempre tan dedicada a su trabajo, siempre tan metida en sus investigaciones sobre los Crystallia, había estado trabajando para... ¿ayudarme a mí?

Althea: Sistema de compatibilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora