Desde el momento que bajaron del barco, una mezcla de alegría y tristeza las invadió. Alegría por haber conocido y disfrutado de todos los destinos visitados y tristeza, por lo que implicaba en cuanto al regreso a la realidad. Habían hecho un excelente trabajo echándole tierra a ese tema, pero en el interior, cada una llevaba su propia procesión.
Elisa tratando de reconciliarse con la idea de que aquella experiencia que había empezado solo para saciar su curiosidad, le había hecho descubrir mucho más que sólo una experiencia lésbica y que ahora, debía dejarla atrás.
Carlota convenciéndose que podría dejar todo aquello como una maravillosa experiencia, pero que definitivamente, no era su futuro. No era lo que quería para sí misma, aún y cuando haya aflorado emociones y sentimientos que nunca se imaginó sentiría.
Elisa era especial, de eso no había dudas, pero justamente por eso, le aterraba dar pie a iniciar cualquier otra cosa y que a la larga, la lastimara como había lastimado a todos los que en algún momento, habían pasado por su vida. Estaba convencida que no era mujer de relaciones y menos, con mujeres, así que aunque se había sentido como nunca con Elisa, se lo atribuía al amor que ya sentía por ella como amiga. Esa, era la gran diferencia entre su baby y todos los hombres y mujeres en su haber. Pero eso no significaba que una relación con ella fuese más sencilla; todo lo contrario. Sería mucho más comprometedora y eso era lo último que quería, sentirse atada a alguien.
Durante el viaje de regreso, Carlota recordó todo lo compartido el día anterior en la habitación. Elisa había tomado el mando de la situación y se había encargado de pedir un festín de comida para la estadía en la habitación. Se aseguró de tener todo lo necesario para que se alimentaran y al mismo tiempo, hacer todo mucho más divertido, así que como plato principal, pidió dos bandejas de degustación de Sushi, postre con frutas y cremas, así como también, vino y agua.
Carlota estaba impresionada con todo lo pedido, pero en cuanto Elisa con mirada pícara, comenzó a decorarle el cuerpo con diferentes tipos de roles, se había olvidado de todo y se concentró en el arte que creaba sobre sí. No solo en que los colocó en puntos muy estratégicos de su anatomía, sino que también, se dedicó a aplicarle puntitos de salsas que aparte de humedecer los roles, resbalaban por su piel. Con mucha delicadeza, limpiaba su cuerpo con labios y lengua, para luego, de forma muy provocativa tomar los roles y compartirlos con ella de boca a boca. Una manera mucho más placentera de disfrutar de uno de sus platillos preferidos, y que a parte de una comida deliciosa, fue una manera bastante sexy de saciar el hambre.
Por su parte, Elisa había dejado a un lado la presión que sentía en su pecho y se dedicó todo el día a llenar a Carlota de recuerdos únicos que la hicieran sonreír. Sabía que en cuanto retomaran su vida, Carlota podría recrear toda la experiencia con otras personas, pero se esforzó para que cada momento, no solo fuese una experiencia sexual, sino que dejara en evidencia, la fuerte conexión que sentían y que recién habían descubierto.
No podía negar que lo dicho por Carlota era cierto. Antes del viaje, su perspectiva del futuro era conocer al hombre de su vida, casarse y formar una familia, y en teoría, seguía siendo así. La incógnita era saber, si después de estar con Carlota, volvería a sentirse igual con alguien más.
No se trataba de lo físico, pues disfrutaba enormemente las relaciones con hombres, sino esa conexión tan distinta que había sentido con Carlota. ¿O tal vez se debía a su amistad con ella? No lo sabía. Era algo que debía descubrir, pero no era tarea sencilla.
El viaje de regreso, había sido muy silencioso. Cada una había estado inmersa en sus pensamientos a tal punto, que casi pasaron por desconocidas para los ojos ajenos. No había sido algo a propósito, simplemente, encontraron en las horas de vuelo y transbordo, el tiempo necesario para intentar poner en orden todo su interior.
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Insospechado amor
RomanceCarlota, una mujer independiente, segura de sí misma y pragmática, que no cree en la fantasía del amor de novela. Elisa, una mujer sensible, soñadora y enamoradiza, que desde siempre ha imaginado al príncipe azul que la haga vivir su "felices por si...