Sam, notablemente afectada por la cerveza y otras mezclas, disfrutaba la fiesta de forma extraordinaria. Había coincidido con algunas compañeras de clase y juntas compartieron risas y bebidas hasta que, debido a asuntos privados, se vieron obligadas a retirarse. Así, el pequeño grupo se apostó en un rincón, próximo a una ventana, ya que Tina les había prohibido fumar en el interior, pero Vicki se resistía a salir para encender su cigarrillo, optando por mantener el brazo que sostenía su cigarro al exterior, mientras su cuerpo permanecía dentro.
Minutos después, Sam empezó a acaparar la atención de un desconocido. Su minifalda negra y el top asimétrico con estampado de leopardo lo enloquecían, sin mencionar sus hombros desnudos, provocativamente expuestos, al igual que su pelo levemente cardado, incitando a la imaginación a descubrir que no llevaba nada más que el top en ese instante. Los movimientos de Sam eran deliberadamente pausados, ya que se mofaba de la melodía y del modo en que otras adolescentes bailaban; sin embargo, era evidente su disfrute al bailar de tal manera.
Ella se sobresaltó al percibir cómo un desconocido empezó a acercársele de manera inesperada. Al principio, pensó que no pasaría de ser un encuentro casual y decidió seguirle el juego. Sin embargo, ese no era el mayor de sus problemas en aquel momento; el alcohol había inundado sus sentidos de euforia, impulsándola a danzar al ritmo de la música junto a él. La tensión se apoderó de la escena cuando sintió que el hombre se aferraba con firmeza a su cintura, adhiriendo su torso y cadera contra su espalda y trasero de una manera demasiado descarada. Sintió el roce insinuante de un bulto prominente contra su espalda baja, y la incertidumbre se apoderó de sus pensamientos. Estaba a punto de girarse y propinarle un puñetazo, pero en el instante en que sujetó su brazo para empujarlo, una sensación inesperada la detuvo. Percibió la atractiva firmeza de un brazo tonificado y robusto, que la sostenía con una seguridad inquebrantable. Su piel era sorprendentemente suave, contrastando con la rudeza de su agarre. A pesar de que el aroma a tabaco impregnaba el aire, se mezclaba con las notas de un perfume intensamente seductor, que por alguna razón le resultaba bastante familiar.
Continuaron bailando por unos instantes más, ahora con un goce creciente compartido. La danza fue interrumpida por un giro inesperado, aunque secretamente anhelado por ambos, que culminó en el encuentro de sus labios con los del adolescente en un beso apasionado. Este beso, nacido de un impulso agresivo, se transformó rápidamente en un acto salvaje de deseo. Desde el momento en que sus bocas se unieron, jugaron una danza propia, entrelazando lenguas y mezclando sabores de alcoholes distintos en un intercambio íntimo de saliva.
Después de intercambiar unos besos apasionados, ambos decidieron apartarse para recuperar el aliento y finalmente descubrir la identidad del atractivo desconocido. Sin embargo, ella quedó petrificada al reconocer que era su detestable hermanastro, Billy, cuyo rostro reflejaba una expresión tan atónita como la suya.
—¿Sam? —exclamó Billy, su voz sonando ligeramente aguda, un efecto secundario de las copas de más que había tomado.
Con un ímpetu nacido de la frustración, Samantha empujó a Billy, aunque su esfuerzo apenas logró moverlo debido a la notable diferencia de peso y fuerza entre ambos. Sus palabras brotaban entrecortadas, cargadas de ira.
—¿Qué mierda te pasa? ¿No se suponía que estabas fuera? ¿Por qué me besas? —exclamaba, tropezando con algunas palabras a causa del alcohol, tambaleándose de un lado a otro, visiblemente afectada por la situación.
—¿Qué dices? No he hecho nada, ¡tú tienes la culpa! —replicaba Billy, alargando las palabras de manera similar, apuntando acusadoramente a su hermanastra con el dedo índice, sus párpados luchando contra la pereza.
Sam estaba a punto de estallar de nuevo, pero una sensación súbita y punzante en el estómago la detuvo. Algo que había ingerido anteriormente le estaba causando un malestar insoportable, y la urgencia de vomitar la obligó a girarse con rapidez. Desplazó a Vicki de un empujón, alejándola de la ventana, y en ese instante, su cigarro se deslizó de sus dedos, cayendo a la terraza. Fue allí donde el vómito de Sam comenzó a derramarse, extinguiendo la brasa del cigarrillo. Con el torso asomado por la ventana, la cadera de Sam permanecía dentro de la habitación, y debido a la postura adoptada, su ropa interior quedó a la vista a través de la minifalda. Esto captó la atención de algunos jóvenes cercanos, quienes no tardaron en lanzar comentarios despectivos hacia ella. Sus amigas, indignadas por la situación, se apresuraron a su lado, asegurándose de que no cayera y enfrentándose a los muchachos con gritos para que se alejaran de allí.
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𝘀𝘄𝗲𝗲𝘁 𝗰𝗵𝗲𝘀𝘁𝗻𝘂𝘁 - 𝗯𝗶𝗹𝗹𝘆 𝗵𝗮𝗿𝗴𝗿𝗼𝘃𝗲
FanfictionSamantha Danielle Mayfield finalmente toma la decisión de trasladarse a Hawkins con su hermana y su madre, así como con el nuevo esposo de esta y su arrogante hijo, William "Billy" Hargrove. Lo que ignoran es que, gradualmente, estos hermanastros de...