Fabricante De Lagrimas

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"Porque en las lágrimas se esconde el amor y la más compasiva de las despedidas. Son la extensión más íntima del alma, aquello que, más que la alegría o la felicidad, hace que uno se sienta verdaderamente humano".

"Es posible que nuestro mayor temor consista en aceptar que alguien puede amarnos sinceramente por lo que somos".

"¿Sabes qué es lo que hace bellas a las rosas? Las espinas. No hay nada más espléndido que algo que no puedes estrechar entre tus dedos".

"Y la niña le dijo al lobo:
—Qué corazón tan grande tienes.
—Solo es mi rabia.
Y entonces ella dijo:
—Qué rabia más grande tienes.
—Es para ocultarte mi corazón".

"Era una de aquellas risas que te hacían echar de menos algo que jamás habías tenido".

"Pero lo cierto es que… las personas a las que amamos nunca nos dejan de verdad, ¿sabes? Permanecen dentro de nosotros y un buen día te das cuenta de que siempre han estado allí, donde podías encontrarlas solo con cerrar los ojos".

"Rugir no es cosa de malvados. Rugir es propio de quien sangra y no sabe de qué otro modo ocultar su propio dolor".

"Tengo el corazón lleno de cardenales, pero el alma llena de estrellas, porque algunas galaxias de escalofríos solo brillan bajo la piel".

"No importa si eres destruido.
No importa si lo soy yo.
Los mosaicos también están hechos de cascotes. Sin embargo, mira qué maravillosos son".

"Tenías razón. Estamos rotos… No somos como los demás. Pero tal vez, Rigel, tal vez estemos rotos en pedazos para poder encajarnos mejor".

"Te amo como solo las estrellas saben amar. Desde lejos, en silencio, sin apagarse nunca".

"Las estrellas son soles. Como tú. Están muy lejos, algunas ya se han apagado. Las estrellas son soles, pero nunca dejan de brillar, ni siquiera cuando no las ves".

"Adiós —le dijo el petirrojo a la nieve, amándola por última vez—. Tenía frío, pero tú has tratado de cubrirme. Y ahora has entrado en mi corazón".

"Y así nació el amor.
Empezó a caminar por el mundo y un día encontró el Mar.
Se sintió cautivado y le dio su tenacidad.
Encontró el Universo y le dio sus misterios.
Después encontró el Tiempo y le dio la eternidad.
Finalmente encontró la Muerte. Era temible, más grande que el Mar, que el Universo y que el Tiempo.
Se preparó para afrontarla, pero ella le dio una luz como prenda.
—¿Qué es esto? —le preguntó entonces el Amor.
—Es la esperanza —respondió la Muerte—. Así, cuando te vea a lo lejos, siempre sabré que estás llegando".

"Cada uno de nosotros tiene su fabricante de lágrimas… Es esa persona capaz de hacernos llorar, de hacernos felices o de herirnos con una mirada. Es esa persona que, dentro de cada uno… ocupa un puesto tan importante que puede hacernos desesperar con una palabra. O emocionarnos con una sonrisa. Y no puedes mentirle… no puedes mentirle a esa persona porque los sentimientos que te unen a ella están por encima de cualquier embuste. No puedes decirle a quien amas que lo odias. Es así… No puedes mentirle al fabricante de lágrimas. Sería como mentirte a ti mismo".

"Te quiero como se quiere ser libre en la oscuridad de un sótano. Como se quiere una caricia, después de años de contusiones y golpes. Te quiero como solo puede quererse el cielo, que nunca se despedaza. Te quiero más de cuanto he querido cualquier color en toda mi vida. Y te quiero… como solo sé quererte a ti, única y exclusivamente a ti, que me haces más bien y más mal que cualquier otra cosa, que eres la luz y la oscuridad, el universo y las estrellas. Te quiero como solo sé quererte a ti, que eres mi fabricante de lágrimas…"

"Hay ciertas cosas que solo pueden comprenderse si se ven a través de los ojos del alma".

"No quiero tenerte sin tus demonios, sin tus defectos o tu oscuridad.
Si nuestras sombras no pueden acariciarse, entonces tampoco podrán hacerlo nuestras almas".

"Porque éramos una galaxia de estrellas, él y yo.
Un caos magnífico.
Un delirio resplandeciente.
Pero solo brillábamos estando juntos.
Y así seríamos siempre.
Difíciles de entender.
Imperfectos y fuera de lo común.
Pero inmortales".

"Vistámonos, pues, de estrellas. Caminemos entre los sueños.
Tendremos cuerpos celestes, ¿ya lo sabes?
Tú llevarás puesto mi amor como una eternidad.
Y habrá alguna luna que, al verte resplandecer, deseará el amor de un sol que la haga brillar del mismo modo".

"Y al llegar a las últimas líneas de nuestro final, supe que, si había una moraleja, en ese cuento… éramos nosotros.
Sí, nosotros.
Porque nuestras almas resplandecían con la fuerza de mil soles.
Y, al igual que las constelaciones milenarias, nuestra historia estaba escrita allí.
En aquel cielo infinito.
Entre huracanes de desventura y nubes de polvo de estrellas.
Eterna e indestructible…
Más allá de toda medida".

Autor: Erin Doom

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