Capítulo 7

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Arlet Hassler

—Éste, es el segundo tema, puede manejarse sin conexión, ¿cool no?—Dijo kim, la pelinegra que había sido elegida por el profesor para que me explicase el tema del proyecto.

Teníamos, ya casi toda la mañana de un día sábado, hablando del proyecto.

Ella era una chica cool, era canadiense de origen.

—Sí, muy cool—Respondí bostezando, puesto que ayer me dormí en la madrugada, y me levante temprano

Mi cara era un horror, sin una pizca de maquillaje, con ojeras bajo mis ojos, y mi vestimenta se basaba en un jean acampanado con un suéter negro, y unas convers negras.

—Aunque suene aburrido, es un tema demasiado interesante.

—Puede que lo sea, merece una oportunidad o eso creo—Dije pasando una mano por mis ojos, para mantenerlos abiertos.

—¿Noche reveladora?—Preguntó con una pequeña risilla por mi aspecto.

—Noche de lectura.

—No he tenido de esas, pero debió ser rudo.

Dijo levantándo la mano para pedir la cuenta.

—Ya veo que no lo entiendes.

—Oye, no seré lectora, pero soy gamer, y entiendo eso de dormir hasta tarde.

—¿Eres gamer?—Pregunté viéndola fijamente prestandole más atención.

—Sí, desde los 10, no soy muy reconocida, pero tengo talento, o eso creo—Dijo lo último pasando el mechón de cabello que se colaba por su rostro hacia atrás.

—De seguro lo tienes, no lo dudo.

—Su cuenta ya esta paga, gracias por visitar este café—Nos dijo una chica de cabello castaño a la altura de los hombros.

nosotras solo nos limitamos en regalarle una sonrisa.

Yo tome la bolsa donde se encontraba el café frío que había pedido para llevar, y salimos del lugar

—Pasé una mañana increíble, fue divertido—, Dijo mientras guardaba su móvil en el bolso de mano que traía

—¿No tienes muchos amigos cierto?—le pregunté

—ninguno, de hecho.

—¿Ni uno solo?—insistí

—Ni uno.

—Ya tienes una—Le dije con una sonrisa.

Siempre había optado por animar a las personas, sin saber que cuando yo estuviese en ese punto, nadie me animaría a mí

Triste realidad.

Ella me regalo una sonrisa dulce, una que no había visto en ella

—Eres una gran persona Arlet, gracias.

—Para que veas que la felicidad no sólo se encuentra en una pantalla.

—Lo mismo te digo, la felicidad no solo se encuentra en unas páginas con tinta.

—Oh ahí si que se encuentra, ya entendí tu punto—Solté una pequeña risa—Sabes, la lectura no es mi punto fuerte como tal, solo lo hago para entretenerme, lo que en verdad me gusta es la fotografía.

—Que cool arlet, ¿Tienes una cámara fotográfica?

Me alegró que lo que me hacía feliz le interesará, aunque no dejaba de ser una extraña del colegio.

—Mi madre....me regalo una el día de mi cumpleaños.

—Que buena madre tienes—Dijo con una sonrisa, que se esfumó al notar que mi ánimo había bajado—Oh ¿He dicho algo malo?

—No, no lo has echo, ya me voy—Dije lo último sin esperar respuesta y seguí el camino que me correspondía seguir.

—¡Espero verte en el cole!

Escuche a lo lejos.

Me abrace a mi misma.

Era doloroso como pasaba de estar tan bien, a estar tan mal.

Mi corazón latía rápidamente

Incontrolable.

estaba fallando, estaba cayendo, no podía caer, no podía, por ella, por mí.

El sonido de la bocina de un auto, me saco de mis pensamientos.

Joder estaba creando un trafico.

Voltee hacia los lados con desesperación, se me nublaron los ojos de las lagrimas que amenazan con salir, al escuchar todos los comentarios que llegaron a mis oídos

—¡¿QUE HACES AHÍ?!¡¿ESTAS LOCA?!

escuché a lo lejos

—¡MUÉVETE DE ALLÍ, VOY TARDE!

Y más comentarios de hater.

Intenté mover mis piernas para irme de allí y acabar con eso, pero mis piernas no respondían.

Estaba paralizada en medio de la vía, creando un trafico, recibiendo comentarios de hater.

Tape mi rostro con mis manos, lágrimas incontrolables salían, sin parar.

No podía moverme

¿y si movían sus autos y terminaban con mi vida?

En segundos, sentí unos brazos alrededor de mi.

Eran grandes, por lo que tenían que ser de un hombre.

Al instante, ese chico me tomo en sus hombros, y me cargo como un saco de papas.

Y así fue como los pitidos de las bocinas, dejaron de sonar, y solo se escuchaba como avanzaban los autos.

¿Estaba a salvo?

El chico me dejo caer en una banca.

Quite mis manos de mi rostro avergonzada por mí aspecto.

Mi rostro se contrajo en sorpresa al notar, que ese chico que me había salvado, era el chico del jardín.

El se encontraba a un lado de mí en la banca, mirándome fijamente, con su eventual rostro neutro.

Pase mi brazo por mi rostro limpiando, las lágrimas y mocos que adornaban mi rostro.

—Todo está bien—Dijo casi en un susurro

—Gracias—murmure por lo bajo

El chico curvo sus labios en una sonrisa torcida, que guardaría por el resto de mi vida.

Sendero de tulipanes (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora