Hace cien años

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Él la miraba totalmente extrañado. ¿Cómo es que ella lo conocía? ¿Por qué le hablaba de una manera tan cariñosa y cordial?
Intento ponerse de pie pero Ella se lo impidió, lo tomó del brazo y lo obligó a recostarse de nuevo.

-No debes sobre esforzarte, aún estás muy débil. Recuerda que no eres inmortal.

Le regañó. Link parpadeó varias veces intentando recordarla, pero por más intentos que hacía, no lo lograba.

-Disculpa...nos conocemos?

Pregunto deteniendo la mano de la anciana quien le estaba colocando una frazada,ella lo miro dulcemente,le dio la espalda,tomó la silla de la mesa de estudio y la coloco al lado de su cama para luego sentarse

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Pregunto deteniendo la mano de la anciana quien le estaba colocando una frazada,ella lo miro dulcemente,le dio la espalda,tomó la silla de la mesa de estudio y la coloco al lado de su cama para luego sentarse.

-Aunque no lo creas, sí nos conocemos y muy bien. Solo que no puedo decírtelo aún, no en tu estado, aunque sé que tu corazón te revelará quién soy.

Le sonrió pero no tuvo respuesta alguna a su comentario ya que él jóven había vuelto a quedarse dormido

-No cambias en nada

Susurro arropándolo por completo.
La noche ya había caído y solo se escuchaba el fuego de la chimenea danzar.
Link abrió lentamente sus ojos para poder acostumbrarse a la Luz,todos dormían,era su oportunidad

-Tengo que ir por ella...

Susurro levantándose despacio de la cama,sabía a la perfección donde estaba escondida, lo habia escuchado de boca de su jóven anfitrion,su espíritu lo llamaba,ella clamaba su nombre y no permitiría que pasara alejada de él un minuto más.
Dio pequeños pasos para lograr equilibrarse. Instintivamente abrió el armario que estaba a un lado. Buscó algo para poder cubrirse y abrigarse de la fría noche.
Bajo lentamente las escaleras, peldaño a peldaño. Cada uno le resultaba un enorme reto. Su cuerpo aún le pesaba y sus heridas aún no sanaban por completo.
Abrió la puerta con mucho sigilo para adentrarse a la penumbra de la noche,miró aquel lugar que tan familiar le resultaba

Abrió la puerta con mucho sigilo para adentrarse a la penumbra de la noche,miró aquel lugar que tan familiar le resultaba

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-Es...mi casa...?

Susurro, extrañado, observaba a todos lados. Era el mismo estanque, el mismo establo, pero su árbol de manzana, aquel que había plantado junto con su pequeña hermana, ya no era un simple retoño. Ahora era un gran árbol frondoso, lleno de suculentas manzanas.
Camino hacia el puente cuidando sus pasos para no caer al río que corría debajo de él, abrió sus ojos enormemente al confirmar que realmente estaba en Hatelia.
Los faros alumbraban el empedrado. De las chimeneas solo salía el humo del fuego que las calentaba. Sí, era su hogar donde había crecido, pero era diferente a como él lo recordaba.
La casa que pertenecía a uno de sus amigos de infancia ya no estaba en su lugar; se encontraba una tienda de ropa.
Las hortalizas que crecían cerca de la entrada de la aldea eran demasiado humildes en comparación con lo que antes se plantaba.

" Cien años sin ti" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora