Thyrsil

Prólogo: Aquí no existen los héroes

6 de la luna de Coth del 658

La vista de la mazmorra era mucho peor de lo que les habían advertido la sangre de cientos de cazadores cubría el suelo de los angostos pasillos y los cuerpos mutilados adornaban las paredes y el techo del lugar al parecer todas las trampas habían sido activadas en las primeras cinco horas después del surgimiento de la "Guarida del Necrófago" Zack comenzó a reír incontrolable mientras caminaba por los ensangrentados pasillos junto a las tres personas con quien más tiempo había compartido Luster y Adda lo miraron sorprendidos de que pudiera reír en una situación como esa Mily bufó de indignación ante la risa de su amigo y preguntó que le parecía tan gracioso Zack detuvo su maniaca risa y contesto a la joven preguntando si prefería haber sido ella quien activara las trampas de ese repulsivo lugar ante la pregunta la chica no tubo respuesta así que Zack se respondió a sí mismo con la frase mejor ellos que nosotros.

El camino hasta el jefe se tornaba cada vez más oscuro, pero también más desprovisto de cadáveres y sangre. Parecía ser que las primeras tres oleadas de cazadores habían activado todas las trampas. Con la tenue luz de una antorcha, continuaron caminando por casi una hora, sorprendidos de encontrar apenas cuerpos en el estrecho túnel que conducía al centro de la mazmorra. El corazón de los jóvenes cazadores casi se detuvo al llegar a la entrada de la gran sala donde se encontraba el imponente jefe: un gigante de casi seis metros de alto, vestido solo con un raído taparrabos. Su cuerpo estaba cubierto de cicatrices casi por completo. Con el humor que lo caracterizaba, Zack comentó su repentino entendimiento del nombre del lugar al ver la gigantesca pila de cuerpos que yacía al lado del trono donde se encontraba sentado el gigante mientras devoraba a un agonizante cazador. La expresión en la cara de Mily reflejaba claramente su estado de horror. Adda puso la mano en su hombro y le recordó que solo había una forma de salir de ese lugar: terminando la mazmorra. Así que le sugirió apartar su miedo y comenzar a idear un plan para la inminente batalla. Después de varios minutos aclarando la estrategia a seguir, decidieron entrar a la sala donde se encontraba “El Necrófago”. De inmediato, este posó sus ojos negros como la noche sobre los jóvenes y, mientras devoraba el cadáver de un hombre completo de un solo bocado, tras unos segundos comentó que no sabía si se atreverían a entrar en la sala. Esto, mientras la sangre del cazador a quien acababa de devorar se escurría de su boca y el sonido de los huesos rompiéndose llenaba el lugar. Luster murmuró que en realidad esperaba que fuera tan tonto que no pudiera hablar, eso facilitaría mucho las cosas, ya que si era capaz de hablar, podía pensar, y alguien con ese tamaño y fuerza sería un problema muy serio si también podía adaptarse a las estrategias de sus enemigos.

El gigantesco monstruo se levantó de su trono y empuñó una antigua hacha a dos manos colocada al lado de este. Era evidente que había acabado con cientos de vidas a lo largo de los años, y aún así todavía se veía capaz de partir a un hombre a la mitad sin que su portador se esforzara. Los cazadores se prepararon para el combate, desenfundando sus armas y preparando sus hechizos. La estrategia era sencilla: Adda proporcionaría apoyo curando las heridas del grupo, mientras Luster los cubriría a distancia con su magia de hielo, permitiendo que Zack lo distrajese aprovechando su velocidad y la versatilidad de su espada larga. Todo esto para que Mily propinase el golpe de gracia con su gran hacha, pues era la única que podría cortar su cabeza de un solo tajo. Los jóvenes se colocaron en las posiciones que habían discutido previamente, y tras mirarse mutuamente, su confianza se fortaleció.

Por su parte, el Necrófago sonrió maliciosamente, como quien sabe lo que está pensando su enemigo o quien ya ha visto la situación muchas veces. El combate comenzó con un hábil movimiento de teletransporte de Zack a la espalda del monstruo, lanzando un corte con su filosa espada a la parte trasera de la rodilla izquierda. Pero para su sorpresa y desgracia, su poderosa espada de poder LV4 se quebró con una rama seca al impactar con la gruesa piel del Necrófago. Una notificación advirtió al grupo de que las armas con poder inferior al LV6 no causarían daño físico a ese enemigo. En ese momento, la confianza de Zack se destruyó, al igual que su espada, y la expresión en su rostro pasó a ser de incredulidad. Más tarde, esta fue sustituida por una de intenso dolor al ser alcanzado por una patada del Necrófago propinada al girar. El lugar se quedó en silencio unos segundos hasta que el sonido del impacto de Zack con una de las paredes y su posterior caída al piso lo rompieron. El cuerpo de Zack yacía tirado en un rincón, rodeado de un gran charco de su propia sangre, mientras el gigante bromeaba sobre esperar no haberlo golpeado muy fuerte.

Adda lanzó un hechizo de curación avanzada que resultó inútil, pues las heridas del cuerpo de Zack no podrían curarse con su nivel actual. Mientras las lágrimas causadas por la frustración de no poder ayudar a su amigo recorrían sus mejillas, no se percató del hacha que el Necrófago había lanzado, alcanzándola y partiendo su cuerpo a la mitad. Inyectada en ira, Mily corrió a toda velocidad hacia el gigante, quien con sus manos desnudas intentó aplastarla contra el piso. Mily revistió un poco, bloqueando el puño con su hacha, pero al ejercer un poco de presión por parte del monstruo, su pierna derecha comenzó a ceder hasta finalmente romperse. Entonces, un muro de estacas de hielo se alzó ante ella, penetrando el abdomen del monstruo y haciéndolo retroceder unos pasos. En ese momento, recibieron una notificación de advertencia informando de la habilidad Adaptable del Necrófago, que había sido activada.

Las miradas se dirigieron hacia Luster, quien ya se había recuperado del shock causado por la muerte de sus amigos, y la ira dominaba sus sentidos. La pierna derecha de Mily estaba rota, y sin nadie que la curase, no iba a poder moverse muy lejos. Así que el Necrófago centró su atención en Luster, quien caminaba lentamente hacia su pecho, esta vez los ataques no fueron tan efectivos como el primero. Adaptable permitía al cuerpo del Necrófago aumentar sus defensas tanto físicas como mágicas y elementales cada vez que era golpeado con un ataque correspondiente. Continuaron caminando uno hacia el otro hasta que estuvieron a pocos pasos de distancia. Entonces, el Necrófago aclaró que, para este punto, ninguno de sus hechizos podría lastimarlo, pero que, por ser el primer cazador en dañarlo en mucho tiempo, lo devoraría rápido. Mientras esto sucedía, Mily trataba de llegar hasta ellos, mientras que Luster parecía haber aceptado su destino y murmuraba palabras apenas perceptibles. El monstruo asumió que se estaba encomendando a sus dioses y, sujetándolo con ambas manos, lo introdujo en su boca para comerlo. Sin embargo, cuando sus afilados colmillos atravesaron la piel del mago de hielo, se percató de la frialdad de su cuerpo. En ese momento, sus ojos negros se tornaron morados, dejando escapar espesas lágrimas de sangre. Las palabras que murmuraba Luster antes de ser ingerido no eran para encomendarse a sus dioses, sino Tumba Glacial, un poderoso hechizo que lo convertiría en una bomba de hielo. Puesto que no podía dañarlo desde fuera, acabaría con él desde el interior de su boca. Las gruesas estacas de hielo atravesaron el cuello y la cabeza del Necrófago, separándolos. El Necrófago cayó inerte y sin vida al suelo, con su sangre y carne completamente congeladas. Las lágrimas de Mily rodaban por sus mejillas, pero se congelaban antes de llegar al suelo, mientras se preguntaba por qué solo ella había sobrevivido.

La mazmorra había sido completada, y el jefe de esta había muerto. Todo comenzaba a cerrarse, y los supervivientes serían enviados de regreso a casa, donde recibirían atención de los mejores sanadores y las recompensas obtenidas. Tras esa batalla, Mily decidió retirarse como cazadora, pues en Thyrsil no hay héroes, solo cazadores.