-Esa noche, mientras Gudako dormía, esta tuvo un sueño con la infancia de Jack, debido a su conexión Master y Servant.-
-Gudako se levanta con un hilo de lágrimas en su mejilla, ya que sentía lástima por Jack, pero por otro lado sabía que nada de lo que pasó justificaba los asesinatos posteriores.-
En Soho:
-El grupo iba en dirección a la ubicación de su informante, el cual tenía información necesaria sobre el origen de la niebla.-
Tn alter: Alrededores despejados.
Gudako: ¿Cuánto falta para llegar?
Mordred: Está en esta manzana.
-Mordred camina hasta una puerta y la toca tres veces.-
???: ¿Contraseña? -dice una voz gruesa del otro lado.
Mordred alter: Ehhh... Por más que intentes imitar su canto, el canto del ruiseñor es único e irremplazable.
???: Entren.
-La puerta se abre y el grupo ingresa a la casa.-
Tn: ¿Y dónde está el informante?
???: Aquí, imbéciles.
-El grupo dirige la mirada hacia un escritorio donde se encontraba un hombre de cabello azul usando una ropa casual similar a una pijama.-
Gudako: ¿Eres el Master del informante?
Niño: No, pedazo de... -se asusta al ver a Alter con una aura amenazante- ...niñita. Yo soy el informante. Soy el Servant Caster, Hans Christian Andersen.
Nota: Hans Christian Andersen tiene el mismo seiyuu que Dio.
Gudako: Eres el autor de La Sirenita.
Hans: Brrr -tiene un escalofrío- No me lo hagas recordar. Suficiente tenía con esa monja obsesionada con mi cuento para que ahora Disney viniera a poner su inclusión forzada en mi obra. Un chingo de videos de "ella es como yo solo por ser de color cartón" tonterías. Yo era La Sirenita original.
Tn alter: ¿Decir eso no es racista?
Hans: Nací en el siglo 19, todos éramos racistas. La diferencia es que yo lo admito.
Mordred Alter: Danos contexto.
Hans: Bien, bien. Originalmente, el sistema de invocación de espíritus heroicos no era como conocemos. Los 7 Servants invocados, en lugar de enfrentarse entre sí, iban a pelear juntos contra algo o alguien. Poco después, los magos crearon la Guerra del Santo Grial en base a dicho ritual de invocación para enfrentarse a batallas a muerte por un deseo.