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-He dicho que no quiero a ningún otro omega. Darles la noticia de que se cancela la prueba y que ya me quedaré con mi favorito.

-¿Quién es el omega que ha tenido el honor de ser su favorito, alteza? -Preguntó Seo.

-Kim Seungmin... -Sonrió de oreja a oreja-. Es el omega más hermoso que he visto en mi vida, sus hermosos ojos son lo más bello que pueda existir. Seungmin tiene una elegancia natural, su presencia es cautivadora. Sus rasgos son perfectos. Su cabello negro azabache contrasta maravillosamente con su piel pálida, dándole un aire misterioso y sofisticado. Es simplemente deslumbrante.

-Ya veo, pero, ¿cómo le daremos el comunicado al joven Kim Seungmin de que ha sido el elegido como su omega?

-De eso me encargaré yo. A partir de ahora dejaré en claro algunas nuevas reglas aquí en el castillo, las cuales diré en la reunión.

-Por supuesto, su majestad.

-Puedes retirarte.

Seo asintió y se marchó.

Y tan rápido como un abrir y cerrar de ojos la reunión ya había comenzado.

-El omega Kim Seungmin ha tenido el privilegio de ser el elegido para casarse conmigo. -Comenzó. -En primer lugar, no quiero que ningún otro alfa que no sea yo se le acerque a mi omega. Segundo, doncellas y donceles, asegurarse de que siempre esté arreglado y bonito, que no tenga un solo cabello fuera de su lugar. Tercero, reordenar sus actividades como próximo rey omega de Joseon. Sin embargo, recuerden que no quiero que esté en contacto con otros alfas. Además de que, por orden mía, pasará la mayor parte del tiempo en su habitación, a excepción del desayuno, almuerzo y cena y de sus clases de inglés y francés, quiero que rediseñen toda mi habitación, pues necesitamos espacio para que Seungmin pueda mudarse allí. Y por último, que nadie de mi harem esté en contacto con él.

-Sus deseos son ordenes, majestad.

El resto del día transcurrió normal, demasiado normal. Y lento. Y aburrido.

Pronto, la noche se asomó y a la hora de la cena Seungmin estaba en la mesa, esperando la llegada de los demás omegas.

-Disculpe -Llamó a uno de los guardias. -. Los demás omegas aún no han llegado, ¿dónde están?

-Han sido enviados de regreso. -Le respondió el guardia.

-¿Eh?

De pronto las puertas del gran comedor real se abrieron de par en par, dejando ver a un elegante rey Bang, luciendo tan hermoso y brillante como siempre, pues, era Christopher Bang Chan.

-Kim Seungmin, has tenido el privilegio de ser el elegido. -Dijo uno de los donceles que respaldaban al alfa.

-Shh, cállate, Felix. -Dijo Chan y se aclaró la garganta. -Seungmin, vas a casarte conmigo.

-¡¿Eh?! -Exclamó el omega.

-Así es. Has tenido el privilegio de ser el omega elegido para ser nuestro querido rey. Han sido enumeradas en una lista todas tus tareas, etcétera. Por cierto, la boda será cuanto antes, por lo que la corte ha elegido que se lleve a cabo mañana.

Seungmin se quedó atónito, sin palabras ante la sorprendente noticia. Su mente giraba tratando de asimilar lo que acababa de escuchar. ¿Casarse con el rey Bang? Era algo que nunca había imaginado, y mucho menos tan repentinamente.

Chan se acercó a él, sonriendo con emoción y con sus ojos brillando de una manera escalofriante.

-Te prometo que tendrás todo conmigo, Seungmin. Dejarás atrás esa vida donde te trataban mal y te humillaban, donde tenías que salir a trabajar, donde sufrías... Y se te otorgará una vida donde tú serás feliz, nadie podrá borrar tu bella sonrisa.

Seungmin asintió, todavía procesando toda la información. Aunque se sentía abrumado aún.

Muy abrumado.

Chan tomó asiento frente al omega e intentó entablar una... ¿Conversación?

-Dime tu nombre.

-Me llamo... ¿Seungmin?

-Cierto.

Seungmin podía jurar que ese hombre tenía memoria de pez, pero se dio cuenta de que ni memoria tenía.

-Edad.

-Diecisiete.

-Ok.

La "conversación" más aburrida que pudo haber tenido en sus diecisiete años de vida la estaba teniendo ahora con el rey de Joseon. Increíble. Y aburrido también.

-¿Usted qué edad tiene, majestad?

-Tengo veintiseis años.

-Es bastante joven. -Dijo, sorprendido.

-Mi ex esposo tenía casi tu edad.

-¿"Tenía"?

-Dieciocho años. Ayer era... Su cumpleaños.

-Oh...

-Pero bueno, lo importante ahora es que tú estás aquí, ¿verdad?

-Supongo.

-Bien, ahora acabemos de desayunar, que nuestro día será muy, muy ocupado hoy.

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