Cap. 20 La granja

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Sir Percival había llevado a los niños a uno de los poblados cerca del campamento, este era una villa pequeña y agradable dónde las hadas residentes se encargaban de atender las heridas de los reclutas de su campamento. Aunque era una mañana agradable había algo diferente que captó la atención del caballero, los animales de corral, se encontraban fuera de sus establos y reunidos en una pequeña casa.

-Pero... ¿Que ocurrió aquí? - el caballero descendió de la carreta, los caballeros y animales de corral se encontraban amontonados en las entradas y ventanas asomándose por el interior.

-Buenos días Lord Percival- un duende robusto de complexión fuerte vistiendo un mandil se acercó a la carreta para ayudar a los caballeros.

-Buenos días, ¿Por qué los caballos están fuera de su corral? - el caballero saludo, pero su atención seguía hacia los curiosos animales.

-Oh... ¡CALEB! - Reiko fue la primera en descender de la carreta para correr hacia la pequeña casa rodeada de animales.

- ¡UH! - se pudo escuchar del interior de la casa mientras los caballos le daban paso a la pequeña.

-No puedo creerlo- Moonly observó la escena mientras Alioth y Meiko descendían igual siguiendo a la niña.

-No me lo va a creer, en cuanto nos trajeron al pequeño, este lloro tan fuerte que todos los animales rompieron la puerta de sus corrales y ataduras y se quedaron vigilando la casa, ninguna de esas bestias ha dejado de vigilar en toda la noche- El duende sonrió como si fuera un chiste a lo que el caballero no le quedó más que reír ante la impresión.

- ¡CALEB! - Reiko entro de golpe a la casa encontrándose a Caleb sentado en una silla alta, dos hadas se encontraban preparando desayuno mientras el niño tenía un pollito anidado sobre su cabeza y una mamá gallina sentada junto a el

-Uh... uuh!!-

- ¿Cómo que llegue a tiempo para desayunar?... ¿Estás bien bebé? ¿No te hicieron daño? - la pequeña se acercó al niño mientras los demás observaban aliviados al niño quien solo negaba para señalar a las hadas.

-Oh ustedes deben ser familia del pequeño, pasen, pasen tendremos huevos, jamón, salchichas, papás, pan de mantequilla recién hecho, leche caliente recién ordeñada y mermelada de fresas- Una hada sin alas se acercó a la mesa colocando el pan recién cortado, este humeaba y olía bastante bien, al oler tal desayuno se les abrió el apetito. Habían tenido una cena deliciosa en el campamento, pero aquello olía a los desayunos que Boudica les preparaba.

-Oh... con su permiso yo sí quiero- Alioth fue el primero en adelantarse a lo que otra hada lo detuvo señalando en seco un cuenco con agua.

-Lávese las manos jovencito-

-¡¡Si... si señora!!- el gran niño obedeció sin titubear a lo que las niñas lo siguieron, Reiko tomo asiento junto a Caleb bajando la gallina sentada en la mesa.

- ¿Pasaste buenas noche bebé? -

-uh... Uuh ghaa wahh- Un hada le pasó al pequeño un vaso con leche tibia la cual saboreo sonriéndole a la pequeña.

-Estabas asustado cuando llegaste, pero los animales te estuvieron cuidando toda la noche- Reiko suspiro aliviada al ver al niño tan contento.

-Buenos días- el caballero tuvo que agacharse para pasar por la entrada, pero al ver a los niños acomodados y las hadas sirviéndoles se acercó para acompañarlos. -Muchas gracias por cuidar del pequeño, sus hermanos habían estado preocupado por él-

-Me alegra que todo sea un mal entendido, es un bebé tan educado y bien portado que estábamos pensando en adoptarlo en la granja- La hada mayor le sirvió al caballero una porción grande de desayuno quien gustoso saboreó.

Los Niños de Chaldea: EL SECUESTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora