1. Crucero

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Tal y como se había propuesto, Elisa se fue a vivir con Carlota para dejarle su apartamento a los padres de Marián, el tiempo que lo necesitarán.

Desde que la idea surgió, Elisa estaba súper feliz porque para ella, Carlota era su ídolo. Le encantaba su forma de ser, lo libre e independiente que era, lo alegre y cariñosa. Si bien era cierto que adoraba a todas las chicas, siempre se había sentido más cercana a ella, así que la posibilidad de vivir juntas, le había resultado una idea genial y por eso, su alegría cuando se concretó.

Vivieron juntas por casi un año y medio. Luego de que Valentina naciera y Marián y Alexa se mudaran a Margarita, Elisa se quedó unos meses más con Carlota. Se habían compenetrado muy bien como compañeras de piso y por ello, habían alargado la convivencia por un tiempito más.

Le enseñó a cocinar y cuando salían, le enseñó lo que no debía hacer, para realmente atraer a los chicos. No se trataba de cambiar su personalidad rosa, pero sí, de quitarle ese romanticismo excesivo que la hacía enamorarse de cuánto patán había y la dejaba llorando y triste.

Durante ese período de convivencia, Carlota le había confesado que era bisexual, que había tenido sus encuentros furtivos con mujeres y le había gustado, pero que no se veía teniendo una relación seria con una mujer. Elisa por su parte, le había confesado que al ver a Marián y a Alexa juntas, le había picado la curiosidad por probar, pero que no estaba segura de poder hacerlo realmente.

Cuando Elisa se devolvió a su apartamento, su actitud era un poco más independiente y menos infantil. Visitaba a sus padres, por supuesto, pero ya no se quedaba tanto como antes. Había aprendido a disfrutar de su casa y de su espacio.

Sin embargo, no podía negar que extrañaba a Carlota, así que le había propuesto verse cada sábado para almorzar o para cenar, dependiendo de los planes del día. De vez en cuando, Olga se les unía, pero las que habían hecho de aquello una rutina, habían sido ellas dos.

Jajajajajaja me imagino tu cara. Dijo Elisa entre carcajadas.

No te burles, que no fue nada gracioso.

Elisa más se reía pensando en lo embarazoso de la situación.

Entenderás que fue debut y despedida. Le dijo levantando la ceja. Muy linda y muy caliente la niña, pero nooooo que vaaaa, no estoy para consolarla. Lamento su pérdida, pero ah ah. Eso de que llore luego de tener sexo duro, no me agrada en lo absoluto.

No seas así Carlota. Tuvo un momento de debilidad. Quiso utilizar el sexo para aliviar el dolor de perder a su mamá y se le fue de las manos. Trató de explicarle Elisa.

Eso lo entiendo baby, pero no. Es mucho con demasiado para algo casual. Además, seguro que estando en ese estado tan sensible, termina enganchándose más de la cuenta y yo sólo quiero diversión.

Pero cumplió en lo que querías ¿No?

Bueno sí _ Admitió, recordando todas las veces que se había corrido la noche anterior. La chica es muuuuyyyy fogoza... a lo mejor la dejo en pausa un tiempo mientras arregla su asunto emocional. Concluyó como si nada.

Elisa negó con la cabeza, pues así era Carlota, práctica y sin complicaciones.

Esperemos ella también lo vea igual.

Si se pone muy intensa, un viajecito de trabajo relámpago saldrá. Le guiñó un ojo.

Tu mejor aliado.

Tu ya sabes. Se encogió de hombros con risa pícara.

Una de las cosas que más agradecía Carlota de haber convivido con Elisa, era que ahora tenía la libertad de hablar de ese aspecto de su vida que no había querido compartir con nadie más. No por pena o vergüenza, sino porque sabía que tal vez, Marián y Alexa, no lo tomarían a bien. Especialmente porque para ella, una relación lésbica no era su norte. Sólo sexo y diversión; así que no quería ofenderlas de ninguna manera.

Insospechado amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora