Comienzo

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            Ámbar Lambert Martin

  Después de comer fuimos al patio, nos sentamos debajo de un árbol, disfrutando de la brisa y de la sombra, conversamos un poco más de nosotros. El resto del día transcurrió tranquilo, seguro Matteo se había vuelto a olvidar de nosotros, nunca llegó nuestro tour, aunque gracias al cielo no volví a ver a mi “querido” profesor.

   Nos despedimos en la puerta de mi habitación antes de las 9:00pm ya que era el toque de queda, yo caí rendida apenas sentí el suave colchón debajo de mí, la estruendosa alarma del despertamdor nos dio inicio al ajetreo matutino que ahora se convertiría en mi rutina.

  Estaba frente al espejo de la habitación con mi uniforme puesto ¡Me quedó súper! No hubo que arreglar nada, era justo de mi talla, sólo puse la saya lo más a mi gusto posible, despúes de todo no sé porqué tenía que parecer una bata de casa, gracias a Dios teníamos pantalones, esos si me quedaban geniales, pero para la mala suerte de las chicas el primer día la salla era obligatoria, recogí mi pelo en una coleta con algunas trenzas y ¡ya estaba lista para mi rimer día de clases!

  Sentí mi teléfono vibrar en la cama y distraída revisé a que se debía.

   *¿Estás lista? era un mensaje de Dan

    Sip, ¿qué del ?

   Lo envié con emoción, no veía la hora de irme a clases, sí, lo sé, es raro, pero cada inicio de curso siempre es así, aunque a la semana ya esté harta, ese pensamiento me hizo soltar una pequeña risita.

  *Bueno, yo ya terminé de arreglarme, ¿Te importaría si paso por ti? Es que vamos a la misma clase y tu dormitorio me hace camino

  Al leer el correo sentí una ternura infinita, estoy segura de que le costó mucho escribir ese mensaje.

   , claro, te estaré esperando dentro si no te importa, sólo toca la puerta y pregunta por , ¿vale?

  Digamos que me gustó la sensación de nervios que experimenté al mandarlo, bien podría esperarlo fuera, pero quiero cumplir con la misión que me he puesto de hacerlo socializar un poco más.

  *Entendido, estaré allí en unos minutos confirmó, a lo que yo sonreí.

   Mientras lo esperaba me di los últimos retoques que consistía en aplicarme un labial de un suave color rojo que quedaba muy bien con mi piel y no podía olvidar el rímel en mis pestañas.

  Cuando terminé con eso escuché un leve toque en la puerta lo que me confirmó que ya había llegado, cogí rápidamente el labial y lo eché en mi mochila que ya contenía los libros que usaríamos hoy, pues sí, esta mañana resivimos un mensaje con el horario que tendríamos esta semana, la puntualidad y organización son muy estrictas, debo cuidarme de mis despistes.

- Ámbar - se acercó la dulce Emma con las mejillas un poco sonrojadas, y ya sabía a que se debía o mejor, a quien, con una sonrisa tímida continuó - Te busca en la puerta... - dejó la frase en el aire esperando una información valiosa y yo se la daría.

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