Las imágenes de mi derrota ante Wyald y Griffith junto a sus palabras, comenzaron a resonar una y otra vez en mi mente cada vez más y más fuertes, consumiendo cualquier otra cosa que estuviese en mi mente en ese momento.
Yo estaría en medio de todo ese caos, en un espacio en negro pero que a la vez no lo era. Yo estaría tirado en el piso, tapando mis oídos y cerrando mis ojos con fuerza, tratando de no escuchar y ver lo que pasaba, hasta que una última vez resonó en mi mente.
¿?: La ceremonia de advenimiento demoniaco se acerca. La coronación del gran rey será presenciada por sus más allegados.
De repente todo se detuvo y fui agarrado en mis extremidades y cuello por unos grilletes y cadenas.
Yo traté de moverme, pero mi cuerpo no respondía a mi voluntad.
Mientras eso sucedía encima mío había una mano y de sus dedos salían las cadenas, como si fuesen los hilos de una marioneta.
¿?: Y tú deberás servirles fielmente.
Repentinamente yo me desperté, notando que estaba aún en el lugar de mi pelea contra Wyald, viendo que estaba bastante arruinado el lugar.
Yo a duras penas me levanté y me costaba mantenerme de pie, recordando cuando era un niño y me costaba demasiado ponerme de pie.
Yo con mucha dificultad comencé a caminar.
Yo en mi mente: Acaso...Yo perdí? Realmente...Lo hice?
Con un tono completamente incrédulo.
Román: No lo entiendo. Cómo...Cómo pasó? Yo...Realmente lo intenté.
Yo me caería por la falta de fuerza, golpeándome la cara contra el piso, aunque nuevamente volví a levantarme con mucho esfuerzo.
Román: Di todo de mí. Usé mi magia. Usé mi ingenio. Usé todo lo que estaba a mi alcance y más. Me rompí a mí mismo para llegar. Yo...No lo entiendo.
Avanzando sin rumbo mientras todo mi cuerpo temblaba.
Román: Yo...
Yo nuevamente me tropecé, cayendo una vez más al piso. Yo levanté mi cara, dejando ver que mi cabeza estaba sangrando, habiendo manchado el piso con mi sangre.
Román: Realmente...
Yo comencé a tratar de levantarme, dejando ver que mis brazos estaban temblando de sobremanera. La sangre comenzó a salir cada vez más, manchando más y más el piso, hasta que pude verme levemente reflejado.
Román: Me esforcé tanto.
Con mi voz completamente rota, mientras que en el reflejo se veía que la gran cantidad de sangre no caía de mi cabeza, sino de mis ojos, los cuales estaban empapados y no dejaban de sacar sangre.
Román: Lo siento...Perdón...No pude hacer nada. Realmente....Lo intenté.
Yo seguiría así por un buen rato, hasta que sin darme cuenta, unas pisadas se acercaron a mí y me tomaron a la fuerza.
¿?: Levántate.
Yo ni siquiera le prestaría atención, solo me seguiría sumergiendo más y más en mis pensamientos.
¿?: Hey, acaso eres sordo?
Tratando de llamar mi atención.
¿? 2: No importa. Solo espósalo y listo.
Lo dijo un soldado, a lo cual el soldado que estaba conmigo le hizo caso.
Mis manos fueron repentinamente tomadas, puestas dentro de las esposas.