Elisa dejó salir todo su dolor esa noche, sabía que había hecho lo mejor, pero eso no significaba que doliera menos o que no tuviese la esperanza de que Carlota regresara... pero no sucedió.
Olga había tratado de presionarla para hacerla reaccionar, pero lo que no se esperaba era que quien reaccionara, fuese Elisa. Ni ella misma lo vio venir, pero cada palabra dicha por ambas, le abrió los ojos y allí estaba, enfrentando lo que tanto se había negado a ver durante esos meses. El vacío era enorme, no podía negarlo, pero ahora estaba más que claro que aunque Carlota sentía algo por ella, jamás se atrevería a admitirlo y mucho menos, actuar en consecuencia, entonces ¿Para qué seguir?
Olga le escribió al día siguiente para saber qué había pasado y Elisa le contó que todo había terminado, pero sin darle detalles. Olga quiso ir a verla, pero le dijo que no fuera, que necesitaba estar sola y que ya en la semana hablarían.
Elisa necesitaba asimilar todo para poder continuar como si nada... al menos, de la boca para afuera porque sabía que internamente, pasaría algún tiempo antes de poder ver a Carlota y no se le moviera el mundo entero.
El fin de semana siguiente estaría con las chicas y si quería poder disimular frente a ellas, necesitaba dedicarse a sí misma todo el tiempo posible. Y así lo hizo. Desconectó y apagó los teléfonos y solo se acostó en su cama a llorar y recordar cada momento vivido con Carlota.
Por su parte, Carlota también se quedó en su casa tratando de actuar como si todo estuviera bien. Tratando de obviar el nudo que sentía en su estómago y en su corazón. Tratando de convencerse de que Elisa había tomado la decisión correcta y debía respetarla.
Era su amiga. Su baby. Lo último que quería era hacerla sufrir, así que la mejor manera era mantenerse lejos y frenar definitivamente cualquier impulso, deseo o necesidad de ir a verla y estar con ella. Cualquier impulso de decirle que no quería dejarla y que quería hacer el intento de estar con ella en serio.
Sí, eran palabras que se le agolpaban en la garganta, pero que no sabía si podría cumplirlas, así que mejor era no decirlas. Ella no era buena para alguien como Elisa.
La semana inició con la gran pregunta de si debía o no ir a Margarita con Olga y Elisa. Todo estaba tan reciente que no se creía capaz de disimular frente a todas al mismo tiempo. Alexa la descubriría al instante y ¿Qué le iba a decir?.
Olga, si ya tenía sospechas de que algo pasaba, lo ratificaría y la pregunta otra vez sería ¿Qué le iba a decir?
Por otro lado, no sabía si Elisa querría hablar sobre lo sucedido entre ellas, así que por donde quiera que lo viera, no parecía conveniente unirse a ellas.
Las quería ver, de eso no tenía dudas, y era una de esas cosas que no quería que se vieran afectadas ¿Pero cómo evitarlo?
Después de tanto pensar, decidió que lo dejaría para el último momento.
Olga, se apareció de nuevo en el laboratorio para hablar con la encargada sobre el viaje a Margarita y de paso, buscar a Elisa y llevarla hasta su casa, le bastó verle la cara para saber que necesitaba ayuda, aunque dijera que no, así que no le dio oportunidad de negarse.
Por tu cara debo intuir que no has dormido ni un poco. Inició la conversación luego de que Elisa cerrara la puerta.
Elisa sonrió con desgano antes de responder.
No mucho. Respondió sin siquiera disimularlo. No tenía caso cuando era más que evidente.
Carlota se fue de cabezota ¿No? Asumió Olga como motivo de la separación.
Elisa sabía que no se escaparía de esa conversación, pero el nudo en el pecho le hacía difícil hablar, así que después de una pequeña pausa en la que Olga esperó su respuesta, finalmente habló.
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Insospechado amor
RomansaCarlota, una mujer independiente, segura de sí misma y pragmática, que no cree en la fantasía del amor de novela. Elisa, una mujer sensible, soñadora y enamoradiza, que desde siempre ha imaginado al príncipe azul que la haga vivir su "felices por si...