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En su lugar, Lucifer se encontraba en su cama, mirando un objeto en sus manos que llevaba tiempo, casi siglos, estando en su poder. El pedazo de metal brillaba con la luz que se filtraba por las ventanas y daba pequeños destellos en las paredes de la habitación. Perdido en sus pensamientos quiso ignorar el nudo que se formaba en su pecho y cuando la impotencia llegó a su punto más álgido, estrelló la pequeña sortija contra la pared más cercana.

Se sentía frustrado, mucho.
No era su culpa que todo hubiera salido de aquella forma y ahora, aunque quisiera deshacerse de la sensación, el peso de lo sucedido se cernía sobre su espalda con más fuerza cada vez. Lo que más le ponía los pelos de punta era que la otra parte implicada parecía encontrarse tranquilo ante sus ojos.

Pero la realidad era mucho más que eso.

En su habitación Alastor sostenía un pequeño trozo de papel, rasgado en los bordes y amarillo donde debía verse blanco por el pasar del tiempo sobre él. No podía decir que fuera un demonio con sentimientos y que todo ello lograra debastarlo, pero en el fondo, muy en el fondo, los recuerdos de aquellas emociones experimentadas en su momento hacían eco en su cuerpo y este reaccionaba ante ellas, como si realmente extrañara ello. Suspiró dejando el papel en la mesa junto a su cama y simplemente ignoró todo lo que había en su cabeza para poder conciliar el sueño. 

Los días pasaron lentamente en una rutina casi monótona por parte de los residentes del hotel Hazbin, yendo y viniendo del infierno, a la vez que se acercaban a las almas de personas que estaban dando sus últimos pasos en la larga caminata de la vida.

Al principio la idea no era del todo aceptada por todos los miembros del staff, Vaggie y Angel fueron los primeros en dar una respuesta negativa a las palabras de Charlie, sin embargo fue Lucifer quien mencionó la imparcialidad de la tierra y la disponibilidad de poder hacer a su antojo en ella, cosa que iban a aprovechar a su favor.

Llevaban alrededor de un año desde que la oportunidad se presentó y cada cierto tiempo, debían desaparecer por completo del sitio para no levantar sospechas, esto debido a que poco tiempo después de establecer contacto con aquellos humanos, estos terminaban falleciendo y buscando mantener un bajo perfil, era mejor que las agudas miradas de las personas simplemente no se posaran en ellos más tiempo del debido.

La luna brillaba en lo alto del cielo, iluminando levemente la habitación donde se encontraba Lucifer. Acababa de abrir los ojos y estaba ahí, mirando el techo de su cuarto como si se tratase de la cosa más interesante del mundo.
Su cabeza estaba algo pesada en esos instantes, los recuerdos haciendo nido en sus pensamientos y se preguntaba en qué momento dejaría de soñar con el pasado.

Suspiró entonces, pero no se colocó de pie y tampoco estaba del todo convencido de seguir con su sueño. Solo estaba allí, tendido, lánguido, esperando que algo sucediera o que su propia cabeza hiciera algo al respecto y se deshiciera de todas las memorias para lograr sentirse más tranquilo, ¿era posible hacerlo de aquella forma?

Alastor por su parte era más un personaje nocturno, aprovechando las altas horas para pensar en el siguiente tema de su programa, de qué hablaría, qué dejaría entrar a los oídos de sus oyentes y que quedaría descartado por completo.
Por eso, cuándo la luz de la luna, blanca y pura, se coló en su habitación, llamando por su atención... No pudo más que solo mirarla y buscar su origen, observando aquella redonda y llamativa esfera en lo alto del cielo, esa que parecía engullir la luz del sol y transmitirla de la forma más hermosa. 

Sin pensarlo, dos personas con personalidades opuestas pero con un mismo camino, se encontraban admirando el mismo punto en el cielo. Ninguno totalmente consciente de lo que esto significaba para ellos.

Entre cielo y tierra | Radioapple. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora