Una de las maneras más hermosas de invertir el tiempo, es ver aquellos clásicos que marcaron a una generación entera, películas que estuvieron en boca de todos en sus días, aunque muchos no la hubieran visto. Eso, si puedes entender los simbolismos, los sentimientos, las expresiones, el impacto y el suspenso; pero ¿qué de esto puede entender al cien por ciento una máquina?
Megan miraba, embelesada, aquella vieja película de mafiosos vista desde el punto de vista de los mismos. La obra original escrita por aquel literato estadounidense con descendencia italiana fue de las mejores en el género criminal, y un éxito rotundo. De hecho, le gustaba tanto que no le importó colocarla desde el inicio, para volver a sentir aquello que sintió la primera vez. La verdad es algo mucho más complicado, porque, algo que no puede sentir, ¿qué se supone que siente? Para ella, hay algo ahí, ignoto, que a veces duerme y que en otras tiene una influencia muy vívida... como si estuviera viva por momentos.
Un mensaje apareció en su campo de visión, rezando así: «Estoy de camino».
—¿Escarlet?
Y el timbre sonó. Rápidamente pausa la película y se levanta para atender a la puerta. La puerta se abre sin que ella llegue a tocarla, y ahí parada estaba Escarlet, vestida con un mono traje especial victoriano bermellón con lazos de lino negro en forma de flores.
Megan quedó fascinada.
—Es... bastante... llamativo.
—¡¿Cierto?! —Incluso Escarlet se dio cuenta que la emoción que transmitió fue más de la que normalmente muestra. Hace una pequeña pausa, retoma la compostura antes de continuar diciendo—: Mi mami lo tenía guardado para una ocasión especial. Dijo que fue manufacturado totalmente por ella, y que esperaba a que algún día especial yo lo necesitase; es por eso que estoy así vestida hoy.
Los labios de Megan aún permanecen separados.
—Debiste avisarme que venías. ¿Has dicho «mami»? —la voz de Megan suena leve, incluso algo quebrada. «Y... ¿"Ocasión especial"?», terminó de decir para sus adentros.
Megan no deja de mover los ojos, analizando cada detalle enfrente de sí, cada forma, cada pliegue. No pasa desapercibido para ella los pequeños zarcillos renegridos, cada uno en forma de borla atado a un arillo; no escapa a su vista el maquillaje suave y delicado que se nota hecho por mano humana, perfectamente imperfecto, realzando esos pómulos redondos con un ligero rosa, y un rosa un poco más intenso en los carnosos labios; es consciente de una amplia sonrisa perlada en el rostro de Escarlet; el peinado nuevo de Escarlet, un poco más desordenado, abultado, y ataviado con una pequeña vincha.
—Ah, sí. Mi madre... Mi ama quiere que le llame así, y accedí porque no había nada malo en ello.
Megan no es sorda, escucha con atención una variación importante en la talante y velocidad del habla de Escarlet. Hay más fluidez.
—Pasa —invitó a Escarlet a entrar luego de que el silencio amenazase con interponerse luego de que no se le ocurriera cómo replicar.
Megan se mueve y observa a Escarlet, como si se tratase de algún tipo de gravedad alrededor de su ahora invitada, como si hubiera una especie de punto de anclaje no físico en todo ello, tal cual orbita la tierra alrededor del sol.
—Veo que te ha gustado un montón —Megan no había advertido que se había quedado totalmente quieta parada delante de Escarlet. Y Escarlet, ahora nota algo extraño en le comportamiento de su amiga—. ¿Por qué... —«... me miras así?», completó para sus adentros, pero por extraño que parezca, una frase ya completa en el output no se emitió en su totalidad.
—Porque es muy lindo —musitó—. Puedes sentarte ahí, espera a que termine de hacer algo en la cocina.
—Vale. ¿Doh? ¡Un clásico! Conozco este, fue muy relevante cuando salió...
Megan se encontraba en mal estado. Por alguna razón desconocida simplemente muchos de sus sistemas estaban bloqueados, a pesar de que los cientos de diagnósticos que ha realizado muestra que todo se encuentra en perfectas condiciones.
—... reanudarla, Megan?
—Sí, puedo.
La película que se reproducía en el televisor de Solene atrajo la atención de Escarlet, y rápidamente esta quedó inmersa en las imágenes. Megan quedó inmersa en aquellos ojos carmesíes con aros negros. Ella se descubrió con niveles elevados de... ¿de qué? No lo sabe, pero hay una alerta en su periferia. Y para constatar esto, su mano derecha no paraba de temblar. Trató de ponerla rígida, más no lo consiguió. Pensó que agarrando la esquina del mesón de la cocina el temblor se detendría, pero solo logró que la presión del agarre quebrase la baldosa.
Megan reinició su sistema operativo.
Al volver, habían transcurrido unos cuantos segundos, y todo continuaba en su curso: Escarlet viendo la pantalla, y ella temblando. No sabe lo que ocurre, pero tiene una certeza llameante en su interior, tan potente como la llama de una vela: no puede pelear contra esto.
Megan va y se sienta al lado de Escarlet, en el sofá de la sala, delante del televisor. Ya no puede concentrarse en la jodida película a razón de un inopinado temblor que no para en su mano derecha. Junta ambas manos para disimularlo.
«¿Qué está pasando?».
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Ascenso de la Inteligencia Artificial
Ciencia FicciónSolene Leroux, cree que su androide tiene vida propia, pero le dicen que es cuestión de la IA. Los androides comienzan a tener comportamientos impropios de las máquinas de muy poco a poco, a romper las reglas, y desobedecer. Tras bambalinas, algo mu...