04.

118 19 0
                                    

— No abandoné nada. — La voz de Alastor se suavizó por unos segundos, su sonrisa siempre presente disminuyendo tan solo un poco — No lo hice.

— ¿No lo hiciste? — Lucifer respondió incrédulo, tomando el cuello del traje de Alastor para atraerlo hacia él — ¿Ahora me vas a decir que no huiste como un cobarde cuando todo te sobrepasó? ¿Que solo no desapareciste? ¿Soy yo el verdadero monstruo, Alastor?

Volvieron a quedarse en silencio, la tensión y furia inicial desvaneciéndose lentamente para dejar a su paso una sensación de vacío y dolor.

Los recuerdos, el pasado y la historia que los unió en su camino anteriormente los golpeó a ambos en ese momento, regresándolos en el tiempo a aquel día en el que todo, todo realmente tomó un rumbo inesperado.

Los recuerdos de Lucifer llegaron de golpe en ese momento, una ráfaga de memorias que creía haber olvidado por partes pero no pudo hacerlo por el valor y peso que tenía para él, para su hija, para su familia en general

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los recuerdos de Lucifer llegaron de golpe en ese momento, una ráfaga de memorias que creía haber olvidado por partes pero no pudo hacerlo por el valor y peso que tenía para él, para su hija, para su familia en general.

Ahogado por su mente, se hundió en cada memoria, en cada recuerdo... Cuando todo comenzó.

— Lilith, ¿crees que este pato se parezca a mí?

La rubia miró a su esposo con una sonrisa, mirando luego al patito de hule en sus manos, este con un sombrero blanco y un moño en el cuello si tenía un aire al soberano pero no del todo, no realmente.

— Algo parece faltar, querido. — comentó ella, señalando sus mejillas — ¿Quizá esto?

Lucifer sonrió con amplitud y volvió a su trabajo mientras compartían un acogedor silencio como la pareja de casados que eran. Su relación comenzó de una forma bastante extraña pero se había convertido en una camaradería y amistad bastante notoria, aunque se estaba perdiendo lo más importante de un verdadero matrimonio: el amor.

La puerta sonó con un par de golpes, llamando la atención de los residentes de aquella vivienda y Lilith, con un suave "yo abro", se dirigió a la puerta.

— ¡Querida! — Una voz estática se escuchó y siendo bien recibido, el nuevo demonio se acercó a la sala de estar para saludar al rey del infierno.

— Hey, Alastor. — saludó Lucifer, señalando su patito — ¿Qué tal?

Alastor sonrió y palmeó sus hombros.

— Divina creación, su majestad. — Tanto como usted, pensó, aunque realmente no soltó aquel comentario por mero respeto.

La tarde pasó volando entre los tres, conversando, bebiendo café e incluso soltando comentarios de broma entre todos. Con el tiempo Lilith, Lucifer y Alastor habían formado una extraña amistad desde que este último había tomado su puesto como overlord.

Las circunstancias en las que se habían conocido fueron extrañas pero eso no quitaba que se llevaron bien, entablaron una amistad y de vez en cuando se reunían como viejos amigos a beber algo y disfrutar de la compañía del otro. 

Hasta que todo lentamente se fue yendo al carajo.

Alastor quién era un fiel admirador de la belleza en cualquiera de sus presentaciones, tenía una admiración por el rey del infierno quién claramente era un ser hermoso, casi divino, pero siempre lo llevó de la forma más respetuosa posible y por lo bajo, no haciendo sus comentarios en voz alta o incomodado al soberano en ningún sentido.

Lucifer por su parte encontraba al demonio de la radio fascinante por su personalidad retorcida y a la vez su forma de mantener la calma ante los peores momentos, siempre sonriente y tranquilo, era alguien difícil de hacer perder la paciencia y su elocuencia al hablar le provocaba todo de solo escucharle.

Lilith por su parte había tomado un cariño especial por ambos demonios y se mantenía al margen, notando las miradas que estos se lanzaban de vez en cuando y en ocasiones incluso se quitó del camino para dejarlos compartir un poco más, sin rencor, sin celos, sin nada de por medio de su parte.

Pero una noche, todo eso cambió.
Mientras bebían algo de alcohol entre los tres, Lilith se retiró con la excusa de que no se sentía del todo bien y animó a los dos demonios a continuar sin ella, esto sin saber que sería el primer paso a una espiral de desgracias.

Alastor y Lucifer siguieron las palabras de Lilith poco después de corroborar que estaba al menos bien para ir a su habitación, conversando e intercambiando inocentes coqueteos a medida que el alcohol hacía efecto en ambos. Todo hasta que el filtro en la cabeza de Alastor simplemente perdió su poder.

Entre cielo y tierra | Radioapple. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora