Capitulo 18

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POV Ivón

Corro por el espeso bosque agarrando con fuerza lo que tengo en la mano y me acuerdo que puse algo en el camino para recordar como volver y paso una señal a toda velocidad y tropiezo con una rama y caigo de bruces—¡ah!—no pude evitar vociferar y algo adolorida me pongo de pie y volteo de un pronto para ver hacia atrás y vislumbro al pelinegro corriendo hacia mi de prisa y sonriendo de forma maquiavélica—rayos—me sacudo la tierra y respiro hondo—tu puedes Ivón—me animo y vuelvo a correr a toda velocidad o todo lo rápido que pueda—tal vez debería ir hacia otro lado hasta perderlo o esconderme para que no me siga y no nos mate a Andrew y a mí—pienso y viendo una gran piedra voy hacia allá y me escondo detrás de ella.

Entonces, lo veo pasar y luego detenerse al lado de la piedra y yo me vuelvo un ovillo para ocultarme más—umm, ¿dónde se habrá metido?—dice y yo solo oro al YAHWEH que me libre esta vez de morir porque, quiero hacer muchas cosas todavía, tener una familia y...—o tal vez esta por...—escucho sus pasos acercarse a mí y aguanto la respiración—mejor ire por allí—lo oigo alejarse y asomo un poco la cabeza para ver y lo veo irse por otro camino que es por el que yo no me voy y vuelvo a respirar aparte, tenía el corazón acelerado y respirando hondo para calmarme un poco vuelvo a tomar el camino a la cabaña corriendo y cuando llego, abro la puerta rápidamente y la cierro de una vez y me deslizo por la puerta sentándome en el piso y cierro mis ojos.

—¿Qué te pasa Ivón?—escucho a Andrew hablarme y abro los ojos y lo veo con la sábana envuelta en la cintura frente a mí.

—Tuve que correr como no te imaginas—le digo y él frunce el ceño.

—¿Por qué?, ¿te perseguía un oso?—pregunta y yo me pongo de pie mirando mi mano a ver si el avellano estaba intacto.

—No, creo que era algo peor que eso—me pongo de pie y tomo el caldero—buscaré un poco de nieve para hervir esto y ponertelo en la espalda, ayudará mucho.

—Esta bien—salgo y recojo un poco de nieve con el caldero y regreso dentro de una vez y pongo con la nieve el avellano y lo dejo un par de minutos mientras veo como esta la ropa de Andrew y noto que esta húmeda no mojada sino, húmeda—ah, tienes que esperar un rato más para que se seque—le digo a Andrew y lo veo sentado frente a la chimenea envuelto en la sábana del cuello para abajo y no se porque pero, me dieron ganas de sentarme junto con él y así lo hice.

Fui y me senté a su lado y él saco su brazo de entre las sábanas y lo pasó por mis hombros.

Yo lo miro tratando de entender que me quiere decir y pensando en que quiere que le de calor me pego a él acurrucandome en su pecho—hago esto para que entres en calor no por otra cosa que quede claro—manifiesto y él me abraza.

—De acuerdo—dice y yo también lo abrazo tratando de no tocar sus heridas.

Nos quedamos así en silencio solo sintiendo la compañía del otro mirando el fuego y después de un rato me siento tan cómoda como estoy que me empieza a dar sueño pero, recuerdo que tengo que ponerle el avellano a Andrew y cuando empiezo a soltar el abrazo noto que tiene los ojos cerrados—Andrew, acuestate en la cama y que tu espalda quede arriba para ponerte esta infusión—le digo y se despierta.

—Bien—comenta con voz ronca y se me eriza la piel.

Entonces, me pongo de pie yo por igual y tomo un pedazo de la sábana y la sumerjo en la infusión para después ir y pasarla por las heridas de Andrew.

Lo veo hacer una mueca—será rápido, tranquilo—le comento y asiente con la cabeza.

Yo sigo pasándola hasta que lo veo bien limpio y creo estar bien desinfectado. Por consiguiente, le pongo también el avellano y se la dejo en la espalda como por algunos minutos—vas a estar bien Andrew—le digo y tomo su mano apretándola para darle ánimos—quiero salir al bosque a buscar algo de comer...—pienso en voz alta.

—Umm, no se que te pasó allá afuera pero, no quiero que vuelvas a salir. Es muy peligroso.

—Aunque, tal vez si podría evitar que me pase lo mismo de antes yo...

—Es un no, no irás más afuera que no sea para buscar nieve al frente que está cerca—dice firmemente Andrew.

—Claro que si voy—manifiesto y él hace como que se va a parar y lo freno—es mentira, no voy a ir hasta que nos vayamos los dos juntos—vuelve a quedarse quieto como si estuviera conforme con lo que le dije.

Entonces, después de unos veinte minutos le quito el avellano y lo cubro con la sábana para que este calientito. Lo veo con los ojos cerrados y pienso que debe sentirse mejor acostado.

Abro la puerta despacio y con el caldero en mano tomo mucha nieve para bañarme. La pongo a calentar y tomo el celular y lo enciendo para ver si puedo hacer algo con el.

Miro las fotos de mi casa y extraño estar ahí en mi cama suave además de comer granola con yogurt—oh como me gustaría estar en mi casa tranquilamente y solo preocupada por terminar las examinaciones de los cuerpos que investigan los policías—pienso internamente y me deprimo un poco—rayos, ¿qué pensará mi jefe?—toco mi frente algo angustiada y ansiosa por salir de este lugar.

Recuerdo que puse agua a tibiar y voy averiguar si ya está y sí estaba lista así que, la hecho en la bañera.

Prosedo a desnudarme poniendo el celular cerca porque pensaba poner música y luego entro a la bañera—oh que delicia—murmuro sintiendo el agua caliente tocar mi piel—me inclino un poco para darle play a la música en el celular y me acuerdo que Andrew está durmiendo entonces, pensé en mejor escuchar música cuando termine de bañarme. 

Finalizo y cuando salgo me seco el cuerpo con las medias porque, no se me ocurrió nada más pues, las demás ropas no podía mojarlas y para recordar viejos momentos cuando estoy en mi cuarto cambiándome me pongo los audífonos y agarro el celular para escuchar la música estando frente a la bañera llena de agua y de pronto siento que alguien me observa y alzo los ojos mirando hacía la cama y veo a Andrew sentado en la cama mirándome fijamente—¡Ah!—no pude evitar gritar de la sorpresa tratando de cubrirme con los brazos los pechos y suelto el celular cayendo en la bañera con todo y audífonos—¡¿qué estas haciendo?!—vocifero y lo veo sonreír.

—Creo que es bastante obvio lo que estoy haciendo—dice como sin nada y se me calientan las mejillas y hasta las orejas.

Me volteo para no verle la cara de tan avergonzada que estoy y escucho que se acerca a mí girándome hacia él.

Yo cierro los ojos para no verlo y sintiendo que me acaricia las mejillas los vuelvo a abrir y lo miro a los ojos notando que me observa como con ternura entonces, quito la mirada de él—te ves muy linda ahora mismo—manifiesta.

—O sea, ¿qué antes no me veía linda?—le pregunto sin entender bien y de soslayo lo veo sonreír otra vez—no comprendo a lo que te refieres y más, porque sonríes.

—Tu...te ves muy apetecible ahora mismo. Eso es a lo que me refiero.

Una luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora